Constantin Argetoianu
La vida política en la Rumanía de entreguerras era variada, practicada por personas de principios o sin valores éticos. Entre ellas estaban los políticos que pasaban de un partido a otro. Uno de ellos fue el abogado y médico Constantin Argetoianu.
Steliu Lambru, 15.02.2021, 17:42
La vida política en la Rumanía de entreguerras era variada, practicada por personas de principios o sin valores éticos. Entre ellas estaban los políticos que pasaban de un partido a otro. Uno de ellos fue el abogado y médico Constantin Argetoianu.
Nacido en 1871 en Craiova, Argetoianu provenía de una antigua familia de boyares de la región. Estudió Derecho y Medicina en París, pero lo atrajo la política y aspiró a posiciones más altas de las que podía lograr a través de la libre competencia. Toda su carrera política estuvo dominada por la dependencia de una figura con alta visibilidad pública y por sus decisiones controvertidas. En 1913, entró en la política en las filas del Partido Conservador, el primero de una larga lista de partidos de los que llegó a ser miembro.
El historiador Ioan Scurtu escribió una biografía de Argetoianu en la que presenta la tortuosa carrera de nuestro protagonista, iniciada después de la Primera Guerra Mundial en la Gran Rumanía.
«Argetoianu se dio cuenta de que el Partido Conservador ya no tendría futuro. Así que buscó su propio futuro y lo encontró al lado del general Averescu, que gozaba de una enorme popularidad por haber liderado victoriosamente la batalla de Mărăști. Cuando, en abril de 1919, el general Averescu decidió crear la Liga Popular, Argetoianu estaba entre los amigos cercanos del general. Jugó un papel importante en la promoción del culto al general Averescu. Como ministro del Interior se distinguió por arrestar a los delegados en el congreso del Partido Socialista en mayo de 1921. Y para asombro de los ministros, después de detener a los delegados, se presentó ante ellos y les aseguró que había erradicado el comunismo en Rumanía. Por supuesto, su visión era bastante precaria porque, como es bien sabido, fueron los comunistas quienes le aniquilaron a él».
Tras apagarse la popularidad de Averescu, Argetoianu decidió elegir otro compañero político.
«Convocó un congreso del Partido Popular que lo proclamó presidente. Sin embargo, lo siguieron muy pocos y, por eso, su partido tuvo corta existencia, así que buscó una alianza con otra persona que lo impulsara. ¿Y en quién se fijó? En Nicolae Iorga, a quien, cuando llegó a ser ministro del Interior, aburrido y enojado, lo amenazó con que si seguía hablando, le iba a dar un puñetazo en la boca. Sin embargo, en 1924, logró mejorar su relación con Nicolae Iorga: lo visitó en casa y centró su conversación en la obra literaria de Iorga. Recitó párrafos enteros de las obras teatrales de Iorga y de sus trabajos históricos. Y Iorga se quedó maravillado con el conocimiento tan profundo de su obra.”
Otros partidos se sumaron a la lista de Argetoianu: el Partido Popular Nacionalista, el Partido Nacional Campesino y finalmente terminó en el que tanto antipatizaba, el Partido Nacional Liberal liderado por Ion I.C. Brătianu. Ioan Scurtu.
«En 1930, Argetoianu también renunció a este partido y se convirtió en partidario del nuevo rey Carlos II que se había declarado contra los partidos políticos. Argetoianu llevó a cabo toda una campaña contra los partidos políticos apoyando el proyecto del rey, dado que ya no formaba parte de ningún partido. Iorga también sostuvo la idea. En abril de 1931 se formó el Gobierno de Iorga, siendo Constantin Argetoianu su principal colaborador. Argetoianu se convirtió en ministro de Finanzas y decidió resolver la crisis. ¿Y cómo la resolvió? Dejando de pagar los salarios de los funcionarios estatales. Por supuesto, esa medida determinó una tensión social extremadamente negativa, pero Argetoianu estaba muy convencido de que su solución era perfecta. Al final, el rey tuvo que renunciar a este Gobierno en mayo de 1932».
Pese a todo, Argetoianu no era un hombre que renunciara tan fácilmente. Creó un nuevo partido, la Liga Agraria, sin ningún éxito. Previsiblemente, en 1938, cuando el rey Carlos II estableció el régimen de autoridad personal, Argetoianu estaba entre los sostenedores del soberano. Considerado persona non grata por el régimen del mariscal Antonescu, tras la caída de Carlos II, Argetoianu se retiró de la vida pública. En 1944 se fue a Suiza, donde permaneció hasta 1946. Pero su carrera aún no había terminado. Ioan Scurtu.
«Para sorpresa de todos, Argetoianu, que en sus memorias aparece tan clarividente y tan seguro de sí mismo, regresa al país. Entre 1945 y 1946, tras el establecimiento del Gobierno de Groza, los viejos políticos se fueron rápidamente ya que sabían que era un régimen diferente y que iban a soportar las consecuencias. Sin embargo, Argetoianu nutría la ilusión de que los líderes de la URSS, Gran Bretaña y Estados Unidos tuvieran el interés de que en Rumanía hubiera un político experimentado para gobernar el país. Para tener una base, creó su propio partido, la Unión Nacional de Trabajo y Recuperación. Sugirió a sus seguidores que cuando él dejara la vida política, ya viejo y enfermo, se fusionaran con el Frente Arado. Por lo tanto, la visión política final de Argetoianu era fusionarse con el Frente Campesino cuyo presidente era Petru Groza, el primer ministro de Rumanía que avanzaba rápidamente hacia la sovietización del país».
Encarcelado por el régimen comunista, Argetoianu murió en la prisión de Sighet en 1955, a la edad de 83 años.
Versión en español: Victoria Sepciu