La marina militar rumana en la Segunda Guerra Mundial
Las principales misiones de lucha de la marina militar rumana en la Segunda Guerra Mundial fueron acciones contra la Unión Soviética.
România Internațional, 18.07.2016, 08:30
En ellas participaron también los tres submarinos: “Delfinul (“El delfín), “Marsuinul (“La marsopa) y “Rechinul (“El tiburón). “El delfín era el mayor de ellos y fue el único que hundió a un carguero ruso, Ural. Los marineros del submarino “El tiburón se unieron a los esfuerzos en la guerra de la marina rumana y, aunque no se implicaran en los enfrentamientos al enemigo, participaron en las misiones de espionaje y disuasorias de las operaciones soviéticas en el mar Negro. Construido en los Astilleros de Galaţi entre 1938 y 1941, “El tiburón tenía 70 metros de largo, 6,5 metros de ancho y tenía dos motores diésel y dos motores eléctricos. Los motores diésel tenían 800 caballos de fuerza cada uno y los motores eléctricos, 600 caballos de fuerza cada uno. El submarino tenía un equipo formado por 45 marineros.
Alexandru Greceanu fue oficial en la Marina Real Rumana y miembro del equipo del submarino “El tiburón. Entrevistado en 1995 por el Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana, Greceanu contó en qué misiones participó con el submarino. Al tener en cuenta la característica del mar Negro, un mar cerrado, los submarinos tuvieron un papel de protección y bloqueo de los buques de guerra en los respectivos puertos.
“La primera misión del submarino “El tiburón fue una combinación entre la acción de guerra y el entrenamiento de la tripulación. Era una patrulla en la costa de Anatolia para encontrar las conexiones comerciales desarrolladas en el mar Negro entre los puertos rusos y los puertos de Turquía. En esta misión, el 21 y el 22 de abril de 1944, período en el que las Naciones Unidas ejercían presión militar, psicológica y política sobre Turquía para atraerla a su lado en este conflicto, fue necesario asegurar la certeza de que Turquía no se aliaba a las Naciones Unidas. Por ello, recibimos un radiograma en el que nos pidieron que hiciéramos una prospección, es decir visitar todos los puertos turcos, por supuesto sin entrar, y ver cuál era el puerto más dotado respecto a los buques de carga y descarga. Teníamos que colocarnos delante del respectivo puerto, para poder intervenir y bloquear torpedeando a los buques de aquel puerto si Turquía entraba en la guerra como aliado de las Naciones Unidas. El puerto fue identificado al cabo de tres días, era el puerto de Sungula, a través del cual Turquía hacía el 80%-90% del tráfico y la exportación de carbón, el puerto principal en una región carbonífera. Descubrimos 5-6 buques, nos colocamos delante del puerto, justamente en la entrada, y nos quedamos allí 24 horas. Al cabo de las 24 horas recibimos el informe de que Turquía se había negado a entrar del lado de las Naciones Unidas porque éstas no aseguraron la guardia de sus costas. Así cambió nuestra misión por disposición telegráfica y pasamos delante del puerto de Batumi para bloquearlo.
Además de las misiones de patrulla, “El tiburón tenía que estar preparado para atacar y contraatacar si lo descubrían. A pesar de poca importancia estratégica del mar Negro, era un teatro de guerra de los nervios. He aquí la declaración de Alexandru Greceanu:
“El segundo periodo de la primera misión, que fue en la costa del Cáucaso, no fue un periodo de simple supervisión. Fue un periodo de escaramuza, porque sabiendo que su flota estaba bloqueada en los puertos del Cáucaso, los cazadores de submarinos soviéticos desarrollaban muchas patrullas, con aviones y cazadores navales, para que descubrieran los submarinos de la zona. Esto nos hacía cambiar la zona cada dos o tres días, de un puerto a otro, para que nos perdieran el rastro. Además, también teniendo en cuenta la temporada, porque era casi junio, el día era muy largo y la noche muy corta, sólo teníamos 3 o 4, como máximo 5 horas cada noche para salir a la superficie para la realimentación con aire. Durante aquel tiempo se tenían que hacer absolutamente todas las operaciones relacionadas con el medio ambiente y así en adelante.
Las misiones de los marineros del submarino “El tiburón fueron cada vez más difíciles a medida que el enemigo se mostraba más fuerte. Alexandru Greceanu contó su segunda misión en aquel submarino cerca de las costas soviéticas:
“La segunda misión tuvo lugar después de un mes. Regresamos de la primera misión el 15 de mayo y la segunda misión comenzó el 15 de junio y acabó el 29 de julio. Esta segunda misión fue un intento de bloquear los transportes de la costa del Cáucaso a Sevastopol, que mientras tanto había caído y era necesario bloquear, tanto como fuera posible, los transportes de armamento y gente a Crimea. Fue un periodo muy difícil, porque la aviación, los cazadores de submarinos y la flota soviética que había salido del Cáucaso estaban navegando a una milla, una milla y media de distancia de la costa. Hacían una navegación costera acompañada y protegida para que no pudieras acercarte a ellos. No pasaron tres días sin descubrirnos, sin atacarnos, sin tener que superar el nivel máximo de profundidad.
Al final de la guerra, tanto “El tiburón, como los otros dos submarinos rumanos fueron capturados por los soviéticos como botín de guerra, siendo empleados como piezas de cambio.