Centenario de la Federación Rumana de Ajedrez
Considerado un deporte de la mente debido a su alto grado de complejidad, anticipación de la estrategia del oponente, velocidad en la toma de decisiones, uso intenso de la memoria, el ajedrez ha atraído y atraerá a muchos practicantes. Se considera como un enfrentamiento militar en miniatura y se utiliza como metáfora en la descripción de una situación compleja en la que dos bandos se duelan.
Steliu Lambru, 13.01.2025, 12:12
En el siglo XIX, los mejores jugadores de Europa se reunían en cafeterías donde jugaban sin límite de tiempo para una partida o una jugada, pero apostando por algo. En París había un famoso café, el Café de la Regence, y en San Petersburgo estaba el café Dominique, con salas de billar, damas y ajedrez. Competía con el café Reiter, situado a poca distancia, y en Moscú era famoso el café Pekín de la Plaza del Teatro. Los mejores jugadores de una cafetería famosa podrían considerarse ajedrecistas profesionales. En aquel entonces, no había clubes y las partidas de ajedrez solían jugarse en cafés, a veces por dinero.
La historia del deporte de la mente en Rumanía celebró, a principios de 2025, el centenario de la Federación Rumana de Ajedrez. Pero este deporte ya se practicaba en Rumanía desde hace tiempo. Aunque formó parte del espacio otomano desde hace varios siglos, donde la práctica del ajedrez se remonta a la Edad Media, lo trajeron de Francia en los Principados rumanos alrededor de la revolución de 1848. Ștefan Baciu es ajedrecista e historiador de este deporte y nos ofrece más detalles sobre la práctica del ajedrez en Rumanía:
«También se jugaba al ajedrez en los cafés del espacio rumano, entre los jugadores apasionados se encontraban personalidades de la época. Un rumano nacido cerca de Cernăuţi, George Marcu o Georg Marco, publicó en la revista especializada Wiener Schachzeitung una partida que había jugado contra su hermano, Mihai, en el café Europa de Cernăuţi. Y en los cafés de Bucarest, se jugaba al ajedrez con pasión. Se esperaba que Manolache Costache Epureanu, presidente del Consejo de ministros a finales del siglo XIX, asistiera a una reunión del gobierno, pero estaba jugando al ajedrez en un café, y la historia fue presentada en una viñeta por I.L. Caragiale. Los primeros clubes de ajedrez también se fundaron en los cafés. Así, en 1875, el violinista de origen austriaco Ludovic Wiest, profesor del Conservatorio de Bucarest, organizó el primer salón de ajedrez en Bucarest, en el café Concordia de la calle Smârdan, en el casco antiguo de Bucarest. En 1892 se fundó el primer club de ajedrez de Bucarest, en el café Kuebler. Las mujeres no tenían acceso a los cafés, pero los hombres adinerados tenían soluciones. Así, el industrial Basil Assan había montado un salón de ajedrez en la casa que poseía en Bucarest donde podía jugar con sus tres hijas».
Entre los fundadores de este club se encontraba Hércules Anton Gudju, que estudió Derecho en París a principios de la década de 1880 y había ganado varios torneos poderosos en la capital francesa. El que participaría decisivamente en la fundación de la Federación Rumana de Ajedrez fue su hijo, Ion Gudju, miembro del Círculo de Ajedrez de Bucarest.
En el verano de 1924, Ion Gudju, George Davidescu y Leon Loewenton habían jugado un torneo de ajedrez por equipos en París, durante los Juegos Olímpicos de Verano. El 20 de julio de 1924, después de la última ronda del torneo, 15 delegados firmaron el acta constitutiva de la Federación Internacional de Ajedrez, Fédération Internationale des Échecs (FIDE), el rumano Ion Gudju siendo uno de los firmantes. Después de regresar de París, el joven Ion Gudju viajó por todo el país para hablar con los representantes de los círculos de ajedrez en la Gran Rumanía sobre el establecimiento de una federación nacional. Ștefan Baciu cuenta lo que siguió:
«El 4 de enero de 1925, representantes de 26 círculos de ajedrez formaron el Comité Provisional de la Federación Rumana de Ajedrez. Eligieron al presidente de este comité, Adam Hențiescu, una personalidad de la época, que también era el presidente del Círculo de Ajedrez de Bucarest. Nacido en Transilvania, Adam Hențiu, de 21 años, cruzó las montañas para luchar en la Guerra de Independencia de 1877. Después de la guerra, cambió su apellido de Hențiu a Hențiescu y se estableció en Bucarest, donde se graduó de la Universidad, obteniendo el diploma de farmacéutico. Fue promotor de la unión de Transilvania con el Reino de Rumanía, luchó como voluntario en la Primera Guerra Mundial. Desafortunadamente, Adam Hențiescu falleció antes de que se creara realmente la Federación Rumana de Ajedrez. Entre los miembros del Comité de la Iniciativa se encontraba Alexandru Tyroler, de Timișoara, que en 1926 ganó el primer título de campeón nacional en la historia del ajedrez rumano. Entre los jugadores buenos de esa época también podemos mencionar a Nicolae Brody del Cluj y a Janos Balogh de Miercurea Ciuc, que se quedaron en la historia del ajedrez con una defensa que lleva su nombre. El Comité de la Iniciativa también incluyó a profesores universitarios, abogados y políticos».
En 1925, se establecieron círculos de ajedrez en ciudades, escuelas secundarias y universidades de la Gran Rumanía, 9 de ellos en Bucarest. El acta constitutiva de la Federación Rumana de Ajedrez se hizo oficial en Bucarest, el 14 de marzo de 1926, en el primer congreso de la Federación Rumana de Ajedrez. La crisis económica de 1929-1933 también tuvo un impacto en el movimiento ajedrecístico en Rumanía y en 1932 y 1933 ya no se organizó el campeonato nacional individual masculino. El equipo rumano, después de una presencia constante en las primeras ediciones de las Olimpiadas de Ajedrez, no participó en las ediciones de 1937 y 1939.
Versión en español: Mihaela Stoian