La Academia de Ciencias Sociales y Políticas Ștefan Gheorghiu
El comunismo fue la primera doctrina, el primer régimen político y forma de organización social, que pretendió basarse únicamente en el conocimiento racional.
Steliu Lambru, 19.05.2014, 16:35
El comunismo fue la primera doctrina, el primer régimen político y forma de organización social, que pretendió basarse únicamente en el conocimiento racional. Por ello, todo lo que no cumplía con sus ideas tenía que desaparecer. Además, era necesario volver a definir la verdad sobre la que se tenía que construir la nueva sociedad, el conocimiento y la investigación. Por ello se creó la Academia de Ciencias Sociales y Políticas Ștefan Gheorghiu, una institución de enseñanza superior que preparaba a los funcionarios políticos para las intenciones del régimen.
Creada el 21 de marzo de 1945 por el Partido Comunista Rumano y denominada Universidad Obrera del Partido Comunista Rumano, la institución tenía por objetivo modificar el concepto tradicional de universidad y el estatuto del intelectual. También le dieron el nombre de Ștefan Gheorghiu en memoria de un antiguo militante socialista del siglo XIX. La decisión de 1971 fue la respuesta que el régimen comunista tenía que dar a su enemigo, el capitalismo, según afirmaba el historiador Cosmin Popa del Instituto de Historia Nicolae Iorga de Bucarest:
“La creación de la Academia de Ciencias Sociales a principios de los años 70 puede ser un síntoma del giro hacia el conservadurismo del régimen comunista de Rumanía. Asimismo, fue una señal evidente de que el partido y su líder quisieron volver a instaurar un cierto tipo de modelo ideológico. Los grandes cambios en las estructuras del poder, la reinstauración de la dirección colectiva y de la democracia interna del partido y la continuación de los procesos de reforma para encontrar respuestas a los retos del dinámico capitalismo representan una evolución típica de todos los estados comunistas entre 1960 y 1970.”
Desde el principio, el régimen comunista de Rumanía sufrió por la falta de legitimidad y el rechazo de los intelectuales más importantes a colaborar después de 1945. A mediados de los años 60, su apertura hacia los intelectuales fue una oferta que muchos no rechazaron, según destaca Cosmin Popa:
“Para Nicolae Ceaușescu, el final de los años 60 representó en teoría el momento en el que se podían contar los éxitos de los esfuerzos en la relación con los intelectuales. En un discurso pronunciado en una reunión de los profesionales de la educación e investigación en septiembre de 1969, Paul Niculescu-Mizil, miembro del l Comité Central del Partido Comunista Rumano, mostraba que se había superado la división entre los nuevos y los antiguos intelectuales. Niculescu-Mizil consideraba que Rumanía tenía intelectuales unidos, en su mayoría de un origen obrero. Su discurso ofrecía una serie de claves para interpretar la política del partido respecto a las características del comunismo rumano: la relación del partido con los intelectuales y los principios de organización del sistema de educación e investigación. La doctrina partía de la premisa correcta de que la sociedad estaba en medio de una revolución científica que aumentaba el peso político de los intelectuales. El crecimiento del peso y la importancia de los intelectuales conllevaban también la modificación de las instituciones de administración ideológica de los intelectuales, porque la construcción del comunismo dependía del éxito de sus ideas.”
El 3 de octubre de 1971 se firmaba la decisión del Comité Ejecutivo del Comité Central del Partido Comunista Rumano respecto a la organización de la Academia para la enseñanza social y política y la formación de los líderes. La falta de confianza del régimen en el trabajo ideológico de las instituciones tradicionales de investigación aumentó la importancia del papel de la Academia Ștefan Gheorghiu. Uno de los pretextos fue que las instituciones tradicionales no desarrollaban una actividad cercana a la realidad económica, según destaca Cosmin Popa:
“El control ideológico de las ciencias sociales no era el objetivo principal de estas decisiones. Por lo demás, nadie dudaba de la eficiencia de las maneras de formar y controlar a los intelectuales que ya existían en las instituciones. Los objetivos iniciales de los líderes del partido eran aumentar el nivel de especialización de los responsables políticos y usar los recursos de una manera más eficiente. Los economistas atraían numerosas críticas por parte de Nicolae Ceaușescu y de todas las personas encargadas de la propaganda. El régimen se consideraba bastante consolidado para dejar de insistir en la dimensión coercitiva del control ideológico. El partido empezaba a sentirse afectado por las formas burguesas de organización de la investigación y de consagración profesional. Según Ceaușescu, las antiguas instituciones no se acercaban a la realidad, no satisfacían rápidamente con las necesidades generadas por el desarrollo económico. Además, a veces daban quebraderos de cabeza a los que se encargaban de la propaganda.”
A pesar de las ambiciones del régimen de convertirla en una importante universidad, la Academia Ștefan Gheorghiu era considerada una herramienta del régimen. Hasta la caída del comunismo, no pudo superar su condición de institución del aparato represivo y desapareció inmediatamente tras la revolución de diciembre de 1989.