70 años desde la deportación de los judíos de Transilvania del Norte
El 19 de marzo de 1944, Hitler ordenaba al ejército alemán que ocupara Hungría y que instaurara un gobierno formado por el Partido de la Cruz Flechada, de extrema derecha, fascista y antisemita.
Steliu Lambru, 31.03.2014, 18:39
El 19 de marzo de 1944, Hitler ordenaba al ejército alemán que ocupara Hungría y que instaurara un gobierno formado por el Partido de la Cruz Flechada, de extrema derecha, fascista y antisemita. La operación llevó el nombre de “Margarita I” y fue concebida para prevenir una posible salida intempestiva de Hungría de la guerra, tal como había ocurrido con Italia en 1943. Un plan similar para la ocupación de Rumanía estaba en posesión del embajador del Reich en Bucarest, Manfred von Killinger, y llevaba el nombre de “Margarita II”.
La instauración del régimen del Partido de la Cruz Flechada, encabezado por Ferenc Szálasi, coincidió con el inicio de una inmensa oleada de persecuciones antisemitas en Transilvania del Norte, región ocupada por Hungría tras el arbitraje de Viena del 30 de agosto de 1940. Según diversas estimaciones, entre 150.000 y 200.000 judíos fallecieron en los campos de concentración nazis en unos cuatro meses, entre mayo y octubre de 1944. Casi 15.000 de ellos fueron deportados entre los años 1941-1944. En Hungría, centenares de judíos ni siquiera llegaron a los campos de exterminio, ya que fueron fusilados y tirados al Danubio.
Desde el comienzo de las tremendas persecuciones antisemitas en Transilvania del Norte han pasado 70 años. La población civil rumana y húngara, en la medida de lo posible, trató de proteger a los perseguidos. Gheorghe Moldovan de la ciudad de Braşov era estudiante en 1941 y en 1997 contaba al Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana cómo se había creado, en la parte de Transilvania que había quedado bajo la administración rumana, una organización que defendía a los judíos:
“Tras la devolución de Transilvania del Norte a Hungría, acudieron a la casa del padre Macavei de la ciudad de Blaj muchos refugiados de Gherla, entre ellos el profesor de historia Mihail Semproniu y su mujer Natalia, así como el profesor de francés Gheorghe Pop, también de Gherla. Vivíamos en el mismo edificio, en el centro de la ciudad. Eran gente extraordinaria, muy buenos rumanos, y tenían una asociación destinada a ayudar a los judíos de la Transilvania devuelta y de Rumanía. Mihail Semproniu encabezaba dicha asociación y yo estaba de enlace. A menudo los convocaba a las reuniones. Iba a avisar a cuatro familias: a las familias Veiss, Grun, Holtzinger y Menden. Claro que había más familias que, por lo general, se reunían en la casa del profesor Mihail, así como en otros lugares.”
Los miembros de la asociación incluso cruzaban la frontera para mantenerse en contacto con los necesitados. Los pequeños éxitos de la organización incluyeron también la protección de los judíos de Rumanía, que eran también víctimas de las persecuciones raciales. De nuevo ante nuestros micrófonos, Gheorghe Moldovan:
“El padre Macovei era el representante de nuestro país en Budapest, porque ya no teníamos embajada. Había un grupo de sacerdotes que él encabezaba y nos informaba sobre la situación de los rumanos y de los judíos de la Transilvania devuelta. Venía a Blaj, de la Transilvania del Norte, un judío cuyo nombre no sabía, que siempre cruzaba clandestinamente la frontera y hablaba con el profesor Mihail y con los demás de cómo ayudar a los judíos a cruzar la frontera de Hungría a Rumanía para llegar a Israel. Esta asociación duró desde 1940 hasta 1948. Los judíos de Blaj eran bastante numerosos, incluso tenían una sinagoga, todos fueron protegidos por esa asociación y ninguno de ellos sufrió, todos siguieron desarrollando su actividad, no fueron deportados, ni siquiera se les impuso el trabajo forzado. El profesor Mihail era muy activo. Cuando alguien tenía un problema, intervenía junto al padre Macovei ante las autoridades y así no le pasó nada a nadie.”
Gheorghe Macovei tuvo la oportunidad de encontrarse con un personaje legendario. Se trata del diplomático sueco Raoul Wallenberg, que rescató a miles de judíos en Hungría, ayudándoles a cruzar la frontera a Rumanía:
“En primer lugar, los rescató de la deportación. En otras partes del país los judíos fueron concentrados y llevados tras el frente, a los campos de trabajo, pero no a los campos de exterminio. Sin embargo, para los judíos de Transilvania del Norte se planteaba el problema de la deportación a los campos de exterminio de Auschwitz y de otros lugares. Cruzaban clandestinamente la frontera y yo encontré a aquel hombre que vino muchas veces a nuestra casa y me dio las gracias a mí, personalmente. Parecía ser el propio Wallenberg. Era un hombre alto, una persona extraordinaria y muy valiente.”
Para los judíos de Transilvania del Norte el calvario terminó el 25 de octubre de 1944, cuando los ejércitos rumano y soviético liberaron dicha región. Sin embargo, comenzaba entonces el largo camino de vuelta al estatuto de ser humano digno.