Los comunistas rumanos antes de la instauración del régimen comunista
Antes de la instauración del régimen comunista impuesto por los soviéticos, los adeptos de la ideología comunista eran considerados idealistas. Aunque eran marginales, habían llamado la atención debido al radicalismo del modelo que proponían.
Steliu Lambru, 22.03.2015, 18:44
Antes de la instauración del régimen comunista impuesto por los soviéticos, los adeptos de la ideología comunista eran considerados idealistas. Aunque eran marginales, habían llamado la atención debido al radicalismo del modelo que proponían. En Rumanía, las ideas comunistas que tenían audiencia limitada, llegaron a ser aún más marginales cuando el comunismo se instauró en Rusia. La Rusia bolchevique se convirtió en el principal enemigo de Rumanía debido a la memoria de las relaciones históricas y de la política de agresividad promovida por la Internacional Comunista. Los rumanos consideraban que los comunistas del país habían sido pagados por la ex Unión Soviética y por eso eran sospechosos de promover intereses extranjeros.
El historiador Adrian Cioroianu es el coordinador de un volumen de biografías de varios líderes comunistas rumanos del período anterior a 1945, año en que llegaron al poder. Nombres como Vasile Luca, Gheorghe Gheorghiu-Dej, Petre Constantinescu-Iaşi, Ana Pauker, Nicolae Ceauşescu, Petre Gheorghe fueron hitos importantes del poder de Rumanía entre 1945 y 1989.
”En la proximidad de la Unión Soviética, el número de los comunistas era relativamente reducido, a lo mejor como consecuencia de los temores de estos países ante el expansionismo ruso. Creo que lo esencial en este período es separar en el discurso público la verdad apoyada en los documentos y los innumerables clichés que circulan. En el caso de Rumanía parece que el número de los comunistas existentes antes de la instauración del comunismo rondaba algunas miles de personas que, por un motivo u otro, creían que esta versión de la izquierda que se estaba experimentando en la Unión Soviética podría tener un futuro. No debemos caer en la trampa de juzgar los 30 a través de la perspectiva de lo que conocemos hoy en día. Es necesario aceptar la idea de que igual que en el caso de la extrema derecha, se trata del caso de los legionarios, cuando muchos jóvenes de calidad se dejaron llevar por sus ideas, también en el caso del comunismo hubo personas, desde abogados hasta obreros simpatizaban con los comunistas. Tenían la impresión de que el modelo propuesto por la Unión Soviética podría abrir las puertas hacia un futuro mejor.”
Intelectuales, miembros de la clase media, obreros, todos los que se adhirieron a la ideología comunista tenían sus motivaciones. Por ejemplo, paradójicamente los intelectuales llegaron a aplaudir a la Unión Soviética influidos por las ideas que circulaban en Occidente. Adrian Cioroianu.
”Había personas que paradójicamente estaban atentas a todo lo que pasaba en Occidente. En aquel entonces el número de los comunistas estaba aumentando, de aquí que personalidades como Lucreţiu Pătrăşcanu y Petre Constantinescu-Iaşi se afiliaran al movimiento comunista a través de un sindicato de Francia. Por su parte, Pătrăşcanu leía obras de escritores rusos, pero traducidas al francés. En estas circunstancias, era muy fácil caer en la trampa de imaginarse que los elementos progresistas de Occidente simpatizaban con lo que pasaba en Moscú. En la Unión Soviética, la máquina de la propaganda funcionaba muy bien. Hoy en día sabemos que importantes intelectuales occidentales de Francia, Gran Bretaña, Alemania e Italia cayeron en la red. Lo mismo pasó en Rumanía, pero a menor escala. Tampoco hay que exagerar, no se trataba de cientos de miles de personas, ni siquiera de decenas de miles. Hay que aceptar que nunca conoceremos el número exacto de los miembros del partido comunista porque cuando fue ilegalizado en 1924, era imposible guardar documentos con sus nombres. Durante el régimen comunista surgieron muchos ilegales, más de los que habían existido en realidad, de ahí el chiste: ”éramos pocos y quedamos muchos”.
¿El idealismo de los que se adhirieron al comunismo los libra de la responsabilidad por lo que siguió? Adrian Cioroianu.
”Lo que estamos escribiendo aquí es la historia de determinadas personalidades de la historia. Son algunos de los casos más conocidos y hoy en día sabemos que todos ellos, excepto Petre Gheorghe, tuvieron un papel importante también después del 23 de agosto de 1944. Al analizar la actividad de los 30 no podemos pasar por alto lo que hicieron después, ya que ellos aprovecharon las circunstancias de los 30. Alardearon de su actividad como ilegales y eso dio paso a toda una mitología. Como fue el caso de Nicolae Ceauşescu que, probablemente, es el más espectacular de todos. La línea que separa la verdad histórica de la mitología es muy fina. Los historiadores están en el filo de la navaja. Según las investigaciones que realizamos no hubo 800 o mil comunistas sino algunas miles de personas. Es difícil decir cuántos eran socialistas por convicción y cuántos eran comunistas. Durante los juicios mucho negaron su relación con el movimiento comunista mientras que, en los 40, tras llegar al poder, todos solicitaron que se les reconociera la antigüedad de su actividad.”
Se ha dicho que los comunistas rumanos de antes de la época comunista, formaban una secta mesiánica, una organización subversiva con creencias místicas pese a su ateísmo. Sin embargo, supieron ser pragmáticos cuando era necesario.