El motín de Horea, Cloşca y Crişan
El 1 de noviembre de 1784, grupos de campesinos siervos de Transilvania se rebelaron contra la oligarquía local.
România Internațional, 09.02.2015, 19:22
El 1 de noviembre de 1784, grupos de campesinos siervos de Transilvania se rebelaron contra la oligarquía local que se había negado a aplicar un decreto emitido en su favor por el emperador José II. Los insurgentes dirigidos por Horea, Cloşca y Crişan incendiaron las residencias señoriales, provocaron daños materiales y asesinaron a algunos nobles. El 30 de enero de 1785, los tres líderes fueron capturados y la revuelta aniquilada.
El historiador Ioan Aurel Pop, miembro de la Academia y catedrático en la Universidad Babeş-Bolyai de Cluj, nos amplía más detalles sobre la revuelta de hace 230 años y sobre las ideas que la fundamentaron: ”A finales del siglo XVIII, un siglo conocido como el de las luces, había muchos movimientos revolucionarios. Cabe recordar que esta revuelta estalló 5 años antes del comienzo de la gran Revolución francesa en un periodo en que las ideas revolucionarias se manifestaban en Europa y en los futuros EE.UU. Se trata de ideas de los iluministas, desde Jean-Jacques Rousseau hasta Voltaire, ideas de libertad, igualdad y hermandad. En aquella época, Transilvania pertenecía a un imperio central-europeo, por donde estas ideas también circulaban igual que en toda Europa. Aunque los líderes de la revuelta Horea, Cloşca, Crişan, y otros miembros eran campesinos, algunos semianalfabetos o incluso analfabetos, ya conocían estas ideas. De esta forma se creó una corriente que iba a llevar a la eliminación de ciertas obligaciones de tipo feudal, como la de pagar los requisitos feudales por parte de los campesinos. Todos querían una sociedad más equitativa y más responsabilidad política. Una idea muy generosa afirmaba que a través de la educación y la escuela se puede alcanzar la libertad.”
Según los historiadores, el Iluminismo es la época de la aparición del concepto nacional. Ioan Aurel Pop opina que la revuelta campesina de1784-1785 ha contribuido a la creación de una identidad nacional rumana: ”Había una dimensión nacional de la revuelta, dado que los campesinos que se levantaron eran casi todos rumanos. La mayoría de los señores de la tierra, los nobles, eran húngaros. En los momentos culminantes de la revuelta, ser campesino era lo mismo que ser rumano, y ser noble significaba ser húngaro. En muchas ocasiones, se podían escuchar los gritos de los campesinos que no decían: !vamos a pelear contra los nobles! sino: !vamos a luchar contra los húngaros que nos explotan!. Los nobles húngaros no gritaban: !vamos a matar a los campesinos, sino: !matemos a los valacos!. Cabe destacar que durante la revuelta, los campesinos que asediaron las residencias señoriales y capturaron a los nobles , no los mataron de inmediato. A algunos no los mataron nunca, sino les obligaron a jurar por la Cruz rumana y los vistieron con el traje rumano para que los nobles se identificaran con el ideal de los rumanos explotados.”
Los tres líderes recibieron castigos muy duros para servir como ejemplo. Crişan fue ahorcado en la prisión, mientras que Horea y Cloşca fueron ejecutados, aplastados por una rueda de hierro, el 28 de febrero de 1785 ante un numeroso público. ¿Cuál fue el número de víctimas y qué consecuencias tuvo la revuelta? Ioan Aurel Pop: ”Se estima que un total de entre 450 y 500 campesinos fueron asesinados por los nobles, por su ejército armado y por las fuerzas del Imperio Habsburgo. Los campesinos no asesinaron a más de 150 nobles. En otras palabras, la proporción sería de 1 a 3. Los campesinos pagaron 3 veces más que los nobles, también porque los superaban en número. Es muy difícil evaluar los daños, sobre todo los materiales. Cuando hay revueltas o guerras, hay muchos daños materiales. Además de estos daños, la revuelta generó un movimiento de ideas que determinó cambios importantes y las autoridades de Transilvania se vieron obligadas a modernizar la administración, eliminando algunas prácticas feudales. Una de las consecuencias fue el desplazamiento o destierro de cientos de campesinos de los Montes Apuseni, para poner fin a las revueltas.”
Existe la hipótesis de que Horea, el líder de los rebeldes, perteneció a la francmasonería. El historiador Ioan Aurel Pop se muestra escéptico al respeto: ”Yo no lo creo, dado que las fuentes son muy pocas e inexactas. Existen algunos indicios en este sentido pero son insuficientes. Hay muchos testimonios sobre Horea, y su familia. La prensa amarilla que había aparecido en Viena y en otras capitales europeas donde el público ya manifestaba interés en estas cosas, publicó noticias sobre la Sra. Horea que habría llevado sombreros igual que en París y zapatos de tacón alto . Pues ella era una campesina. Por lo tanto, no podemos creer todas las noticias sobre la masonería porque, por ejemplo ni siquiera sabemos si Horea sabía leer y escribir. Nos ha quedado una pequeña iglesia construida por él, que lleva la inscripción ”hecho por Horea Ursu”, en letras cirílicas, pero no sabemos si es auténtica. Horea era un campesino iluminado nacido para ser líder, pero es poco probable que haya entrado en la masonería, una organización que contaba con una estructura y regulaciones muy estrictas. No existe ninguna prueba clara sobre ello y no creo que la revuelta tenga alguna conexión o relación determinante con la francmasonería.”
Horea, Cloşca y Crişan lucharon por la dignidad y la igualdad en una época llena de promesas e ideales. Optaron por la solución radical que a pesar de no haber sido elegida por la mayoría de los campesinos, significó un ideal fundamental para su época.