Legislación psiquiátrica y reformas en el espacio rumano
Las enfermedades psíquicas siempre han sido una fuente de dolor para los pacientes y sus familiares, y en algunas situaciones incluso la causa de muchas tragedias, como los homicidios cometidos por quienes las padecen.
Steliu Lambru, 17.07.2023, 16:56
Las enfermedades psíquicas siempre han sido una fuente de dolor para los pacientes y sus familiares, y en algunas situaciones incluso la causa de muchas tragedias, como los homicidios cometidos por quienes las padecen. A lo largo del tiempo, las sociedades y los legisladores han tomado medidas para prevenir y sancionar tales actos, codificados en el nivel de pensamiento de cada periodo histórico. En el espacio rumano también se trataban los casos de locura, como se los llamaba de manera genérica, y se sancionaban los delitos cometidos por las personas que padecían esas enfermedades.
Los códigos de leyes establecían explícitamente las medidas que debía tomar la justicia para prevenir las causas y eliminar los efectos. A lo largo de su historia, la jurisprudencia se ha ido moviendo hacia la despenalización de los infractores con enfermedades mentales. En los Principados Rumanos, los primeros códigos de leyes relacionados con este tema fueron el Libro rumano de enseñanza o Libro de leyes de Vasile Lupu, en Moldavia, en 1646, y Cumplir la ley con Dios o Libro de leyes de Matei Basarab, en Muntenia en 1652.
El psiquiatra Octavian Buda, profesor de historia de la medicina en la Universidad de Medicina y Farmacia Carol Davila de Bucarest, sintetizó su contenido desde el punto de vista de la humanización del tratamiento de los delincuentes con enfermedades mentales:
El psiquiatra Octavian Buda: “No puedo decir que sean leyes constitucionales ni códigos penales, pero son muy similares a algunos códices que regulan diversas actividades, incluidas las de carácter jurídico. Lo que me llama la atención es que se teoriza que la presencia de una enfermedad psíquica significa que un delincuente solo puede ser castigado después de una evaluación que presente la descripción de esos síntomas. Y las oraciones que hacen referencia a este aspecto son los párrafos que se denominan encabezamientos. En uno de estos encabezamientos se escribe lo siguiente: cuando alguien está loco y fuera de sí, y entonces mata a su padre o a su hijo, no se le debe castigar de ninguna manera, ya que su castigo es que está loco y fuera de sí. Es una conceptualización de un aspecto médico que es objeto de una medida de seguridad médica.
El siglo XVIII es el de las reformas modernas en Occidente. En los Países Rumanos es la época fanariota y la ola de reformas también llega aquí.
El psiquiatra Octavian Buda: “Son los fanariotas los que preparan una legislación. Alexandru Ipsilanti crea la Pravilnicea Condica (pequeño ordenamiento jurídico) en 1780. Tenemos a principios del siglo XIX, con Callimachi y Caragea, sus códigos, en 1817. Los fanariotas tenían la costumbre de traer médicos del extranjero, que se involucraran en actividades médicas. Estamos en los albores de la modernidad rumana, el primer periodo de 1800 a 1850 sigue siendo un periodo con desafíos desde el punto de vista del conocimiento.
La modernización avanzaba a pasos agigantados y el Reglamento Orgánico de principios de la década de 1830 continuó lo que se había empezado anteriormente.
El psiquiatra Octavian Buda: “El Reglamento Orgánico establece al menos dos cosas. En primer lugar, crea una entidad precursora del Colegio de Médicos, la Comisión de Médicos, y organiza aspectos relacionados con la estandarización de las prácticas médicas. Se crea una especie de autorización para la práctica libre. Es decir, no se le permite hacer a un médico lo que quiera, venir con dos o tres cachivaches y dos o tres huesos y hacer un tratamiento holístico. Hay médicos expatriados, de origen italiano y griego, que también circulaban en la época fanariota. Y la principal interacción era que esta élite de importación pudiera comunicarse, al menos aceptablemente, con la gente del medio rural, que era más bien reservada hacia estas categorías profesionales, que no entendía.
Después de leyes y reglamentos, también aparecen las instalaciones de tratamiento. Uno de los primeros de su tipo es el hospicio de Mărcuța.
Octavian Buda: En 1838, en tiempos de Alexandru Ghica, sucedió algo interesante desde el punto de vista institucional. El hospicio de Mărcuța aparece cuando una parte del monasterio sale de la jurisdicción de la iglesia y pasa a formar parte del Ministerio de Asuntos del Interior, es decir, del Ministerio del Interior. Ahí es donde comienzan a aparecer los pacientes psiquiátricos, en el sentido moderno que todavía tenemos hoy. Mărcuța empieza con el dr. Minis, de origen griego, con estudios en Leipzig; luego viene Nicolae Gănescu, también con conexiones rusas, con estudios en Járkov. Él instaura, ya en el sentido moderno —estamos allá por el año 1850—, la actividad psiquiátrica. No le preocupaba tanto la terapia ocupacional, sino los tratamientos humanos, porque en ese momento se usaban métodos de restricción como el atar a los pacientes. Él utilizaba unas tiras de lana, que no dañaban al paciente. También trajo un dispositivo electromagnético, aún no sabemos qué hacía con él. Notamos, pues, el deseo de utilizar la tecnología también. Después está la era de Alexandru Suțu, de familia fanariota, con estudios en Atenas y París. Se hace cargo de la gestión del hospital de Mărcuța y permanecerá allí durante muchos años como director. Es el médico que publica en 1877 el libro «La alienación ante la medicina y la sociedad», que es prácticamente el primer tratado de psiquiatría social y forense.
Después de que Rumanía se convirtiera en un Estado independiente, en 1878, el país desarrolló políticas sanitarias y jurídicas apropiadas. Y la psiquiatría llegaría a ser una especialidad médica en expansión.