80 años desde el asesinato del historiador Nicolae Iorga
Steliu Lambru, 07.12.2020, 17:02
El
6 de septiembre de 1940, el régimen legionario encabezado por el general Ion
Antonescu proclamó Rumanía Estado nacional-legionario. Esto significaba que el
modelo de Estado y sociedad era el modelo fascista imaginado por la Guardia de
Hierro e inspirado en los modelos del fascismo italiano y del nazismo alemán.
Defensor de la teoría de la superioridad racial, el fascismo rumano se
sincronizó con el europeo. La mayoría de los estudios históricos consideran que
el régimen legionario de Antonescu fue duro y actuó en contra de las normas
democráticas elementales.
Tal
régimen surgió en las circunstancias de la fuerte crisis en la que se
encontraba el reinado del rey Carlos II, una versión local rumana de la crisis
europea. En 1938, Carlos II había proclamado el régimen de autoridad personal
que prohibía los derechos y las libertades. A principios de septiembre de 1940,
el soberano era considerado el principal responsable del desastre territorial
que había sufrido Rumanía. En junio, Besarabia y Bucovina del Norte fueron
anexionadas por la Unión Soviética y en agosto Hungría incorporó Transilvania
del Norte por el dictado de Viena. El 5 de septiembre, bajo presión de la
calle, Carlos IInombró jefe de Estado al general Ion Antonescu y abandonó el trono de
Rumanía. Aunque duró sólo 4 meses y medio, hasta el 23 de enero de 1941, el
régimen legionario encabezado por Antonescu se caracterizó por medidas
represivas, especialmente contra los amigos de Carlos II que habían arruinado
la democracia. La venganza de los legionarios contra 65 dignatarios carlistas
se explica por el hecho de que habían estado involucrados en las medidas
tomadas en su contra y especialmente por la muerte del líder de la Guardia de
Hierro, Corneliu Zelea Codreanu, en noviembre de 1938.
Una
de las víctimas de los legionarios fue el historiador Nicolae Iorga. Nacido en
1871, Iorga es considerado por los historiadores nacionalistas como el historiador
rumano más importante, una opinión muy
extendida entre el público. Se podría hablar incluso de un culto a Iorga por
dos razones: su impresionante trabajo y su trágica muerte. Iorga escribió
mucho, unos 1.250 libros y 25.000 artículos. Antes de ser víctima del
terrorismo fascista, era el modelo del intelectual que coqueteaba con el
extremismo y cuya vida terminó trágicamente. Cultivó el nacionalismo y fue
víctima de su ira. Seguidamente, el historiador Ioan Scurtu resume las ideas de
Nicolae Iorga y su actividad política.
Iorga fue nacionalista, en 1910 fundó junto
con A.C. Cuza el Partido Nacionalista Demócrata. Cultivó la idea de que los
rumanos deben afirmarse en todos los ámbitos, incluido el económico, ya que
desde finales del siglo XIX las principales empresas industriales, bancos y
comercio estaban en manos de las minorías nacionales y de los extranjeros.
Iorga afirmó que el elemento rumano debe sustituir al extranjero, que debe
lograrse una nacionalización. Sin embargo, en su opinión, esta acción tenía que
llevarse a cabo de manera pacífica, los rumanos tenían que prepararse y
adquirir los conocimientos específicos de cada profesión de tal manera que
superaran a los extranjeros. Por supuesto, los legionarios propagaron estas
ideas, pero desde una perspectiva extremista que llevó a la eliminación de
quienes se oponían a su política.
La ruptura entre Iorga y los legionarios, cuyo
mentor quería ser, se produjo a mediados de la década de 1930. Iorga era una
persona orgullosa y difícil lo que hizo
que su relación con los legionarios empeorara. Ioan Scurtu nos aporta más
detalles al respecto.
El
momento crítico de su relación se registró en marzo de 1938 cuando, tras la
disolución de los partidos políticos, el Movimiento Legionario cesó su
actividad mediante una circular de Codreanu del 24 de febrero de 1938. Sin
embargo, el comercio de los legionarios continuó y en sus tiendas los
legionarios vendían productos a precios más bajos a los de producción. Nicolae
Iorga consideró que las tiendas de los legionarios se habían convertido en
centros donde éstos se reunían y organizaban acciones encaminadas a
desestabilizar el Estado. Así que pidió la abolición del comercio de los
legionarios. En este contexto, Codreanu envió una carta a Iorga acusándolo de
deshonestidad. Después de haber propagado la idea de que los comerciantes
rumanos debían trabajar de tal manera que eliminaran a los extranjeros,
principalmente judíos, Iorga pedía la abolición de dichas tiendas. Iorga mostró
la carta a Armand Călinescu, éste se la mostró a Carlos II y luego se le
aconsejó a Iorga que demandara a Codreanu, y así se llegó a juicio. Durante el
transcurso del juicio, Iorga se dio cuenta de que había entrado en una zona muy
arriesgada y retiró su queja. Pero el juicio continuó y Codreanu fue condenado
a seis meses de prisión. Mientras se llevaba a cabo el juicio, se realizaron
registros en la sede del Movimiento Legionario, la Casa Verde, así como en las
casas de varios legionarios. Sobre esta base, se ordenó un nuevo juicio contra
Codreanu que, en mayo de 1938, fue condenado a 10 años de trabajos forzados por
acciones contra el Estado y posesión de documentos secretos, cargos que no
estaban bien fundados. Mientras estaba en prisión, Codreanu fue transportado de Râmnicu Sărat a Jilava,
en la noche del 29 al 30 de noviembre de 1938, y fue asesinado cerca del bosque
de Tâncăbeşti.
El
27 de noviembre de 1940, Nicolae Iorga fue recogido de su casa por un equipo
legionario y llevado al bosque Strejnicu donde recibió nueve disparos. Así, el
historiador pagó con su vida sus opiniones en una época en la que la violencia
política, el odio y el abuso eran el resultado de un acto de justicia.
Versión en español: Victoria Sepciu