La desestalinización en Rumanía
En 1956, tres años después de la muerte de Iósif Vissariónovich Stalin, el nuevo líder soviético Nikita Jrushchov condenaba los excesos de la política estalinista y pedía una nueva orientación.
Steliu Lambru, 05.02.2018, 19:39
En 1956, tres años después de la muerte de Iósif Vissariónovich Stalin, el nuevo líder soviético Nikita Jrushchov condenaba los excesos de la política estalinista y pedía una nueva orientación. Su discurso, conocido como el informe para el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética celebrado en febrero, un informe inicialmente secreto, es considerado el comienzo de la desestalinización. Jrushchov denunciaba las prácticas utilizadas para cometer crímenes horribles. Entre los que fueron asesinados figuran miembros importantes del partido, cuya lealtad a Stalin había sido una cuestión indiscutible. Pero el informe de Jrushchov solo denunciaba los crímenes cometidos por Stalin contra los activistas del partido y del Estado, y no el crimen contra la humanidad cometido por el estalinismo.
El informe de Jrushchov generó varias reacciones por parte de los países del bloque socialista. Mientras algunos iniciaron un leve giro en su política aplicando pequeñas reformas, otros mantuvieron la línea dura del socialismo sin liberalizar la política iniciada en 1945. En Hungría, la rebelión anticomunista que estalló en otoño de 1956 fue un ejemplo utilizado por los adversarios de la desestalinización de Jrushchov para mostrar posibles efectos de una relajación política del socialismo. En Rumanía, el discurso de Jrushchov generó reacciones contradictorias: el líder estalinista Dej mantuvo su posición, contradiciendo a sus adversarios, Miron Constantinescu e Iosif Chişinevschi.
El Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana grabó en 2002 la declaración de Ştefan Bârlea, que en 1957, era un joven activista responsable de los problemas de la juventud, y que participó en la reunión donde se analizaron las opiniones de los que se oponían a Dej, entre ellos Miron Constantinescu e Iosif Chişinevschi. Según Bârlea, las reuniones de la Oficina Política donde se aprobaban medidas de este tipo, eran reuniones estrictamente internas a las que acudían solo los miembros del comité.
”Yo acudí a la segunda reunión. Gheorghiu-Dej no participó, pero sí que acudió Nicolae Ceauşescu, que presidió los debates. También acudieron, si bien recuerdo, Constantin Pârvulescu y otros 3 o 4 miembros importantes. Y se presentó toda la situación, las medidas aprobadas e incluso estuvo presente Liuba Chişinevschi, la mujer de Iosif Chişinevschi, que estaba involucrada en este conflicto. Ninguno de los dos opositores, ni Constantinescu ni tampoco Chişinevschi, acudió a los debates. Habló Ceauşescu y luego Pârvulescu, también participó Alexandru Moghioroş y, se me olvidaba, el personaje principal, Petre Borilă. Habían tenido una conversación en Moscú, tras haber denunciado Jrushchov el culto a la personalidad de Stalin y en aquella ocasión habían acudido Gheorghiu-Dej, Miron Constantinescu, Iosif Chişinevschi y Petre Borilă. Seguro que ahí tuvieron lugar amplios debates, igual que en el XX Congreso del Partido Comunista de la URSS, sobre el culto a la personalidad. Estos dos, Constantinescu y Chişinevski, creían que en Rumanía también había problemas con el culto a la personalidad. Según las regulaciones vigentes en aquel periodo, si uno viajaba al extranjero, posteriormente tenía que presentar un informe a la Oficina Política y en algunos casos, al Comité Central. Parece que Constantinescu y Chişinevschi no le contaron esto a Gheorghiu-Dej. Ambos dijeron que Gheorghiu-Dej también había iniciado el culto a la personalidad, que estas tendencias también se manifestaban en nuestro país. Pero Borilă no estaba de acuerdo, e incluso rechazó estas opiniones.”
La lucha por el poder en el seno del partido era muy fuerte, pero no se desarrollaba en términos del asesinato, como lo hacían en la época de Stalin. El intelectual Miron Constantinescu y su amigo Iosif Chişinevschi iban a ser castigados pero solo con la exclusión. Ştefan Bârlea:
”Entonces, ellos, sin avisar a Gheorghiu-Dej, buscaron apoyo en la Oficina Política, uno de ellos se fue a hablar con Constantin Pârvulescu, el otro con Moghioroş, e intentaron convencerles. Evidentemente, no lo lograron, y se llegó a un debate en la Oficina Política. En todo este asunto, Gheorghiu-Dej parecía como si hubiera sido ignorado o por lo menos, eso querían ellos. Tanto Pârvulescu como también Moghioroş rechazaron las críticas y tomaron ciertas medidas en la Oficina Política, para que sus adversarios quedaran aislados. Miron Constantinescu quería vengarse de Gheorghiu-Dej, incluso le había insultado delante de Stalin cuando se fueron a hablar de la exclusión de Ana Pauker. Gheorghiu-Dej tuvo una reacción bastante violenta y decidió debatir este asunto en el pleno del Comité Central. El joven Ceauşescu nos informó de su decisión de que Miron Constantinescu y Iosif Chişinevschi tenían que comparecer en la reunión del Comité Central para explicar como habían elaborado este informe para la Oficina Política, con todas las conclusiones y todo el contenido. En otras palabras, fue una autodenuncia delante del Comité Central. Y en la asamblea del Comité Central se decidió excluirlos del Comité Central y quitarles todos los cargos políticos. Miron Constantinescu fue un buen colaborador de Gheorghiu-Dej y ostentaba cargos importantes en el partido, en el grupo soviético que se había instalado en el país. De hecho hubo una lucha por el poder, ya que Miron Constantinescu y Iosif Chişinevschi siempre intentaban presentarse como auténticos líderes. Pero Gheorghiu-Dej supo actuar mejor.”
Los efectos de la desestalinización en Rumanía fueron escasos. La posición del líder máximo Gheorghe Gheorghiu-Dej se mantuvo intacta. El acontecimiento más importante tras la desestalinización fue la salida de las fuerzas soviéticas en 1958, pero sin que esto tuviera gran importancia en la evolución histórica de Rumanía.