El Partido Comunista Rumano (PCR) y la reforma agraria
Según las teorías marxistas-leninistas sobre los medios de producción, la propiedad debía ser común, de todos aquellos que los usaban y producían plusvalía.
Steliu Lambru, 07.10.2024, 15:06
Según las teorías marxistas-leninistas sobre los medios de producción, la propiedad debía ser común, de todos aquellos que los usaban y producían plusvalía. La propiedad privada era demonizada y considerada la fuente de todos los males y la «explotación del ser humano por otro ser humano», como decía la propaganda oficial. Y en las zonas rurales, donde la tierra era el principal medio de producción, hacía falta liquidar la propiedad privada.
Esto es lo que ocurrió en la Unión Soviética después de 1918 y en todos los países ocupados militarmente por esta después de 1945, aunque la Nueva Política Económica inaugurada por Lenin en 1921 permitió la existencia de una forma de propiedad privada en la agricultura. Tras la muerte de Lenin en 1924, se liquidó la propiedad privada en la agricultura, los antiguos propietarios de clase media, los llamados kulaks, fueron considerados enemigos de clase y deportados a los gulag o campos de concentración.
La liquidación de la propiedad privada en la agricultura, eufemísticamente llamada reforma agraria, comenzó en Rumania el 6 de marzo de 1945, cuando se estableció el gobierno comunista dirigido por Petru Groza. Ya en enero de 1945, el Frente Democrático Nacional, la alianza de grupos políticos liderada por el Partido Comunista Rumano, alentó a los campesinos a ocupar por la fuerza las zonas con tierra cultivable de más de 50 hectáreas.
Una de las primeras leyes promovidas por el gobierno de Groza fue la Ley 187 de 23 de marzo de 1945 para la implementación de la reforma agraria. La intención era conceder el derecho de propiedad a los campesinos que no tenían tierra expropiando sin indemnización las propiedades de más de 50 hectáreas. A los propietarios también se les confiscaba la maquinaria agrícola aparte de la tierra cultivable. La medida formaba parte del arsenal de la propaganda comunista que anunciaba la liquidación de la explotación del campesino y debía ser utilizada intensamente en las elecciones del 19 de noviembre de 1946.
En la práctica, sin embargo, la abolición de la propiedad privada significó el comienzo de toda una serie de graves violaciones de los derechos humanos y brutalidades que llegaron hasta el homicidio. Significó el fomento de las tensiones entre categorías de campesinos y el uso de actos de terror a la población por parte de las bandas armadas del Partido Comunista contra aquellos que se negaban a entregar sus propiedades.
El ambiente violento e inestable creado por el gobierno fue reconocido más tarde incluso por activistas comunistas como Ion Paicu. En 1971, en una grabación del archivo del Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana, Paicu recordó cómo se llevó a cabo la llamada reforma agraria en la ciudad de Mehedinți, en el suroeste de Rumanía, en la que él había participado personalmente.
«Tuvimos que hacer serios esfuerzos en la reforma agraria porque ya teníamos suficientes problemas con los antiguos terratenientes que se oponían a la división de la tierra con las armas en la mano. Tuvimos casos como, por ejemplo, Istrătescu de Bâcleş, Bumbaru de Malovăţ, Ionică Ionescu, que incluso disparó a un soviético cuando los ejércitos soviéticos se acercaban. Estos se llevaron su recompensa. Contra esos elementos terratenientes enviamos camaradas, grupos de obreros, que lograron movilizar a la gente porque los campesinos estaban asustados. Quiero demostrar que, sin el apoyo de la clase obrera dirigida por el Partido Comunista Rumano, el campesinado no habría podido vencer la terquedad de los terratenientes, su oposición a la reforma agraria. Quiero subrayar que la clase obrera, dirigida por el Partido Comunista Rumano y teniendo como aliado al campesinado pobre, consiguió derrotar la resistencia de los terratenientes y los kulaks».
El gobierno del Partido Comunista comenzó con una medida populista sin precedentes. La tierra era un bien preciado en el campo y su redistribución estaba diseñada para atraer la simpatía de aquellos que no eran propietarios de ella. Pero la teoría comunista estaba lejos de alentar o ayudar a la formación de la propiedad privada, sino todo lo contrario.
Tudor Constantin, activo en el movimiento sindical desde 1947, entrevistado en 2003 por el Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana, contó cómo fue la reforma agraria del partido comunista, a través de la cual se había convertido en propietario de tierras agrícolas cerca de Oltenița, una ciudad situada a 60 kilómetros al sureste de Bucarest.
«También me dio tierras en 1945. Me dio un terreno por haber participado en la guerra y, después de eso, cuando les quitaron la tierra a todos, dijeron que yo no era de la comuna y me quitaron la tierra como se la quitaron a todos. Apareció una organización que se llamaba el Frente de los Campesinos, había dos o tres que eran comunistas. ¿Qué comunistas? ¡Eran simples campesinos! ¿Qué comunistas, qué sabían ellos del Manifiesto Comunista? Se fueron a repartir las tierras del terrateniente. Y se fueron allí, 30 o 40 personas con estacas. Y las marcaron y dijeron: ¡Mira, esta es tu tierra, esta es tu tierra! Y empezaron a trabajarla hasta la colectivización».
La reforma agraria del Partido Comunista de 1945 duró hasta 1949. De hecho, no hubo ninguna intención de hacer una reforma real. Después de que el rey Mihai I se viera obligado a abdicar el 30 de diciembre de 1947 y fuera expulsado, el PCR seguía siendo el gobernante absoluto de Rumanía y planeaba la verdadera reforma: obligar a todos los propietarios de tierras cultivables a renunciar a sus propiedades y formar hogares colectivos, dentro del gran proceso de transformación socialista de la agricultura.
Versión en español: Mihaela Stoian