El Bucarest griego
Los griegos son el pueblo más antiguo de todos los que llegaron al espacio rumano y dejaron importantes huellas en su historia.
Steliu Lambru, 18.03.2014, 14:50
Los griegos son el pueblo más antiguo de todos los que llegaron al espacio rumano y dejaron importantes huellas en su historia. Las primeras presencias datan de la Antigüedad, cuando los griegos fundaron en la costa del Mar Negro las colonias de Histria, Tomis y Callatis, varios siglos antes de Cristo. Dobruja, o la provincia rumana ubicada entre el Danubio, el Delta del Danubio y el Mar Negro, fue la cuna de muchas comunidades griegas. Quedaron huellas también en la toponimia: así, en el norte de Dobruja está la población de Greci, mientras que la cima más alta de los Montes de Dobruja, de 467 metros de altitud, es la cima Greci. Cerca de los Montes de Dobruja se ubica la ciudadela de Enisala, fortaleza de los griegos bizantinos y de los genoveses, que data de finales del siglo XIII.
Los griegos comienzan a mirar con más insistencia al norte del Danubio desde la segunda mitad del siglo XV, cuando ocurre la mayor tragedia del mundo cristiano ortodoxo: la caída de Constantinopla, en 1453, en mano de los turcos otomanos encabezados por el sultán Mehmed II. La historiadora Georgeta Penelea-Filiti opina que, metafóricamente, en aquel momento murió un mundo que luego volvió a nacer en el espacio rumano, en la futura ciudadela del pastor Bucur:
“En el momento en que cae Bizancio, los griegos ven las Provincias Rumanas como un posible refugio. Poco tiempo después ocurre algo: tenemos la primera prueba documental de Bucarest. Tal vez fuera una coincidencia feliz: en 1453 cae Bizancio, en 1459 esta pequeña ciudad queda atestiguada; un lugar de interferencias que 200 años más tarde llegará a ser la capital de Valaquia y hoy en día es una de las metrópolis de Europa. ¿Qué ocurrió en 1453? Cayó un mundo caracterizado por una vivacidad extraordinaria, por un extraordinario desarrollo urbano, político, jurídico e institucional que caracterizaba a los griegos. Cuando fueron conquistados por los turcos, es decir, por gente que venía de otro ambiente y de otra cultura, el choque fue inevitable y muchísimos griegos se vieron obligados a abandonar Bizancio. Tal vez la familia más representativa de Bizancio fuera la de los Cantacucenos. De estirpe imperial, muy ricos y muy trabajadores, se trasladaron de Bulgaria y poco a poco llegaron al espacio rumano. Esta familia de los Cantacucenos, tan involucrada en la historia de Rumanía en el siglo XVII, cuando el país estaba desgarrado por las luchas políticas, llegó a ser campeona del sentimiento nacional. Esta rumanización de los griegos se había vuelto realidad.”
Después de 1453 comienza otra historia de los griegos, parte de ella al norte del Danubio. El asentamiento de los griegos en Valaquia, en Bucarest, debe ser considerado un proceso en pleno desarrollo, no lineal, que se realizó por razones económicas, políticas y en base a las opciones personales. De nuevo ante nuestros micrófonos, Georgeta Penela-Filiti:
“Los griegos no vienen a Bucarest solo como príncipes. Los que vienen a Valaquia se sienten atraídos por las múltiples oportunidades de obtener beneficios, por la dulzura de la vida, y vienen capas sociales distintas. Diría que, en su mayoría, los griegos se implican sea en el comercio y las finanzas, sea en la cultura. Aquí interviene un elemento que iba a caracterizar la historia de Rumanía durante siglos enteros después de 1453. Los rumanos eran bondadosos, tolerantes, pero pasivos. Y entonces fue bienvenido un elemento dinámico, activo, que inicia una acción y trata de finalizarla. Además, los griegos vienen con sus cualidades, pero también con sus defectos. En el flujo de los griegos que acuden a Valaquia se hallan, indudablemente, los que recaudan los impuestos, por ejemplo, que no son personas muy agradables. Pero llegan aquí también profesores, médicos, juristas, y toda esta sociedad participa en la aglutinación de nuestra sociedad urbana, le presta más dinamismo y le aporta cultura.”
El siglo XVIII es el momento cumbre de la presencia de los griegos en Bucarest: el llamado período fanariota. En aquel momento fueron nombrados príncipes procedentes de las familias griegas. Algunas de esas familias iban a elevar el nivel cultural de la provincia e iban a ser asimiladas. Escuchemos de nuevo a la historiadora Georgeta Penela-Filiti:
“No podemos pasar por alto toda esta multitud de griegos que vienen aquí, que trabajan, se enriquecen y se casan con rumanas. Muchos griegos toman la decisión de quedarse en Valaquia. En 1719, uno de ellos afirma: “¿Constantinopla? Es una ciudad que ya no me interesa. Aquí encuentro todo lo que necesito.” También en el siglo XVIII, otro griego entusiasta declara: “si el paraíso existe, debe parecerse a Valaquia”. El aflujo de los griegos hace de Bucarest una ciudad griega.”
Entre las personalidades de la historia de Rumanía que tiene orígenes griegos figuran los escritores Ion Luca Caragiale y Panait Istrati, los artistas Hariclea Darclee y Jean Moscopol, el político I. C. Duca, el empresario Nicolae Malaxa, el banquero Zanni Chrissoveloni. Son tan solo algunas de las personalidades que marcaron la vida de Bucarest, una ciudad que fue simultáneamente una ciudad griega, pero también cuna de otras nacionalidades.