Besarabia 80
El 26 y 27 de junio de 1940, la Unión Soviética lanzó dos ultimátums contra Rumanía por los que se le exigía la entrega de Besarabia y el norte de Bucovina, con el consentimiento de la Alemania nazi.
Steliu Lambru, 29.06.2020, 14:14
El 26 y 27 de junio de 1940, la Unión Soviética lanzó dos ultimátums contra Rumanía por los que se le exigía la entrega de Besarabia y el norte de Bucovina, con el consentimiento de la Alemania nazi. Los ultimátums, verdaderos actos de agresión, confirmaron la naturaleza violenta de los dos tipos de totalitarismo, el nazi y el comunista. Hasta el mes de junio de 1941 cuando el Ejército rumano regresó a Besarabia los rumanos que vivían entre los ríos Prut y Dniéster sufrieron un año de asesinatos, robos y deportaciones.
Las relaciones de Rumanía con Rusia a lo largo del tiempo han sido sinuosas. La rusofilia política en el espacio rumano comienza con el príncipe Dimitrie Cantemir de Moldavia, admirador y aliado del zar ruso Pedro el Grande, en la primera década del siglo XVIII. Continua en la primera mitad del siglo XIX, cuando los rumanos procuraban construir el Estado moderno y salir de la influencia otomana de varios siglos. Rusia era en aquella época su mejor aliado militar y modelo de modernización. Después de la revolución de 1848, después de la Guerra de Crimea de 1853-1856 y especialmente después de la Guerra ruso-rumana-turca de 1877-1878 como resultado de la cual Rumanía obtuvo su independencia, Rusia se convirtió en un enemigo para los rumanos, incluso su más temido enemigo. Pero a partir de 1900, hay un ligero acercamiento de las relaciones rumano-rusas: el zar Nicolás II visitaría Rumanía en 1914 con toda su familia, las dos casas gobernantes planearon el matrimonio del príncipe heredero de Rumanía Carol con la gran duquesa Olga de Rusia, la encomienda del Tesoro rumano a Rusia en 1916 y la alianza militar en el frente en 1917 fueron pasos que acercaron a los dos países. Pero lo que parecía prometedor dio un giro de 180 grados.
Las revoluciones de febrero de 1917 y especialmente la socialista de octubre de 1917 en Rusia fueron el momento de la ruptura de las relaciones ruso-rumanas. Las tropas rusas bolcheviques en territorio rumano debían ser evacuadas por la fuerza por el Gobierno rumano debido al caos que estaban causando. Sin embargo, el acto legítimo de Rumanía de restablecer el orden se consideró hostil, y el 13 de enero de 1918, el Gobierno soviético decidió cortar las relaciones con Rumanía. A esto se agregó el hecho de que Besarabia, anexionada por Rusia en 1812, se unió a Rumanía en marzo de 1918 por su propia voluntad y en virtud del principio leninista de autodeterminación nacional. En segundo lugar, la campaña militar de Rumanía en el verano de 1919 contra la Hungría bolchevique, que había atacado a Rumanía en la primavera del mismo año, había sido considerada como un nuevo acto hostil por parte de la URSS. La intervención de Rumanía en el norte en apoyo de los polacos contra los ejércitos rojos y el bloqueo de la unión entre los ejércitos rojos rusos y húngaros frustraron el plan leninista de la revolución socialista. El historiador Ioan Scurtu comenta que el final de la Primera Guerra Mundial significó el comienzo de las tensiones entre Rumanía y Rusia.
“Luego vino la Conferencia de Paz de París y la firma, el 28 de octubre de 1920, del tratado entre Rumanía y los Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia y Japón por el cual se reconocía la unión de Besarabia con Rumanía. El Gobierno soviético emitió una declaración al día siguiente anunciando que no reconocía la legitimidad del «secuestro» de Besarabia el 27 de marzo de 1918, ni el acto «imperialista» del 28 de octubre de 1920, por lo que las relaciones se deterioraron. Hubo intentos de reanudarlos, algunas negociaciones comenzaron en Viena en 1924 pero no continuaron y solo después de 1928-1929 estas relaciones comenzaron a mejorar. Las relaciones diplomáticas se reanudaron el 4 de junio de 1934″.
En el período de entreguerras, Rumanía intentó repetidamente normalizar las relaciones con la URSS, pero fue rechazada. Y las negociaciones fallidas en Viena en 1924 son prueba de ello. Además, la URSS continuó las acciones hostiles contra Rumanía. En 1924, se creó la República Autónoma Socialista Soviética de Moldavia en el Dniéster, la Transnistria de hoy, una especie de Estado obrero creado con fines de propaganda. También en 1924, agentes soviéticos se infiltraron en el área de Tatar-Bunar en el sur de Besarabia y provocaron un levantamiento campesino que proclamó el establecimiento del poder soviético en Besarabia. Estaba claro que la URSS no quería normalizar las relaciones con Rumanía hasta que ocupara los territorios que la Rusia zarista se había anexionado. Sin embargo, Rumanía no renunció a la idea de reconciliación. El ministro de Asuntos Exteriores rumano, Nicolae Titulescu, tomó varias medidas en esta dirección a principios de la década de 1930. Ioan Scurtu:
“El Gobierno soviético, que no había renunciado a la declaración de 1920, no reconoció la unión de Besarabia con Rumanía. Por otro lado, Titulescu consideraba que Rumanía no debería pedir la aprobación de la Unión Soviética para la unión de Besarabia con Rumanía porque eso había sido un acto de voluntad de los rumanos y, como tal, los soviéticos debían tener en cuenta esa realidad. Titulescu buscó obtener de los soviéticos el reconocimiento de la frontera entre Rumanía y la Unión Soviética en el río Dniéster. Negoció con Maksim Litvinov, el ministro de Asuntos Exteriores soviético, y obtuvo un borrador del pacto de asistencia mutua en el que el río Dniéster aparecía mencionado cuatro veces como frontera entre Rumanía y la Unión Soviética».
Las ilusiones de Titulescu se hicieron añicos en el verano de 1940. Así, a raíz del colapso de Francia y de la retirada del Reino Unido de Europa, el nuevo orden nazi-bolchevique dividió el continente. Hubo una verdadera tragedia para rumanos, polacos, lituanos, letones y estonios que cayeron bajo la ocupación de la Unión Soviética, una verdadera prisión de los pueblos de la que serían liberados en 1941.