La socialdemocracia en la Rumanía de entreguerras
Steliu Lambru, 21.10.2019, 18:07
En
la Rumanía de los años de entreguerras, y de hecho en toda Europa, cuando las
pasiones no eran inferiores a las de hoy, las personas tenían relaciones que
iban más allá de las diferencias de opciones políticas, de clases y étnicas. La
historia de la socialdemocracia en Rumanía comienza a finales del siglo XIX, en
1893, cuando fue creado el Partido Social Demócrata de los Trabajadores de
Rumanía. Pero las ideas socialistas habían entrado en Rumanía a partir de los
años 1870. En 1910 fue creado el Partido Socialdemócrata Rumano, sobre las
ruinas del antiguo partido de 1893. En 1918, el Partido Social Demócrata cambió
su nombre a Partido Socialista y nacieron varias disidencias. En 1927,
numerosos grupos socialistas formaron el Partido Social Demócrata, que existió
hasta 1945-1948, cuando fue incorporado por los comunistas.
Los
militantes socialdemócratas de la Rumanía de entreguerras procedían de
distintos ámbitos. Mira Moscovici, una de las hijas del líder socialdemócrata
Ilie Moscovici, contó en 1994 para el Centro de Historia Oral de la
Radiodifusión Rumana algunos aspectos sobre aquellos que se adherían a la
socialdemocracia:
En el antiguo movimiento
socialdemócrata, la gente entraba por idealismo. El partido no podía ofrecer
ningún beneficio, no se podría hacer carrera. Decían que la socialdemocracia
era una enfermedad de los jóvenes estudiosos. Cuando eran jóvenes, numerosos
intelectuales de mucho valor, al estar en conflicto con sus padres, con la
sociedad, hasta que construyeran su carrera, eran idealistas, románticos, por
lo tanto, socialistas. Después, con el tiempo, dejaban de serlo. Ingresaban en
otros partidos o se convertían en simples profesionales que tenían un valor
profesional especial. Muchos escritores, personas que se dedicaban al arte, a
la cultura, pasaron por el movimiento socialista cuando eran estudiantes. Ingresaban
en el movimiento sin tener ningún interés y creaban conexiones. Era peligroso
ser miembro del movimiento, y entonces se creaba lo que hoy se llama «solidaridad», yo lo llamo
«calor humano» que se necesita muchísimo.
Los nombres importantes de la
socialdemocracia rumana durante la época de entreguerras eran: Ion Flueraș,
Iosif Jumanca, Constantin Titel Petrescu, Ilie Moscovici y Șerban Voinea,
intelectuales y activistas sociales que promovían los valores sociales y los
ponían en marcha. Mira Moscovici recordó la amistad entre sus padres y Ion
Flueraș, diputado socialdemócrata en el Parlamento de Rumanía:
Flueraş fue uno de los líderes
del movimiento sindical y socialdemócrata de Transilvania. Era diputado y
quería mudarse a Bucarest. Tenía una hija que era estudiante y era de la misma
edad que mi hermana. Pensaron trasladarla en otoño a otra escuela y después
mudarse ellos. Mi madre colocó un pequeño diván en la habitación de los niños y
se quedó con nosotros. Ellos también se mudaron finalmente a la calle Brutus,
cerca de la sede del partido, cerca del Puente Izvor. Nosotros también nos
mudamos a la zona de Izvor, éramos casi vecinos y estábamos siempre juntos.
Cuando nos mudamos a Vatra Luminoasă, nuestras casas estaban al lado. Durante
la época de Antonescu, como éramos judíos, nos quitaron el teléfono, pero
podíamos usar el teléfono de Flueraş. Cuando fuimos evacuados ilegalmente de nuestra
casa, nos permitieron dejar las maletas, los muebles y lo demás en la casa de
Flueraş. Las relaciones eran muy cálidas y muy buenas.
Las relaciones humanas se
construían de forma natural y superan muchas veces los desacuerdos o las
posturas en las que las personas se encontraban en algún momento. Mira
Moscovici recordó el lugar de su padre y el hecho de que esto nunca le impidió
acercarse de alguna manera a aquellos que, teóricamente, deberían haber sido
sus enemigos:
Quiero hablar de nuevo de las relaciones humanas. En 1920, cuando mi
padre fue detenido después de la huelga general, el fiscal militar era un
capitán, Vasile Chiru. Y llegaron a ser amigos. Cuando lo llamaba a participar
en la investigación, Chiru avisaba a mi madre, quien venía con mi hermana para
poder ver a mi padre y hablar con él. El coronel Chiru, mientras tanto llegó a
ser coronel, sufrió tras el juicio de la huelga general y fue detenido durante
la época de los comunistas. Después de haber investigado a mi padre, quedaron
como amigos y colaboró con mi padre en una serie de actividades para mejorar la
vida económica en Rumanía. Durante la época de Antonescu, fue también testigo
en un juicio en el que se decidieron aspectos sobre la participación de mi padre
en el frente y su situación militar.
Las
persecuciones que afectaron a los socialdemócratas judíos durante el régimen
fascista fueron duras. Pero aún entonces la forma de actuar de algunas personas
superó los rigores del régimen, según ha afirmado Mira Moscovici.
Estas relaciones funcionaron también durante la dictadura de
Antonescu y de la rebelión legionaria. Tuvimos problemas con los vecinos que
estaban intentando ocupar la casa en la que vivíamos, y recibimos pruebas de
amor por parte del padre Bedreag de la iglesia Iancu Nou Bălăneanu del barrio
Vatra Luminoasă, quien nos llamó a vivir con ellos para no tener problemas a
causa de la rebelión legionaria. Pero no era necesario, porque siempre había
algunos amigos del antiguo movimiento que se quedaban con nosotros. Conocí
personas que eran miembros del Movimiento Legionario, de la dirección, como
Radu Mironovici. A pesar de la dureza y la actividad desarrollada dentro del
movimiento legionario, fue un hombre justo y nos ayudó.
La
socialdemocracia rumana fue parte de la realidad en una Rumanía complicada, que
todos los programas sociales y políticos quisieron moldear. Resultó una memoria
igual de complicada, en la que parte de la lección aprendida es el límite que
el ser humano siempre tiene.
Versión
española: Monica Tarău