Iosif Berman y los comienzos del fotoperiodismo en Rumanía
Antes de la aparición de la fotografía, los periódicos se ilustraban con dibujos. La invención de la fotografía cambió la imagen de la prensa y la hizo más creíble.
Steliu Lambru, 18.01.2016, 16:11
Antes de la aparición de la fotografía, los periódicos se ilustraban con dibujos. La invención de la fotografía cambió la imagen de la prensa y la hizo más creíble. Comenzó a aparecer incluso una nueva categoría profesional, además de los periodistas, los fotoperiodistas, que iban a convertirse en verdaderos artistas. La historia de la prensa del siglo XX abunda en fotografías legendarias que son una mezcla de la vida diaria, el arte visual, la carga simbólica, gestos y experiencias vividas.
Uno de los primeros fotoperiodistas rumanos fue Iosif Berman. Suele decirse que abrió camino como artista fotógrafo, descubridor de fragmentos auténticos de la vida. Nació en 1892 en Dorohoi, en el norte de Rumanía, en la familia de un comerciante judío. Su padre había participado en la guerra de independencia de Rumanía en los años 1877–1878.
En una Rumanía en la que los judíos no tenían nacionalidad, Berman quiso hacer de su pasión por la fotografía una razón para vivir. Al parecer, según declaraba su hija, Berman descubrió su afición por la fotografía cuando estaba de visita en la ciudad de Cernăuţi. En 1912, Berman salió para Bucarest para seguir su vocación y ganó la primera competición que le llevaría a su primer empleo. La periodista Adina Ştefan, la primera biógrafa de Iosif Berman, es editora del álbum fotográfico titulado “La Rumanía de Iosif Berman”, y nos ha hablado de los comienzos de la carrera del más importante fotoperiodista rumano del período de entreguerras. Escuchémosla:
“Sus compañeros decían que se parecía a un fotorreportero norteamericano y que incluso era mejor. En 1912 llegó a Bucarest, participó en un concurso para emplearse en la prensa de Bucarest y lo ganó. Empezó a trabajar en la “Gazeta ilustrada”. Más tarde, fue contratado por Constantin Mile y trabajó para los periódicos “Adevărul” y “Dimineaţa” durante casi dos decenios. Publicó también en “Realitatea ilustrată” y colaboró con fotografías artísticas con la publicación ”Cuvantul liber”, al lado de algunos gran artistas, algunos de ellos de vanguardia de la época. Berman llegó a ser famoso, fue una estrella de aquellos tiempos. Era una persona encantadora y magnética. Realizó decenas de miles de fotografías.”
Un periodista debe buscar siempre la verdad y amar a sus prójimos, y la personalidad de Bermaqn era perfecta para este oficio. La guerra era una oportunidad para los periodistas para comprobar su talento, y la Primera Guerra Mundial fue el momento en que Berman mostró su valentía cuando se fue al frente, allí donde se escribía la historia terrible de esa conflagración. En aquellos años conoció también a su futura esposa, según nos cuenta Adina Ştefan:
”Por ser muy dinámico, Berman fue enviado en 1917 a un regimiento que se dirigía a Rusia para fotografiar escenas de la lucha sobre el terreno. Se trataba de la Primera Guerra Mundial y la revolución bolchevique. Allí vivió una verdadera aventura, fue capturado por turno, por los rusos blancos y rojos, llegó a la costa del mar Negro donde vagó desde Odessa hasta las faldas del Cáucaso, llegando a Novorossisk, donde conoció a una chica guapa de unos 20 años llamada Raisa, también judía, con la cual se casó muy pronto.”
Hasta 1923 Berman vivió junto con su esposa en Constantinopla, donde trabajó como fotorreportero corresponsal de los diarios ”Dimineaţa” y ”Adevărul”. La audiencia creciente de las competiciones deportivas convirtieron a Berman también un un fotografo de éxito de las publicaciones deportivas. Pero su carrera tuvo también un componente académico, porque trabajó estrechamente con el sociólogo Dimitrie Gusti durante sus campañas en la realización de entrevistas por las regiones rurales de Rumanía. A Berman se le debe en gran medida la aparición de la fotografía etnográfica. Su fama llegó incluso a los grandes consorcios de la prensa, y así logró colaborar con el New York Times y con las agencias de noticias Associated Press y Scandinavian Newspapers Press. Fue también el fotógafo del rey Carlos II. De nuevo ante nuestros micrófonos, Adina Ştefan:
“Berman llegó a ser un fotorreportero competitivo que trajo algo nuevo a esta profesión, ya que lo fotografiaba todo: fotografiaba la vida diaria y sus personajes estaban vivos, expresivos y adecuados. Su hija, Luiza, señalaba que en algún momento llegó a ser el fotógrafo oficial del rey Carlos II. Tomaba las mejores fotos del rey, mejores que las realizadas por los demás fotógrafos profesionales.”
El estallido de la Segunda Guerra Mundial, las leyes racistas adoptadas en Rumanía en 1938 y las persecuciones antisemitas fueron golpes sucesivos para Berman que se vio obligado a cambiar su nombre, para que no se pareciera a un nombre judío. Las publicaciones en que trabajaba, Dimineaţa y Adevărul, fueron suprimidas, su laboratorio fue cerrado y se le confiscaron los aparatos y todas las fotografías. En 1940 su actividad fue completamente prohibida. Iosif Berman falleció en Bucarest el 17 de septiembre de 1941, enfermo y deprimido, con tan solo 49 años.