La flota militar rumana en la Segunda Guerra Mundial
La historia de la flota militar rumana comienza a mediados del siglo XIX, cuando tras la unión de los dos principados, Moldavia y Valaquia, se unieron las flotas mercantes fluviales de ambos.
Steliu Lambru, 30.09.2024, 14:58
La historia de la flota militar rumana comienza a mediados del siglo XIX, cuando tras la unión de los dos principados, Moldavia y Valaquia, se unieron las flotas mercantes fluviales de ambos. Hasta entonces, estos principados carecían de flotas militares fluviales y marítimas, porque no tenían este derecho, al estar bajo el control del Imperio Otomano y no tenían acceso al mar. En 1878, después de que Dobrogea pasara a formar parte del Estado rumano y se abriera a los mares y océanos, comenzó la historia de la flota marítima rumana.
La flota militar fluvial rumana participó en la guerra ruso-rumana-turca de 1877-1878 a través de las operaciones militares en el Danubio. Los barcos rumanos comandados por Nicolae Dumitrescu-Maican e Ioan Murgescu instalaron presas en el río, atacaron a los barcos otomanos, bombardearon las posiciones otomanas en la orilla sur del Danubio e incluso lograron hundir dos monitores turcos.
En el siguiente período, la Armada rumana continuó desarrollándose y beneficiándose de los programas de dotación con buques de combate. En 1907, se pusieron en servicio cuatro monitores y ocho barcos fluviales para vigilar y defender el Danubio. En la campaña de la Primera Guerra Mundial, la flota militar en el Danubio participó en la batalla de Turtucaia en 1916 y en la retirada del ejército rumano de Dobrogea. Al año siguiente, 1917, los barcos militares rumanos en el Danubio comandados por Constantin Bălescu bombardearon las posiciones de artillería alemana en la ciudad de Tulcea y liquidaron la rebelión de los barcos rusos en el delta del Danubio.
Después de 1918, continuó la dotación de la flota militar rumana. Entraron en servicio nuevos tipos de buques militares para la flota marítima, como los destructores Mărășești, Mărăști, Rey Fernando y Reina María, el primer submarino rumano Delfín y la segunda generación del barco escuela Mircea.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la Armada rumana se enfrentó a dos grandes unidades, la División Marítima y la División del Danubio. La División Marítima contaba con 4 destructores, 3 torpederos, 3 dragaminas, un submarino, 3 lanchas torpederas, 8 remolcadores y una flotilla de hidroaviones. La División del Danubio constaba de 7 monitores y 6 lanchas torpederas. La costa rumana del mar Negro estaba defendida por un dique de minas a 12 millas náuticas y por artillería costera. Debido a la desproporción a favor de la Armada soviética, la Armada rumana tuvo una actitud defensiva en la primera fase de la guerra.
El 26 de junio de 1941, pocos días después de la entrada de Rumanía en la guerra de liberación de Besarabia y Bucovina anexionadas por la Unión Soviética en 1940, los destructores Mărăști y Reina María y los batallones costeros de Dobrogea hundieron el Moskva, el buque insignia de la flotilla soviética que se acercaba a la costa rumana, y dañaron el destructor Járkov. A medida que el frente avanzaba hacia el este, la armada rumana comenzó a apoyar a las tropas de tierra que luchaban en Odessa y Sebastopol. Hasta el 23 de agosto de 1944, los barcos soviéticos no se acercaron a la costa rumana, pero los submarinos soviéticos eran un verdadero peligro. Una operación a gran escala en la que participó la Armada rumana fue la evacuación de las tropas rumanas y alemanas de la península de Crimea conocida también como Operación 60 000. Las fuentes muestran que esa operación permitió rescatar a unos 36 000 soldados rumanos, 584 000 soldados alemanes, 720 soldados eslovacos y 25 000 prisioneros y ciudadanos soviéticos.
Después del 23 de agosto de 1944, cuando Rumanía se unió a los aliados, la Armada rumana quedó bajo control soviético y sus barcos y personal fueron arrestados. En 1999, el oficial Nicolae Koslinski, hijo del almirante Gheorghe Koslinski, que murió como prisionero político en la prisión de Aiud en 1950, contó al Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana cómo se encontraba en el torpedero Volcán la noche del 4 al 5 de septiembre de 1944.
«Sobre las 4 y media de la mañana, al oír unos ruidos fuera, salté de la cama, tomé la pistola y la guardé en el bolsillo de mi pantalón. Me dirigí a la puerta donde el operario de guardia me dijo que venían unos rusos. Y realmente, en el dormitorio más grande donde dormía, entró un hombre ruso apuntándome con una balalaica, seguido de otros, que me pidieron que les diera la pistola. Primero les dije dobri vecher y parecieron un poco sorprendidos, luego me pidieron el arma. Levanté las manos y dije: niet pistola. Un suboficial ruso se acercó a mí y me tocó el bolsillo. Pero, probablemente, al ser la pistola tipo Beretta pequeña y con el pañuelo encima, no se dio cuenta de que estaba allí. Me miró la mano en la que tenía el cinturón enrollado y me lo quitó, pensó que era una pistola. Nos dijo que nos vistiéramos y que iríamos a una reunión en la estación marítima».
Los barcos rumanos fueron llevados a la URSS, y en el camino, por razones desconocidas, se hundieron el cañonero Dumitrescu y el submarino Marsopa. Unos años más tarde, las autoridades soviéticas devolvieron al gobierno rumano 23 barcos, la mayoría de ellos viejos y no funcionales, entre ellos dos destructores, algunos torpederos y algunas cañoneras. Sin embargo, cabe señalar que, entre los marineros rumanos, se reclutaron participantes en el movimiento de resistencia anticomunista, como el almirante Horia Macellariu.
Versión en español: Mihaela Stoian