En busca del rumano perfecto
El racismo, la eugenesia, la sangre, el idioma, la cultura y la religión formaron juntos el arsenal ideológico del nazismo.
Steliu Lambru, 17.09.2018, 16:39
El racismo, la eugenesia, la sangre, el idioma, la cultura y la religión formaron juntos el arsenal ideológico del nazismo. Al mismo tiempo, por separado, fueron una suma de conocimientos que en el ámbito cultural y científico de la primera mitad del siglo XX buscaban confirmaciones de las diferencias entre las etnias y las naciones. La ciencia étnica ambicionaba descubrir las esencias de la nación.
En los primeros decenios del siglo XX, la ciencia étnica de Rumanía estaba en busca del rumano ideal, pero aquella era una tendencia científica europea. La biología, la antropología y la medicina se comprometieron a llevar a efecto el grandioso proyecto y avanzaron soluciones ante las que incluso hoy en día la ciencia se quedaría estupefacta. Los médicos formaron el fundamento de la investigación étnica y han permanecido famosos nombres como Gheorghe Popoviciu, Francisc Rainer, Olga Necrasov, O.C. Lecca, Ion Chelcea y Iordache Facaoaru.
El historiador, Marius Turda, imparte estudios sobre el origen de las razas en la Universidad Oxford Brooks, y ha publicado varios volúmenes importantes sobre este tema. Marius Turda ha presentado el ámbito europeo cultural e ideático en que se desarrolló la ciencia étnica en Rumanía:
“Hablamos del período de la Rumanía Grande, un Estado rodeado de países que se reivindicaban territorios rumanos. Eran tiempos difíciles para el Estado rumano y todos estos científicos se esforzaban por mantener el país unido. Habían realizado la Unión y la Rumanía Grande tenía que estar poblada de rumanos porque había regiones y ciudades en que los rumanos no eran mayoritarios. Por un lado se tenía que hallar una modalidad para reforzar el elemento rumano, y animar a los rumanos a crear familias de prole numerosa y sana. Por otra parte, se tenía que hallar una modalidad para identificar a estos rumanos, especialmente en las zonas en que, desde el punto de vista lingüístico y cultural no resultaba claro que aquella gente era de origen rumano.
En un momento dado, la ciencia étnica parecía haber descubierto la esencia de la nación: la sangre y los rasgos raciales. Marius Turda ha declarado que ambas se beneficiaron de mucho interés por parte de los médicos, los antropólogos y los biólogos rumanos:
“La antropología, tal como se definía en los años 1920, podía demostrar sobre la base de los análisis de los grupos sanguíneos o de los rasgos raciales, o las características físicas, que determinada gente pertenecía a determinados grupos que se podían identificar fácilmente y sin lugar a dudas. En el caso del idioma, por ejemplo, éste se puede aprender fácilmente y muchas personas se pueden declarar de origen rumano o húngaro si hablan dicho idioma. Pero si ellas pertenecen a un grupo étnico desde el punto de vista racial, la cultura y el idioma no pueden cambiar la pertenencia. Ellas demostraban el origen del individuo y de su familia, datos que conservaban la particularidad de los grupos de sangre o de la zona racial. Especialmente en los años 1930, estas pruebas representaron un argumento muy utilizado para definir al rumano. Este se definía desde el punto de vista lingüístico, cultural o religioso, pero todavía faltaba el elemento que definiera su aspecto físico. Se tenían que descubrir aquellas características físicas que le diferenciaban del griego o del alemán. Fue fácil para los científicos descubrir los elementos que diferenciaban al rumano del alemán pero resultó muy difícil hacer la diferencia entre éste y el griego o el búlgaro porque las diferencias eran mínimas.
Le preguntamos a Marius Turda si las investigaciones sobre el origen de las razas han evidenciado la unidad biológica del rumano:
“No se establecieron zonas raciales rumanas distintas dentro de la Rumanía Grande pero se hizo una conexión con otras dos cuestiones, como la continuidad dacio romana y después rumana en Transilvania. Se trató de demostrar la existencia de un núcleo étnico racial rumano en Transilvania a fin de combatir las teorías migratorias y húngaras sobre Transilvania. En segundo lugar, se divulgaron obras sobre las diferencias que existían entre los rumanos de Transilvania y los rumanos de las regiones de Moldavia y Valaquia. Los rumanos de Transilvania pertenecían a los grupos raciales que predominaban en Europa Central y Occidental, mientras que los rumanos de Moldavia y Valaquia y de manera especial los de la región de Dobrogea, pertenecían a los grupos raciales específicos de los Balcanes que llevaban la impronta de las invasiones asiáticas, de las dominaciones tártaras y turcas, pero también del elemento griego. Se planteaba también el problema de la superioridad de las regiones. La respuesta es fácil de adivinar: Transilvania era la región donde se habían conservado la mayoría de rasgos rumanos, “en su estado más puro, que no se habían mezclado demasiado con los extranjeros ya que los habitantes de Transilvania vivían en las cimas de las montañas.
Pero, ¿cuál era en realidad el aspecto físico del rumano perfecto? Marius Turda:
“Se han hecho numerosas investigaciones acerca de los habitantes de los Cárpatos Occidentales de Rumanía, llamados “moti, no sólo porque Avram Iancu fuese mot y además símbolo de la lucha contra la opresión húngara, sino también porque éstos habían vivido bastante aislados y porque conforme con la teoría antropológica, se podían identificar grupos que habían vivido aislados largo tiempo. Se solía decir que el rumano típico era el rumano de los Montes Apuseni. En consecuencia, existía también una unidad lingüística, a pesar de que en los años 1930, los regionalismos eran muy fuertes. Desde el punto de vista religioso era más difícil entonces que en el presente porque había un número mayor de rumanos de rito grecocatólico en Transilvania y en la zona de Maramures, así como rumanos reformados. Pero nunca este argumento de la diferencia ha conducido a la posibilidad de afirmar que los habitantes de Transilvania eran superiores desde el punto de vista racial a los habitantes de Moldavia y Valaquia. Hubo un único antropólogo que defendió esta teoría pero sin éxito alguno.
El rumano perfecto fue un fantasma científico en un período en que la ciencia simplemente produjo ilusiones.