La Rumanía de Emmanuel de Martonne
El geógrafo francés Emmanuel de Martonne fue uno de los extranjeros que más amaron la cultura rumana durante la primera mitad del siglo XX.
Steliu Lambru, 19.11.2018, 17:07
El
geógrafo francés Emmanuel de Martonne fue uno de los extranjeros que más amaron
la cultura rumana durante la primera mitad del siglo XX. Algunos incluso consideran
que fue el que más amó nuestra cultura. Fue el autor de los estudios y los
mapas de Rumanía muy importantes para la creación de las fronteras después de
la Primera Guerra Mundial. Estudiante del gran geógrafo francés Paul Vidal de
la Blache, de Martonne había comenzado a estudiar la geografía de Rumanía a
partir de los primeros años del siglo XX debido a su amistad con el ensayista
rumano Pompiliu Eliade.
Después
de la Primera Guerra Mundial comenzó otro tipo de guerra, la de los grupos de
presión y de los mapas. De hecho, la guerra de los grupos de presión fue
permanente y no fue más que la parte oculta de la guerra desarrollada
abiertamente. Gavin Bowd es profesor de lengua y cultura francesa en la
Universidad St. Andrews de Escocia. Estudiando a Emmanuel de Martonne, llegó
también a sus estudios sobre Rumanía. Bowd ha afirmado que la propaganda rumana
en la prensa francesa fue una de las mejores maneras que la diplomacia de la
Bucarest usó para alcanzar sus objetivos.
En Francia, donde habían estudiado
la mayoría de sus intelectuales, Rumanía encontró el apoyo más categórico y
concreto. El ministro rumano en París, Victor Antonescu, creó un plan para
manipular, mediante la concesión de subsidios, los periódicos franceses, y creó
una oficina de prensa el 1 de enero de 1918. Así, los rumanos inundaron la
prensa francesa con dinero para financiar los artículos favorables a la causa
rumana. Al mismo tiempo, crearon la revista
La Transylvanie, para defender
los derechos de los ciudadanos de Transilvania, el Banato y Bucovina, y un
periódico tituladoLa Roumanie. Junto a
sus actividades en el servicio del Quai d’Orsay (el Ministerio de Exteriores de
Francia), Emmanuel de Martonne contribuyó a este esfuerzo de propaganda. Por
ejemplo, en marzo de 1918, se publicóLa
Dobroudja. Esquisse historique, geographique, ethnographique et statistiquede Francois Lebrun, el
corresponsal del periódico Le Matin
en Rumanía. En el prefacio del libro, de Martonne expresa su apoyo a la
protesta rumana y afirma que no es demasiado tarde para alumbrar a la opinión
pública respecto a Dobrogea. La dolorosa paz que Rumanía tuvo que firmar con el
cuchillo en la garganta iba a ser revisada, así como iba a ser revisado también
el destino de los rumanos y de los pueblos eslavos que estaban bajo la
abominable dominación.
En su informe sobre
Transilvania, de Martonne comenzó por establecer los límites del territorio
húngaro que no concordaban con la población de lengua y cultura rumana. Además
de su rigor científico, Emmanuel de Martonne tuvo también un gran talento
literario, y su obra científica fue doblada de manera ejemplar por su dimensión
literaria. De Martonne fue fascinado por el paisaje de los Cárpatos, por
Transilvania y los campesinos rumanos. Gavin Bowd.
La obra de Emmanuel de Martonne
añade valor científico al rumanismo glorioso. Para este geógrafo, Rumanía
debería ser una nación dominada por los Cárpatos o no existir en absoluto. He
aquí una cita importante que apoya esta idea: «incluso a partir de los primeros
pasos hacia el norte, cuando uno se va de Bucarest, se ve en el cielo claro la
línea azul de los Cárpatos,la
ligne bleu des Carpathes,que es
un eco de la expresión la ligne bleu des
Vosges». Flotando muy alto sobre los campos, en los que se ve tanto que se
puede alcanzar con la mirada la riqueza de las cosechas, la sombra de los
Cárpatos se extiende por toda Rumanía. No es un límite natural, una barrera
étnica, política o económica. En ambas partes del arco montañoso, desde
Bucovina hasta las Puertas de Hierro, encontrarán aquella lengua tan cercana a
la nuestra, langue d’oc. Son las
mismas casas con los techos agudos, los mismos trajes pintorescos, y parece que
uno vuelve a descubrir la túnica y los pantalones de los dacios que están en la
Columna de Trajano. Los mismos carros primitivos tirados por vacas, las mismas
canciones y los mismos bailes, el mismo ideal. La frontera no existe para un
pastor y su manada.
El gran hito de los rumanos y Emmanuel
de Martonne, junto a ellos, fue el alegato para la Rumanía Grande. Gavin Bowd.
A partir de enero de 1919, el
peritaje geográfico de Emmanuel de Martonne fue puesto a prueba en la
conferencia de paz de Versalles. En 4 largos estudios sobre las 4 provincias
pedidas, Rumanía, como está hoy como una entidad especial organizada, centró la
atención en sus reflexiones. De Martonne usó el lenguaje cartográfico para
apoyar a la causa rumana. El título de su mapa, La distribución de las nacionalidades en los territorios en que dominan
los rumanos, está lejos de ser considerado un título neutro para un mapa.
El título dirige al lector a una cierta parte. El uso del color rojo, y no fue
el único que lo usó, para representar a los rumanos destaca aquellos
departamentos donde predomina la población rumana. Además, el mapa de Martonne
elimina de todos los departamentos a las minorías que no alcanzan el 25%.
Coloreando los departamentos usando el color de la mayoría, las nacionalidades
urbanas eran representadas por unos segmentos de pequeñas dimensiones. Aquel
enfoque cartográfico mostró la influencia de su mentor, Vidal de la Blache, que
favorecía a las regiones menos desarrolladas y más agrícolas, donde se suponía
que había una consonancia entre la gente y la tierra. Así, la geografía
regional y la afición por el campesino rumano funcionaron juntos.
En la conferencia de paz, ganó
la afición de Emmanuel de Martonne por Rumanía. Fue la victoria de una fe y de
un deseo de conocer.