El general Gheorghe Avramescu
En su historia, el ejército rumano ha tenido generales que lucharon con honor en los grandes conflictos en los que participó Rumanía en el siglo XX: dos guerras mundiales y conflictos locales como las guerras de los Balcanes y la guerra rumano-húngara del año 1919.

Steliu Lambru, 24.03.2025, 12:41
Uno de ellos fue Gheorghe Avramescu, miembro de una generación de soldados excepcionales, uno de los más talentosos que tuvo Rumanía en el siglo XX.
El general Avramescu nació en 1884 en Botoșani, en el noroeste de Rumanía, y murió el 3 de marzo de 1945 en Hungría, en Jászberény. En 1913, como joven oficial, participó en la campaña del ejército rumano en Bulgaria durante la Segunda Guerra de los Balcanes. En 1916, cuando Rumanía entró en la Primera Guerra Mundial, en las batallas de Dobrogea, Avramescu demostró sus cualidades como comandante de compañía y resultó herido. Tras curarse, regresó al frente y se distinguió durante la sangrienta batalla de Mărășești en 1917, cuando su unidad resistió con éxito la violenta ofensiva alemana. Fue condecorado y ascendido de rango.
Después de la guerra, se graduó en la Escuela Superior de Guerra y fue cooptado en la jerarquía superior del ejército: fue jefe de la oficina de inteligencia, jefe del Estado Mayor de la división, comandante de regimiento, jefe de la sección de transporte, comandante de brigada y comandante de división.
En 1941, al entrar Rumanía en la Segunda Guerra Mundial, fue ascendido al rango de general y fue nombrado comandante del cuerpo de montaña. Luchó por la liberación de Besarabia y el norte de Bucovina y participó en la campaña en el este de la URSS. En el verano de 1944, era el comandante del cuarto Ejército rumano, y después del 23 de agosto de 1944, permaneció como comandante del ejército y luchó junto a los soviéticos en la campaña occidental. Pero en marzo de 1945, el general Gheorghe Avramescu murió en un bombardeo aéreo alemán en Hungría, según indican en un comunicado de prensa del ejército soviético.
El general Constantin Lățea fue miembro del Estado Mayor durante la Segunda Guerra Mundial. Tras haber escapado del cerco al sur de Stalingrado en 1943, había regresado a Rumanía. En 1996, entrevistado por el Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana, Lățea recordó las circunstancias de la desaparición del general Avramescu en 1945.
«En un momento dado, corrió el rumor que Avramescu regresaría al país porque se trataba de confiarle un gran cargo político, se dio a entender que sería primer ministro. Así se encubría todo. Y tuvo que abandonar el mando del ejército en Bucarest, donde le esperaba este puesto. En el camino, también iba a visitar al comandante del cuadragésimo Ejército soviético, bajo el cual estaba subordinado el cuarto Ejército rumano, para agradecerle su colaboración. Y el convoy del cuarto Ejército partió con Avramescu, la señora Avramescu, su hija, su sobrino y el intérprete, Bombonel Negoiescu, un oficial del comando. Allí, en el cuartel general del cuadragésimo Ejército soviético, según algunos, sucedieron cosas así: el convoy se detuvo en el puesto de mando y Avramescu fue a despedirse. Al cabo de un cuarto de hora, llegó un comandante e invitó a las señoras a tomar un té porque la visita era prolongada y hacía frío fuera. Después de eso, también llamaron a los oficiales y los invitaron a tomar el té. Y tan pronto como entraron allí, cuando algunos oficiales de la NKVD los agarraron, los sacaron a cada uno de ellos a través de una puerta y ya nadie supo de ellos. Y también se llevaron a los chóferes y al guardia de escolta, a todos. Tres días después, la hija de Avramescu se ahorcó y Avramescu nunca regresó a Bucarest».
Aunque la opinión de que el general Avramescu había sido ejecutado por los soviéticos era creíble, el general Constantin Lățea dijo en 1996 que la desaparición de Avramescu era un misterio desde varios puntos de vista.
«Lo que le sucedió a Avramescu después es un misterio. En un momento dado, a la señora Avramescu se le concedió una pensión por mérito tras un certificado emitido por el general soviético Rodion Malinovski en el que se escribía que “el general Avramescu murió durante un ataque aéreo, en su puesto de mando y es un hombre que cumplió con su deber”. Entonces, la pensión por mérito de la señora Avramescu se basó en este certificado y con este, oficialmente, se explicó la desaparición de Avramescu. Los demás, aparte de Felicia Avramescu, que se ahorcó, se los llevaron a la Unión Soviética. Recibí una fotografía en la que una tumba en un cementerio cerca de Budapest está marcada con una cruz hecha con tinta: esta es la tumba del general Avramescu. Ningún rumano lo ha visto muerto. Habría sido normal que entregara el cuerpo al ejército rumano, ¿verdad?».
El general Gheorghe Avramescu compartió el destino de los soldados rumanos que cumplieron con su deber durante la Segunda Guerra Mundial a costa de sus vidas. Pero las consecuencias políticas de la guerra para Rumanía hacen que este caso sea representativo de los cientos de miles de soldados rumanos con las mismas tragedias. Es la historia que también se puede contar sobre aquellos que ya no tuvieron tiempo de dejar huellas de sus propios sufrimientos a la posteridad.
Versión en español: Mihaela Stoian