George Enescu y el régimen comunista
Considerado el mejor compositor rumano de la historia, que siempre ha gozado de tan altos elogios, George Enescu (1881-1955) cuenta con una obra impresionante
Steliu Lambru, 23.09.2013, 18:14
Considerado el mejor compositor rumano de la historia, que siempre ha gozado de tan altos elogios, George Enescu (1881-1955) cuenta con una obra impresionante. Es mencionado en la historia musical de los siglos XIX y XX y además es reconocido mundialmente. Sin embargo, la biografía de Enescu no tiene la misma fama. Los historiadores han descubierto en los archivos que el artista y el intelectual Enescu era superior a la persona Enescu, que fue uno de los colaboradores del régimen comunista instalado en Rumanía debido al apoyo del ejército soviético, en 1945.
A pesar de su relación de amistad con los ocupantes que impusieron el régimen marioneta, George Enescu fue perseguido por los servicios de inteligencia del régimen comunista, que le vigilaban con mucha atención. El historiador Adrian Cioroianu, catedrático de la Facultad de Historia de la Universidad de Bucarest, explica este aspecto contradictorio:
“George Enescu fue atacado porque la mayoría de los intelectuales, si no todos, eran un objetivo a principios de los años 50. Fue un objetivo incluso teniendo en cuenta que George Enescu salió de una manera atípica para el exilio rumano, pero bastante habitual para un intelectual en los años 40. Su partida fue negociada. Antes de salir de Rumanía, Enescu, que era perfectamente inocente en asuntos políticos, se dejó manipular de una manera agresiva por el régimen comunista, lo que empezó con una gira a la URSS en 1945 y terminó con la insistencia de su esposa, que le dictaba lo que tenía que hacer en su relación con Petru Groza. Enescu fue utilizado de una manera muy perversa y sin escrúpulos. También fue miembro del primer parlamento elegido tras el enorme fraude en 1946, en los famosos comicios celebrados el 19 de noviembre, y representó al Bloque de Partidos Democráticos, encabezado por el PCR. Posteriormente, salió o se le permitió salir de gira por EE. UU. y luego se quedó en Occidente. Por esta razón fue vigilado. Todos eran vigilados, seguramente habría sido vigilado si se hubiese quedado en Rumanía. La novedad absoluta es que fue vigilado, a pesar de haberse marchado con el permiso del régimen, a pesar de haber intercambiado cartas con Petru Groza.”
La ambigüedad en las relaciones con los amigos y también con los enemigos fue una de las características del estalinismo. Según Adrian Cioroianu, la ingenuidad política, aunque difícil de medir en el caso de George Enescu, es un ejemplo para el tratamiento que se puede aplicar a un intelectual cuando el mismo está vinculado a un régimen criminal.
“Lo que pasó con George Enescu fue lo siguiente: en 1945 fue invitado y apoyado por el régimen de Bucarest a emprender una gira a la Unión Soviética y fue sorprendido por el recibimiento que tuvo allí. Mucho público, auditorios llenos, incluso cantó con David Oistrah. Al regresar a Rumanía, fue utilizado de manera criminal. Le llevaban a reuniones con los trabajadores, en las sedes de la ARLUS (Asociación Rumana para las Relaciones con la Unión Soviética), y hablaba a los participantes sobre el éxito de la cultura en la Unión Soviética, en otoño de 1945. Por eso se puede decir que fue un ingenuo. No se le puede comparar con el escritor Sadoveanu, que negoció cada uno de sus movimientos. Sadoveanu fue un especulador y un intelectual que vivió en simbiosis con el régimen. No podemos hablar de ingenuidad en el caso de Sadoveanu. Fue un usurero de su propio talento, se vendió por dinero y beneficios, lo que no ocurrió con Enescu. Creo que Groza estuvo contento con la salida de Enescu, dado que este último no tenía ningún espíritu político y no es broma si digo que su esposa le decía qué hacer y con quién hablar. Por lo demás, componía, llevaba la vida de un intelectual que vivía en el mundo de la música. El régimen quiso que se fuera, siempre que no hablase mal de él. No lo veo componiendo odas dedicadas a Stalin y a la Unión Soviética. Si se hubiese obstinado en quedarse en el país, tenía todas las posibilidades de morir en la cárcel. Fue un hombre sincero, monárquico fiel, demócrata sincero y pro-occidental, pero suficientemente ingenuo para creer que a la gente le encanta el arte en la URSS. Sin embargo, no veía el otro problema, es decir, que allí no había nada que amar: o amabas a Stalin y te sometías a él, o te retirabas en el mundo de las artes e intentabas resistir desde la perspectiva cultural.”
Según Adrian Cioroianu, el idealismo de Enescu no excluye un examen crítico por parte de la posteridad.
“¿Qué debe hacer un intelectual? ¿Cuál es el papel de un intelectual en un periodo difícil para su país? ¿Qué mensaje moral transmite? ¿Cuando el país es conquistado, nos vamos a París? ¿Qué hubiera pasado si el rey Fernando se hubiese marchado a París, junto con la reina María, en la Primera Guerra Mundial? Pregunto: ¿qué mensaje moral transmite un exilio apoyado y organizado? Digamos con toda honestidad que el régimen necesitaba a Egizio Massini, un director de orquesta que obedecía a Petru Groza, necesitaba a Matei Socor, que dirigía la Radio nacional y que sirvió de instrumento increíble de la comunización de Rumanía, a pesar de proceder de una muy buena familia. A esta gente necesitaban los comunistas. Por esta razón, elogiaban a George Enescu, que al mismo tiempo debía obedecer al régimen.”
La relación privilegiada entre Enescu y el régimen comunista significó una ventaja mutua. Además, es otro ejemplo de cómo la ingenuidad y la buena voluntad pueden ser un apoyo al terror.
(trad. Simona Sarbescu)