La matanza de Odessa
La matanza de Odessa tuvo lugar entre el 22 y el 25 de octubre del año 1941, días en que el ejército rumano detuvo a la población judía de la ciudad y la mató.
Steliu Lambru, 20.08.2018, 15:40
La matanza de Odessa tuvo lugar entre el 22 y el 25 de octubre del año 1941, días en que el ejército rumano detuvo a la población judía de la ciudad y la mató. El acto fue calificado de represalia contra los judíos sospechosos de minar y volar el Cuartel General del ejército rumano.
En la noche del 22 de octubre de 1941, una bomba mató a 16 oficiales rumanos, incluido al comandante militar de la ciudad, el general Ion Glogojanu, a 46 soldados y suboficiales, a varios civiles y a cuatro oficiales alemanes de marina. Como los verdaderos autores nunca fueron capturados, los militares rumanos desataron una operación de represalia contra los judíos de la ciudad considerados simpatizantes de los soviéticos y de los guerrilleros. Encargado de la dirección de las operaciones que perseguían acabar con los judíos, el general Iosif Iacobici informaba que numerosos judíos habían sido ahorcados en las plazas públicas, otros habían sido fusilados sin dar el alto y otros habían sido transportados a las afueras de la ciudad para ser ejecutados. El número de víctimas varía entre 22.000 y 40.000 judíos.
El archivista Florin Stan, de los Archivos Diplomáticos del Ministerio rumano de Exteriores, escribió un libro de historia de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial en que anota que las circunstancias de la masacre tienen que ver con las luchas libradas desde el comienzo de la guerra.
“Para comprender qué ocurrió en el mes de octubre del año 1941, debemos volver atrás en el tiempo para ver algunos puntos de referencia de la situación del frente después de la liberación de Besarabia y Bucovina del Norte, realizada al final del mes de julio de 1941. El 6 de agosto del año 1941, en Berdicev, en la Ucrania actual, el dirigente del Estado rumano, Ion Antonescu, celebró un encuentro con Hitler en el Cuartel General de éste en el frente oriental y le confirmó la decisión de la dirección del Estado rumano de continuar las operaciones militares en el Este, junto con las fuerzas de la Wehrmacht. Un investigador de aquel período subrayó que de todos los Estados aliados y asociados al Reich sólo dos pueden ser considerados participantes al lado de Alemania en la guerra antisoviética, estos son Finlandia y Rumanía, que actuaron en las extremidades del frente oriental beneficiándose de una amplia autonomía por parte de Alemania. Era consabida la ambición de Antonescu de evidenciar el potencial del ejército rumano en el marco de aquella guerra de liberación y conquista de Odessa, un punto estratégico muy importante del frente oriental.”
A principios de los años 40 del siglo pasado, el antisemitismo había tocado techo. Esta ideología del odio, de la intolerancia y del racismo se había transformado en una forma de organización de la vida diaria. Los clichés utilizados por la propaganda de guerra representaban verdades incontestables. Florin Stan considera que el antisemitismo representó una actitud que precedió la masacre de Odessa, un efecto lógico del clima de odio que reinaba en Europa, especialmente para justificar los fracasos.
“El hecho de que la lucha de liberación de Odessa se prolongaba determinó al gobierno, y a la dirección del Estado rumano, buscar explicaciones. De esta manera, el 5 de septiembre del año 1941, Ion Antonescu declaraba, ni más ni menos, que Satanás representaba al judío. Textualmente, se afirmaba que «sin los comisarios judíos hubiéramos liberado ya a Odessa». Un informe de los servicios de inteligencia del períododel 10-14 de septiembre de 1941 concluía que todos los judíos llevaban una guerra contra las tropas rumanas. Llegamos a los momentos condenables, a generalizaciones que proyectaron encima de la población judía en su totalidad la culpabilidad de unos enemigos que luchaban contra las tropas adversas. Hasta analizar los días, 22, 23 y 25 de octubre, antes de la masacre de Odessa y del crimen de Dalnic, hay que tener en cuenta lo que ocurrió entre el 16 de octubre y el momento del inicio de la matanza. El 16 de octubre tuvo lugar la conquista de Odessa, la entrada de las tropas rumanas en la ciudad que prácticamente había sido abandonada por las tropas operativas de los soviéticos. Inmediatamente después, las patrullas rumanas empezaron a marcar las viviendas de los judíos. Luego, el 18 de octubre en la prisión local fue creado el gueto de Odessa y hasta el momento de la explosión, una parte de los judíos que sabían que iba a ser expulsados fue despojada de sus bienes. En esto podemos descifrar la premeditación.”
Hubo también personas que reaccionaron ante los horribles crímenes. Incluso las autoridades llegaron a la conclusión de que la culpa no se podía establecer fácilmente. Florin Stan:
“Se conoce la actitud del alcalde de Odessa, Gherman Pantea, que en los albores del 23 de octubre, se quedó horripilado por lo que veía en las encrucijadas de la ciudad. Estaba indignado y transmitió a los oficiales que aquel crimen iba a manchar a Rumanía ante los ojos del mundo civilizado sobre todo porque no se había comprobado que la gente ejecutada tuviera alguna culpa. Se inició una investigación a raíz de la cual el general de gendarmes Constantin Vasiliu le presentó en el mes de noviembre de 1941 a Ion Antonescu las conclusiones y transmitió que las víctimas no tenían la culpa de la explosión del Cuartel General”.
La matanza de Odessa del mes de octubre del año 1941 fue una de las graves acusaciones en contra del grupo de Ion Antonescu integrado por cuatro acusados. Condenados a la pena capital los cuatro fueron fusilados en el mes de junio del año 1946, y en 2006, cuando uno de los hijos de los cuatro condenados interpuso recurso, el Tribunal de Apelación de Bucarest reconfirmó el fallo de hace 60 años.