El ajedrez en la Rumanía de los años 60 y 80
El ajedrez rumano experimentó un buen desarrollo en los años 60 y 80, lo demuestra la participación en varios concursos internacionales.
Steliu Lambru, 11.10.2021, 07:00
El ajedrez rumano experimentó un buen desarrollo en los años 60 y 80, lo demuestra la participación en varios concursos internacionales. Las primeras presencias del ajedrez en el espacio rumano se pueden identificar alrededor de 1700 cuando era un pasatiempo de la élite social. En el siglo XIX el ajedrez comenzó a practicarse en el círculo burgués y hacia finales del siglo aparecen publicaciones especializadas y clubes. En las Olimpiadas de Ajedrez, los equipos rumanos consiguieron sus mejores resultados en 1926 en Budapest, 3ª posición, en 1978 en Buenos Aires, 6º lugar, y en 1984 en Tesalónica, 5º lugar.
Pero una de las mejores realizaciones del ajedrez rumano se debe a Florin Gheorghiu quien derrotó a Bobby Fischer, considerado por muchos el mejor jugador en la historia del deporte. Fischer y Gheorghiu fueron también buenos amigos, la puntuación de los partidos en las que se enfrentaron los dos siendo de amistad: 2-2. Fischer y Gheorghiu se conocieron en 1962 en los Juegos Olímpicos de Varna, cuando el estadounidense tenía 19 años y el rumano 18. No se enfrentaron allí, pero Gheorghiu dijo que quedó impresionado, como los demás, por el juego de Fischer.
El gran maestro Florin Gheorghiu recordó para Radio Rumanía International la historia de sus enfrentamientos con la leyenda del ajedrez mundial que comenzaron en 1966 en Cuba.
Nuestro primer encuentro tuvo lugar en los Juegos Olímpicos de La Habana de 1966, que yo gané sorprendentemente. Puedo decir que allí, en presencia de Fidel Castro y de todo el Gobierno cubano que estaba siguiendo nuestro enfrentamiento con gran interés, se pusieron las bases de nuestra futura amistad. Bobby se comportó como un gran campeón, su resultado en La Habana está totalmente fuera de lo común. Cuando comenzó nuestro juego, él tenía un resultado absolutamente increíble, 14 puntos de 15 posibles. Había hecho dos empates, con Boris Spasski (futuro campeón del mundo) y con Wolfgang Uhlmann, estando en ventaja, también habría podido ganar esos partidos. Perdió conmigo y ganó el último partido y, por eso, su resultado final fue de 15 puntos de 17 posibles.
El guante lanzado por Gheorghiu fue levantado por Fischer. La segunda ronda de los enfrentamientos iba a tener lugar en dos años.
Lamentablemente nos enfrentamos sólo tres veces más. El segundo encuentro tuvo lugar tras dos años en el gran torneo de Vinkovci (Croacia) en 1968. Allí Bobby ganó brillantemente el torneo por 2 puntos de ventaja estando completamente cambiado; es decir, se presentó como un hombre alegre y comunicativo, que disfrutaba de la música. El partido fue absolutamente extraordinario, duró 18 horas, tuvo tres interrupciones y terminó en empate. Bobby no pudo tomar la revancha y un poco afectado por ese resultado, sugirió que organizáramos un nuevo enfrentamiento de 10 partidos en cualquier lugar, incluso en Bucarest. Por supuesto que yo estaba encantado de volver a enfrentarme a Bobby, habría sido una gran oportunidad para el ajedrez rumano. Así que envié su propuesta a la Federación rumana y al Ministerio de Deportes, que la rechazó motivando que no tenían los fondos disponibles. Bobby había bajado mucho el listón para ese partido no oficial, seguramente nadie iba a ser campeón del mundo después de ese partido, pero para él era importante porque habría demostrado que nuestro resultado en La Habana había sido un accidente. Para mí habría sido una gran oportunidad para conocer al mejor jugador de todos los tiempos.
Fischer empataría en el tercer partido, dos años más tarde.
El tercer encuentro fue en un super torneo organizado por el periódico más importante de Sudamérica, «Clarín », en Buenos Aires en 1970. Bobby desafortunadamente llegó tarde y los organizadores estaban a punto de descalificarlo. Los dos primeros partidos los perdió por forfait, ya que dos grandes maestros aceptaron vergonzosamente ganar así. Por sorteo, Bobby iba a jugar el tercer partido conmigo. Si yo hubiera aceptado ganar por forfait, Bobby habría sido eliminado y el torneo habría perdido interés. Me negué a ganar por forfait y eso hizo posible que él siguiera adelante. Llegó tarde, hizo un partido increíble contra mí, al igual que contra los demás, y logró nivelar el marcador entre nosotros.
El cuarto encuentro, el último, terminó en empate en el mismo año, 1970.
El cuarto encuentro, el último desafortunadamente, tuvo lugar en los Juegos Olímpicos de Siegen de 1970 en los que su evolución fue apasionada, en el sentido de que se detuvo en una posición aparentemente igual. Tenía que terminar en empate. La noche del análisis fue interesante, me pareció que las posibilidades de Bobby eran mejores en ese final aparentemente simple. Me di cuenta, para sorpresa general, de que a la menor imprecisión, el negro, es decir, Bobby, salía ganando. La única manera de llegar al empate era sacrificar el caballo por dos peones. Como se sabe, al final casi nunca es bueno sacrificar una pieza. Felizmente, el sacrificio llevó al empate. El partido terminó en empate y ese fue nuestro último encuentro.
Gracias a Florin Gheorghiu, el ajedrez rumano puede estar orgulloso del hecho de que él fue el igual de Bobby Fischer, el gran campeón estadounidense que ganó, en Reikiavik, en 1972 la disputa con el gran maestro soviético Boris Spasski en lo que se llamó el partido del siglo. Florin Gheorghiu tiene una impresionante trayectoria, con 14 Juegos Olímpicos en los que participó para el equipo rumano, en cuatro de ellos terminando invicto. En la década de 1970, cuando Bobby Fischer se convirtió en campeón del mundo, el gran maestro Florin Gheorghiu era uno de los 10 mejores jugadores de ajedrez del mundo.
Versión en español: Victoria Sepciu