La minoría judía en la Gran Rumanía
La presencia de judíos en el espacio rumano está atestiguada desde la Edad Media, cuando las comunidades de religión judaica vivían tanto en zonas dentro de los Cárpatos como fuera de ellos.
Steliu Lambru, 04.04.2022, 15:33
La presencia de judíos en el espacio rumano está atestiguada desde la Edad Media, cuando las comunidades de religión judaica vivían tanto en zonas dentro de los Cárpatos como fuera de ellos. Las comunidades de judíos se podían encontrar tanto en áreas rurales como urbanas, contribuyendo constantemente a la cultura y civilización locales. Antes de que la gran tragedia del Holocausto los golpeara con fuerza, las comunidades judías en Rumanía contribuyeron a la sociedad rumana y al mundo entero con eruditos, médicos, abogados, ingenieros, empresarios y personas de gran valor cultural. Tras el final de la Segunda Guerra Mundial y el nacimiento del Estado de Israel, al que los judíos rumanos dieron una contribución muy importante, el número de miembros de las comunidades judías en Rumanía disminuyó drásticamente. Los datos del censo posterior a 1989 registraron solo a unos miles de personas.
En la Gran Rumanía, según el censo de 1930, el número de judíos era de 756 930. Las comunidades más numerosas y fuertes eran las del norte de Rumanía: Transilvania del Norte, Maramureș, Bucovina y Besarabia. Después de 1918, el Estado rumano se había comprometido a respetar todos los derechos de las minorías y, por lo tanto, toda la legislación se corrigió o se planteó de esta manera. Al igual que las otras minorías, los judíos en Rumanía también se beneficiaron de libertad económica, libertad de religión, de expresión, de educación y de prensa en su propio idioma, de la ciudadanía rumana y del derecho al voto. Antes del comienzo de las persecuciones antisemitas del año 1938, los judíos en Rumanía estaban integrados como cualquier otro grupo étnico rumano, tal y como lo demuestran las entrevistas realizadas durante las décadas de 1990 y 2000 por el Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana.
Nicolae Catone del municipio de Salva, provincia de Năsăud, en el norte de Rumanía, fue un trabajador ferroviario durante el período de entreguerras. Militó en el Partido Nacional Campesino y en el 2000 recordaba a los judíos de su comunidad.
«Había judíos en nuestra localidad, el más famoso y rico era un tal Aaron. Tenía una tienda de gasolina, de gasóleo, de cereales. Y fue en un día de Pascua que su tienda de gasóleo se incendió y se quemó. Había muchos judíos aquí mismo en nuestro municipio, pero no teníamos problemas con ellos, nos llevábamos muy bien. Nosotros teníamos dos vacas lecheras, recuerdo, y había una mujer judía al otro lado del río que tenía 4 hijos. Ella venía a por leche, ordeñaba nuestras vacas, nosotros no las ordeñábamos. Cocía los litros de leche y se iba, y después venía y lavaba las vacas. Yo no tuve ningún enfrentamiento con los judíos».
Adela Feiden era de la ciudad de Vatra Dornei y en 1998 hablaba sobre las fiestas a las que asistía de niña en la localidad donde había tres sinagogas.
“Yo iba a todas las celebraciones. Los templos siempre estaban abiertos, nadie nos prohibía ir a las celebraciones. El teatro judío también vino a la Casa de la Cultura, al Casino, donde estaba permitido y donde había un teatro. En las grandes fiestas, en Hanukkah por ejemplo, venía el rabino jefe. Después de eso, venían otros y todos se reunían en la sinagoga y nos contaban sobre la fiesta, lo que significaba. Y eso lo hacíamos muchas veces en Pascua, los dos primeros días de Pascua íbamos a la sinagoga”.
Ludovic Kahan era de Baia Mare. Hijo de un pequeño comerciante de ganado, trabajaba como empleado en la fábrica Phoenix de metalurgia no férrea.
«En 1885 se puso en funcionamiento la sinagoga, que aún hoy se conserva. La comunidad siempre se mantuvo en el rito ortodoxo y el judaísmo jasídico de Satu Mare tenía una fuerte influencia. También se sabe que había un fuerte movimiento sionista. En cuanto a la población de la ciudad en 1890, según las estadísticas de la época, la ciudad contaba con 9868 habitantes, de los cuales 702 eran judíos. En 1910, de 12 877 habitantes, 1402 eran judíos, en 1930 de 13 904 también 2030 eran judíos, y en 1941 de 21 404, 3623 eran judíos. Así que siempre hubo un porcentaje alto. Del 7 % llegó hasta el 16 %”.
El rabino Ernest Neumann de Timișoara contaba en 2002 que antes del Holocausto, no se había informado de problemas entre los rumanos y los judíos.
“Los ciudadanos de esta zona de Transilvania, que habían estado durante mucho tiempo bajo Austria-Hungría, eran más tolerantes, más comprensivos con los hijos del pueblo judío, conviviendo en relativa paz y entendimiento a lo largo de la historia. No se podría decir que el pueblo rumano no es un pueblo amable y benévolo. Crecí entre campesinos que llevaban zuecos y nos llevábamos muy bien y no se hacía la distinción de que alguien fuera judío o húngaro o rumano. No existían barreras divisorias, que se crean de manera absolutamente artificial sobre cualquier criterio, nacionalidad, religión o raza, porque todas ellas son ajenas a una concepción racional del hombre”.
Todos los testimonios del Centro de Historia Oral, entre otros, hablan de una vida normal entre la mayoría de personas y las comunidades judías de antes de los años 1938-1940 y el Holocausto. Pero esos años y los que seguirían hasta 1945 cambiarían por completo la historia.