Los rumanos del extranjero durante la Gran Guerra
Después de dos años de neutralidad, Rumanía entró en la Primera Guerra Mundial en 1916.
România Internațional, 22.08.2016, 13:50
Pese a ello, las pérdidas de vidas humanas y los daños materiales no fueron menos significativos. Aunque luchó durante dos años, en el gráfico de las pérdidas de militares pertenecientes a la Entente, Rumanía figura con un 6% del total de los muertos, mientras que EE. UU. figura con un 1% tras participar en el combate un solo año. En cifras, Rumanía perdió aproximadamente 500.000 militares y otros cientos de miles de civiles a causa de la epidemia de tifus. A éstos, se añade la pérdida del tesoro nacional, que había sido enviado a Rusia en 1916, de donde nunca regresaría.
Sin embargo, los rumanos del exterior lucharon durante cuatro años en la Gran Guerra. En calidad de ciudadanos de Austria-Hungría, Rusia, y de los países balcánicos, los rumanos estuvieron presentes allí donde les llamó el deber frente a los países en que vivían, y muchos de ellos sacrificaron incluso sus vidas. Los rumanos de Transilvania, Banato y Bucovina, territorios que formaban parte de Austria-Hungría, lucharon desde el principio en el frente del mayor conflicto militar de cuantos había existido hasta entonces, y cientos de milesperdieron la vida en los campos de batalla o fueron prisioneros. Los rumanos de Basarabia, territorio rumano integrado entonces a Rusia, lucharon en el ejército zarista contra las Potencias Centrales, mientras que los rumanos de Albania, Grecia, Bulgaria y Yugoslavia pagaron ellos también, el tributo de sangre a la guerra, entre 1914 y 1918.
No sólo los rumanos se encontraron en la situación de luchar en varios frentes, algunos de ellos en contra de sus propias convicciones. Las nacionalidades en Austria-Hungría manifestaron su lealtad al país y al emperador, y si al final de la guerra las cosas eran completamente distintas frente a lo que ellos habían imaginado, fue porque las opiniones cambian y los antiguos valores se derrumban. El historiador Ion Bulei declara que en la Gran Guerra no sólo los rumanos lucharon en ambas partes, sino también otras naciones como por ejemplo los polacos. Ion Bulei aprecia incluso que los rumanos estuvieron en una situación más favorable.
“Nosotros los rumanos teníamos un Estado, lo que los eslovacos, los checos y los polacos no tenían. Nosotros y los serbios figurábamos entre aquellos pueblos que tenían un núcleo alrededor del cual se podría cuajar un Estado aún mayor. Esta fue la ventaja de los rumanos. Estábamos rodeados de imperios y a disposición de los respectivos imperios, mientras que los demás pueblos estaban incluidos en un imperio, como el habsburgo, zarista o alemán. Los rumanos no fueron los únicos que estaban en una situación tan especial. El nacionalismo que dominaba el siglo XIX y los comienzos del XX, se manifestó durante la Primera Guerra Mundial con mucha vigorosidad, entre una amalgama de pueblos que buscaba cada cual su propio camino conforme al nacionalismo. Y los rumanos hacían lo mismo.
Sin lugar a dudas, el nacionalismo representó la motivación más fuerte de los combates de la Gran Guerra.El nacionalismo despertó sentimientos de fraternidad entre los hablantes del mismo idioma obligados a luchar en campos enemigos. Fue entonces cuando se produjeron los grandes procesos de conciencia entre los combatientes de ambos lados de las barricadas, aplastados entre el sentimiento del deber, del honor y de los credos personales.
En la literatura rumana, Liviu Rebreanu, en la novela, “El Bosque de los Ahorcados”, describió las dudas, las confusiones, las rebeldías del protagonista, el oficial rumano en el ejército austrohúngaro, Apostol Bologa, que coinciden con las de los demás participantes en la guerra. Las incertidumbres, el deseo de evadirse de la locura de la guerra, las esperanzas del protagonista en un mundo nuevo coinciden con los sentimientos de los demás que vislumbran el final a través de una lente apocalíptica. Al final de la guerra todo se ve distinto. Los rumanos que habían luchado en campos opuestos volvieron a encontrarse en la Rumanía Grande. En Transilvania, Banato y Bucovina, las Guardias nacionales se formaron de militares que habían regresado del frente. Fueron ellos los que defendieron las localidades y se pusieron del lado de la Asamblea Nacional de Alba Iulia que proclamaría la unión con Rumanía. El historiador Liviu Maior, autor del libro “Dos años antes. Habitantes de Transilvania, Bucovina y Basarabia en guerra, 1914-1918” ha dicho que una guerra, más allá de vencedores y vencidos, cambia percepciones y deja atrás cosas irreparables.
“El estallido de la Gran Guerra demuestra lo rápido e imprevisible que puede ser una guerra con consecuencias dramáticas para la humanidad. Fue una guerra terrible. Murieron 77.000 de los rumanos que vivían en el exterior de Rumanía, en los campos de batalla, mientras otros padecieron todo tipo de enfermedades y desgracias que una guerra trae consigo. Investigamos la vida del hombre sencillo en el medio rural durante la guerra. Todo comenzó en los campos de prisioneros donde se produjo la radicalización de los exsoldados y oficiales no sólo de los rumanos. En Transilvania hubo campos de soldados italianos y serbios como en Arad por ejemplo, donde perdieron la vida casi 4000 serbios en condiciones horrorosas. Los prisioneros italianos eran utilizados en la construcción de caminos”
Después del año 1918, el nuevo orden europeo trató de corregir las injusticias sobre los principios de las nacionalidades. Las naciones formaron sus propios Estados y las gentes volvieron nuevamente a considerarse ciudadanos. Los rumanos, independientemente de la parte de la barricada donde habían luchado entre 1914 y 1918, se unieron en la Rumanía Grande, proyecto en que habían creído y que esperaban que les trajera la tranquilidad y la felicidad.