La historia de la prensa de Rumanía. La prensa estudiantil entre 1970 y 1980
Durante el régimen comunista, la prensa estaba ideológicamente controlada, tuvo una evolución difícil y coincidió con los períodos de transformación del mismo régimen.
Steliu Lambru, 01.10.2014, 17:47
Durante el régimen comunista, la prensa estaba ideológicamente controlada, tuvo una evolución difícil y coincidió con los períodos de transformación del mismo régimen. En los años cincuenta y en la primera mitad de los años sesenta, a causa de la rigidez y el dogmatismo del régimen, la prensa tenía un tono militante, histérico y agresivo. La relajación ideológica de la mitad de los años sesenta hizo que cambiara la cara de la prensa. Aunque no cesaran la presión ideológica y la censura, las publicaciones adoptaron un tono más moderado y aumentó la importancia de los artículos escritos de manera profesional.
La prensa estudiantil fue únicamente una pequeña parte de la prensa central y copió su estilo. La liberalización a mitad de los años sesenta se centró sobre todo en la prensa estudiantil, para ver las tendencias de las nuevas generaciones. Se crearon revistas mucho mejores desde el punto de vista cualitativo como Echinox, en el centro universitario de Cluj, Alma Mater y Opinia studenţească (La opinión de los estudiantes), en Iaşi. Constantin Dumitru fue redactor jefe adjunto de la revista Opinia studenţească creada en 1974 y recuerda como se hizo la reforma de la prensa estudiantil:
“Los inicios de la prensa estudiantil datan de 1968. No es una coincidencia, se trata de ese maravilloso año que significó mucho para Rumanía. Por supuesto que la prensa estudiantil empezó a manifestarse incluso más temprano, en 1964. Pero eran variantes al estilo soviético, de pequeño periódico, al estilo de “la hoz y el martillo”. La verdadera prensa estudiantil empezó a desarrollarse en 1968. Voy a ser honesto, esto se debe a una decisión del Comité Central, del mismo Ceauşescu, que entonces quiso ver cómo pensaba la gente. Fue un experimento, a Ceauşescu lo aconsejaban unos profesionales. Fue un momento que yo personalmente sentí, un momento de libertad de prensa, incluso de la prensa comunista. Pero no podían hacer ese experimento en el periódico Scânteia, hubiera sido aberrante.”
El nuevo estilo de la prensa en el comunismo significaba también el refinamiento de las prácticas de la censura representada por la Dirección de la Prensa. Y los periodistas tenían que luchar de manera más sutil. Nuevamente ante el micrófono, Constantin Dumitru:
“La institución de la censura era la Dirección de la Prensa. Estaba formada por personas especializadas en descifrar los textos, en ver lo que había detrás, y si de manera directa o indirecta, subliminal, los intereses políticos del comunismo se veían atacados. Desgraciadamente, para la Dirección de la Prensa trabajaban, con algunas excepciones, unas bestias que creían que “subliminal” era de todas formas una palabra peligrosa para el comunismo. Recuerdo como nosotros, los estudiantes, nos burlábamos de ellos, con gran humor. Nos burlábamos de ellos cada vez que se podía. Y siempre se podía, porque eran tontos e incultos.”
Una medida pérfida del régimen fue la de pasar a los jefes editoriales las responsabilidades de la censura. A pesar de ello, hubo también grandes problemas. He aquí la declaración de Constantin Dumitru:
“El Partido Comunista tomó una medida genial. Yo viví la censura desde que empecé el trabajo de periodista, a los 18 años de edad, hasta que dejó de existir. ¿Por qué? Porque el Partido Comunista fue bastante inteligente para eliminarla. Y nos llamaron a nosotros, los redactores jefes y los redactores jefes adjuntos y nos dijeron: a partir de hoy la censura deja de existir. ¡Qué alegría! Vosotros sereis la censura. Y la alegría pasó. Normalmente, la palabra del redactor jefe era decisivo, nadie verificaba al redactor jefe. Prestaban mucha atención únicamente si había algo evidente. Era importante que Ceauşescu no saliera con un barco detrás, calvo, ciego. Pero todavía salían cosas. Por ejemplo, vino un presidente de Francia que era muy alto. Ceauşescu lo recibió en el aeropuerto. La foto era ridícula. Además, Ceauşescu tenía el sombrero en la mano. El presidente era muy alto. Y, entonces, le pusieron un sombrero en la cabeza, pero se olvidaron de quitarle el otro sombrero de la mano. Y se publicó en el periódico Scînteia la foto con un sombrero en la cabeza y otro en la mano. Despidieron a algunas personas y esto fue todo. La estupidez sustituía a la libertad. No se intentaba provocar una revolución, muchas veces se cometía una tontería cualquiera.”
En la actualidad, Constantin Dumitru opina que a pesar del rigor de la censura, se podía hacer prensa honorable. Sin embargo, esto dependía de la conciencia de las personas que asumieron de manera decente el trabajo de periodista:
“Por lo menos en la revista Opinia studenţească no hicimos propaganda. Los editoriales se pueden publicar hoy, y es posible que estén mejor escritos que los textos actuales. Dependía también de cómo jugabas. La revista Echinox también tenía editoriales cualitativos. Para algunos, el editorial era un texto en el que podían escribir cualquier cosa. El editorial representaba el respeto, la obediencia de una publicación. Por lo menos en la prensa estudiantil cualitativa, esto no pasó. El editorial tenía un sentido totalmente distinto. No se hacía política. En la revista Opinia studenţească, que estuvo bajo mi dirección entre 1974 y 1975, no se publicó siquiera un artículo elogioso. Ni siquiera una línea. Es decir que fue posible.”
La prensa de los años 1970-1980 fue representativa para la situación política, económica, social y cultural de aquellos años. En la historia, representa un capítulo de un régimen detestable en el que la sociedad tenía esperanzas totalmente distintas a lo que el régimen proponía.