La Facultad Obrera
El Partido Comunista tomó el poder en Rumanía el 6 de marzo de 1945, con el apoyo soviético, e inició inmediatamente la transformación de la sociedad según el modelo soviético.
Monica Tarău, 25.04.2016, 17:07
El Partido Comunista tomó el poder en Rumanía el 6 de marzo de 1945, con el apoyo soviético, e inició inmediatamente la transformación de la sociedad según el modelo soviético. La reforma de la enseñanza de 1948 facilitó la aparición de una rara institución de enseñanza: la Facultad Obrera. La ideología comunista había considerado la universidad una forma de manifestación de la explotación capitalista. Como el obrero se había convertido en emblema del régimen comunista y todo se miraba desde su punto de vista, la universidad tenía por objetivo hacer de la persona educada según el espíritu obrero un nuevo tipo de persona. La Facultad Obrera tenía que formar nuevas personas, que sustituyeran a las antiguas. Después, tenía que asegurar el control. Mediante esta facultad, el régimen podía controlar a las masas de jóvenes estudiantes.
Andrei Banc fue periodista de radio y televisión y estudiante a mediados de los años 1950, cuando la facultad obrera alcanzó su auge. En una entrevista concedida en 2002 al Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana, Banc presentó brevemente la manera en la que ingresaban los estudiantes en la Facultad Obrera:
“Cuando ingresé en la facultad, en 1955, el régimen comunista apenas funcionaba desde hacía 10 años, o 9 años, si contamos que las elecciones de 1946 representaron su inicio. En 9 años tuvo que crear todo un aparato público. De esta manera, muchísimos obreros, es decir gente con buen expediente, de ¨origen sano¨, consiguieron obtener cargos directivos, otras veces cargos de ejecución, pero eran personas que ni siquiera habían terminado el instituto. Terminaron rápidamente el instituto e hicieron dos años de la llamada “facultad obrera”. Esta facultad de dos años sustituía al instituto, porque eran personas de escuela primaria. Es decir que en dos años terminaron el instituto, lo que no era tan grave como podría parecer hoy, porque mi generación también terminó el instituto en dos años, según el modelo ruso. Más de un tercio de mis compañeros eran de la Obrera, gente mucho mayor que nosotros. Eran todos miembros del partido, es decir que encuadraban de alguna manera, políticamente, a esta masa de niños. Los demás estudiantes eran todos niños, de 16-17 años.”
Los estudiantes de la Facultad Obrera eran personas maduras, que se habían adherido a la ideología del régimen y estaban decididos a apoyarlo. Tenían también que guiar a los jóvenes, que se estaban formando educativa e intelectualmente. He aquí la declaración de Andrei Banc:
“Tenemos que pensar que los estudiantes que terminan hoy el instituto tienen 19-20 años y la mayoría de mis compañeras estaban casadas con esta edad. Algunas también tenían hijos, porque se casaban con personas de Bucarest, para asegurar su colocación. Algunos de estos compañeros de la Facultad Obrera tenían casi el doble de nuestra edad. Ahora, cuando tengo más de 60 años y ellos tienen 70 y pico o casi 80 ya no importa la diferencia. Pero cuando tenía 16 años y ellos 32, contaba, era el doble de mi edad. El doble significa mucho, es como si una persona de 40 años mirara a una de 80. Estaban casados, tenían hijos, la mayoría tenían trabajo además de ir a la facultad, es decir que tenían ciertas responsabilidades, no se podían permitir las locuras que podían hacer mis compañeros en 1956. La presión venía no sólo de ser miembros del partido, no sólo de proceder del ámbito obrero, sino también del hecho de que volverse locos significaba perder su trabajo, perdían la calidad de estudiantes y tenían que mantener su familia, todos tenían familia. No era muy fácil.”
En todas las organizaciones estudiantiles, los estudiantes de la Facultad Obrera tenían cargos directivos. He aquí la declaración de Andrei Banc:
“Ellos formaban un destacamento en nuestras facultades, en Filosofía y Derecho. Los secretarios del partido de cada año de carrera procedían de la Obrera. Nuestro secretario del partido era una persona admirable. No hay que pensar que eran necesariamente personas muy cerradas. Era una persona que tenía exactamente el doble de mi edad y era periodista del “Munca” (“El trabajo”). La oficina de la Unión de la Juventud Obrera estaba formada por estudiantes elegidos de manera absolutamente democrática y el secretario del partido era prácticamente nombrado, y era una persona mayor de la Obrera. Había también una tercera categoría, de aquellos que habían ingresado a la Facultad Obrera, pero tenían ya cargos demasiado importantes para poder asistir a las clases y sólo venían a los exámenes. Uno de ellos era Dumitru Aninoiu. Estudié para casi todas las temporadas de exámenes con Aninoiu y otros. No tenían apuntes, no sabían nada. Formábamos un grupo de 10-12 personas, nosotros, que eramos más jóvenes y mejores estudiantes, con algunos de la Obrera, que aprendían más lento, y con Aninoiu, y así nos preparábamos para los exámenes. Aninoiu, sin tener estudios, era director en la Dirección de la Prensa. Hoy las cosas parecen más complicadas. Es decir que había un grupo de jóvenes y un grupo muy serio, un destacamento de la clase obrera entre nosotros.”
La Facultad Obrera fue un parásito en el cuerpo del sistema universitario rumano que el régimen comunista necesitó hasta crear su propia gente. A partir de la década de 1960, representó la base en la que se creó la enseñanza ideológica superior del partido.