La Securitate y el Comité de la Seguridad Estatal (KGB) en divorcio
La institución más temida del Estado comunista rumano era la Securitate, creada según el modelo del NKVD (Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos de la Unión Soviética), que posteriormente se convertiría en la KGB.
Steliu Lambru, 21.10.2024, 14:00
La Securitate tenía una estructura con un doble papel, informativo y represivo, y estuvo bajo el control total de la KBG hasta finales de la década de 1950, al igual que toda Rumanía. Pero desde principios de la década de 1960, la llamada política de independencia de Rumanía de la URSS significó un divorcio de la Securitate rumana de la KGB, una emancipación de la misma. El líder de Bucarest, Gheorghe Gheorghiu-Dej, fue quien inició el proceso de divorcio con mucho tacto.
El general Neagu Cosma era oficial de la Dirección de Contraespionaje del Departamento de Seguridad del Estado, dirección que también dirigía. En 2002, entrevistado por el Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana, contó la historia de la separación de la Securitate respecto de la KGB:
«Mientras los soviéticos estuvieron aquí y eran poderosos, tenían asesores y tenían a su gente en las palancas de mando, y en la política como en los servicios especiales, las cosas se resolvían de manera sencilla. Se resolvían como en Kremlin, con el garrote. En aquel entonces, las detenciones masivas se hacían por cosas menores, por razones justificadas o no. El papel del asesor, como oficial de la KGB, era el de asesorar al comandante de la unidad. Había un consejero a nivel ministerial, el jefe de todos los consejeros y también consejeros en las unidades. Tenía que asesorar a petición del comandante o, en su caso, del ministro. Si yo tenía un problema de orientación, de técnica, de metodología de trabajo, le daba la tarea y él, con su experiencia, eso decían, tenía que darte una solución. Y lo aplicabas o no. Este era su papel teórico. Básicamente, se implicaba en todo. De hecho, los consejeros soviéticos eran también los directores de las redes de espionaje, de sus propias redes, que existían en las estructuras de la Securitate».
Los rumanos intentaron encontrar una solución, sintiéndose asfixiados por la omnipresencia de los soviéticos. Neagu Cosma:
«En un momento dado, el ministro Drăghici, desesperado porque esta gente estaba llegando a todas partes, nos llamó y nos dijo: “Oye, ¡preparadles excursiones! A estos les gusta la pesca, les gustan los paseos, los viajes, tal vez incluso las mujeres y el vodka. Dadles lo que les guste, lleváoslos, para que no estén presentes cuando trabajéis”. Y debido a que los soviéticos fueron muy agresivos después de los eventos en Hungría, de repente nos encontramos con 6 asesores en la Dirección. No preguntamos nada a nadie, pero entonces sí que nos estaban controlando. No sabía lo que estaban haciendo. Estaban recopilando información, en realidad no tenían ninguna explicación para su presencia. Se suponía que había un asesor por comandante, según la convención del gobierno. Pero no tenían ninguna explicación, habían venido a ayudar al consejero. La explicación fue que tenían que tomarle el pulso al lugar, tenían miedo de que algo estuviera pasando aquí y los habían mandado para hacer acto de presencia».
A principios de la década de 1960, Dej decidió que se había cruzado un límite en las relaciones rumano-soviéticas. Con el fin de eliminar la presencia de la KGB se utilizó el Centro de Información y Documentación de la Securitate. Un equipo de 5 o 6 oficiales serios y discretos, coordinados por Neagu Cosma, comenzó a elaborar una tabla.
«Hasta 1962 creo que habíamos reconstituido una gran proporción, tal vez el 80% de su red en nuestro país. No teníamos ningún otro tipo de misión, sino reconstruirla, conocerla. Se hicieron algunas tablas de arriba abajo, esta era la red, con breves referencias, con breves comentarios y notas. Las tablas incluían la antigua red que operaba aquí, la red que había llegado con la división Tudor Vladimirescu, con las divisiones Horia, Cloşca y Crişan, los que habían sido enviados al país durante la guerra, en nombre de los rusos. Y estas tablas se presentaron a Gheorghiu-Dej».
La estrategia de los rumanos era simple. A los espías soviéticos se les dijo que toda su actividad era conocida, se les perdonó y se les pidió que dejaran de colaborar con la KGB. De lo contrario, caerían bajo la ley penal. La mayoría de ellos aceptaron la oferta de la Securitate. Neagu Cosma muestra cuál fue el primer criterio que sirvió de base para la inclusión en la tabla.
«Inicialmente creo que teníamos unos 180 espías en la tabla, por todo el país. A estos se sumaron los que tenían situaciones menos seguras, pero con indicios sólidos de que podrían ser espías soviéticos. Por ejemplo, regresaban de la Unión Soviética de sus estudios casados con mujeres rusas. Supuestamente, no era nada, era normal en un régimen normal. Pero con los rusos no funcionaba así, sabíamos la regla. Los que venían con mujeres rusas para nosotros eran sospechosos. Y luego, tomamos todas las chicas rusas en el trabajo, y no fueron pocas. Estaban casadas con militares que ocupaban altos cargos en el ejército y en el Ministerio del Interior, por no hablar de los problemas económicos. En el aparato político había muchos de ellos casados con mujeres rusas. Por supuesto que eran personas excepcionales y muchos cayeron como moscas, pero la medida general fue que al final los desalojamos a todos de las principales instituciones».
La Securitate y la KGB se divorciaron a principios de la década de 1960. Sin embargo, ambas instituciones conservaron, hasta 1989, el mismo carácter de instituciones represivas de un régimen político represivo.
Versión en español: Mihaela Stoian