Diciembre de 1918 o el comienzo de la Nueva Rumanía
Al final de la Primera Guerra Mundial, los vencedores y los vencidos se habían escapado de la gran lucha marcados por las tragedias que habían vivido, pero aliviados de que el calvario hubiera acabado.
România Internațional, 28.11.2016, 21:57
Rumanía estaba entre los ganadores y la unión con el Banato, Bucovina y Transilvania de los meses de noviembre y diciembre de 1918 iba a conllevar el nacimiento de una nueva Rumanía, con la que muchos ni siquiera habrían soñado. En 1918, en el mapa de Europa central y del este nacieron nuevos Estados, entre ellos, la Rumanía Grande. El nuevo mapa significó una recolocación de las estructuras políticas según los criterios nacionales y la última manifestación del alma de la modernidad, de su lucha contra los imperios. El principio de la autodeterminación nacional según la mayoría étnica fue determinante en la costrucción de las nuevas entidades estatales, un principio que sigue funcionando en las relaciones internacionales.
La Entente, como ganadora de la Gran Guerra, impuso sus condiciones de paz ante la alianza vencida, de las Potencias Centrales. Además de haber sufrido pérdidas territoriales importantes, Alemania, Austria-Hungría y sus aliados pagaron los daños de guerra. Rumanía había firmado en 1916 un tratado con la Entente para entrar en la guerra y tuvo derecho a pedir lo máximo tras firmar la paz. Ioan Scurtu, profesor de historia contemporánea de los rumanos de la Universidad de Bucarest, ha hablado sobre cómo salieron los países europeos de la primera gran guerra de envergadura de la historia:
“El armisticio significaba el final de las hostilidades militares y sobre esta base se podía convocar la conferencia de paz que empezó en enero de 1919. En aquella ocasión se firmaron tratados con cada uno de los Estados que pertenecían a las Potencias Centrales. El principal tratado fue con Alemania, el 28 de junio de 1919, e incluía también las normas sobre la posición de Alemania frente a los demás Estados. En este caso, Alemania era obligada a admitir las nuevas fronteras de Rumanía, a pagar las reparaciones de guerra, a pagar compensaciones por el periodo de ocupación y sobre todo para la emisión de lei a través del Banco General del País Rumano que no tuvieron cobertura en oro y que era una moneda impuesta por el ocupante. Otras normas se referían a los demás Estados, siendo éste el tratado general de la conferencia de paz conocido bajo el nombre de Tratado de Versalles. Los demás tratados con cada uno de los países vencidos se firmaron también en Versalles, pero en palacios distintos, y por ello tuvieron denominaciones distintas.”
La nación rumana de Austria-Hungría se pronunció a favor de la unión con el Reino de Rumanía. El 28 de noviembre de 1918, siguiendo la iniciativa del Consejo Nacional Rumano, el Congreso General de Bucovina reunido en Chernivtsí votó por unanimidad, con el apoyo de la mayoría de los representantes alemanes y polacos, la unión con Rumanía. Y en la Asamblea Nacional de Alba Iulia del 1 de diciembre de 1918, los rumanos del Banato y de Transilvania votaron la unión con Rumanía. Vasile Goldiş leyó la resolución de la Unión, y el 3 de diciembre, una delegación formada por Alexandru Vaida Voevod, Vasile Goldiş y los obispos greco-católico Iuliu Hossu y ortodoxo Miron Cristea entregaron al rey Fernando I la resolución de Alba Iulia. El 25 de diciembre de 1918, mediante un decreto real, el rey pronunció la creación de la Rumanía Grande.
Pero el nuevo Estado necesitó el reconocimiento internacional que no se obtuvo fácilmente. He aquí lo que ha afirmado Ioan Scurtu:
“El problema fue que Ionel Brătianu, quien era el líder de la delegación rumana en la conferencia de paz, creyó, se ilusionó con que Rumanía fuera tratada igual que los demás Estados. Decía que, como fuimos iguales durante las luchas y los sacrificios, teníamos que ser iguales también en la conferencia de la paz. Pero allí se construyó un grupo de países, el Consejo de los 5, que funcionaba de hecho a través de 4: Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Italia, un consejo que decidía. Por supuesto que Brătianu intentó imponer que se respetara la igualdad entre los países vencedores. Sólo que incluso el presidente de Estados Unidos, Wilson, quiso precisar que ante la conferencia, cada país valía según su potencia militar. Rumanía, frente a los Estados mencionados, no era una gran potencia militar. Éste fue el problema esencial. Por supuesto que hubo algunas molestias sobre la firma de la paz separada, el hecho de que el tratado de 1916 no se refiriera también a Basarabia (la actual República de Moldavia), sino sólo a los territorios rumanos de Austria-Hungría. Después, hubo problemas respecto a los resarcimientos, sobre el libre tránsito de las mercancías y las personas, sobre los bienes que pertenecían a las potencias de la Entente en el territorio rumano y sobre la protección de las minorías. En este momento citaría la declaración de Brătianu de que Rumanía estaría preparada en cualquier momento para conceder aquellos derechos a las minorías que concedían los Estados que formaban parte del Consejo de los 4. Dicho de otro modo, se pedía que Rumanía, Checoslovaquia, Yugoslavia y Grecia no estuvieran discriminadas. Por supuesto que las propuestas de Brătianu no tuvieron eco.”
Al fin y al cabo, el primer ministro Ion I. C. Brătianu obtuvo el reconocimiento del nuevo Estado rumano con el apoyo de Francia, pero el que iba a firmar los tratados de paz era Alexandru Vaida Voevod, la primera persona de Ardeal en el cargo de primer ministro de la Rumanía Grande. Rumanía Grande era un grandioso proyecto que llegaba a ser realidad y en el que habían participado todos los rumanos, pero hubo algunas personalidades mesiánicas: el rey Fernando I, su esposa María y el político liberal Ion I. C. Brătianu. El texto real del acto del 25 de diciembre confirmaba, de manera solemne y fría, la voluntad nacional. Pero se notaba también una gran satisfacción: “Tomando nota de la decisión unánime de la Asamblea Nacional de Alba Iulia. Hemos decretado y estamos decretando: las tierras mencionadas en la decisión de la Asamblea Nacional de Alba Iulia del 18 de noviembre y diciembre de 1918 son y quedarán para siempre unidas al Reino de Rumanía.”