150 años de historia de la monarquía en Rumanía
La llegada de Carlos de Hohenzollern-Sigmaringen el 10 de mayo de 1966, inauguraría el mejor período de la historia de Rumanía.
Steliu Lambru, 09.05.2016, 17:52
Hasta 1945, el 10 de mayo de 1866 significó un buen comienzo para la sociedad rumana después de un largo y agitado período de búsquedas, incertidumbres y desilusiones. En la primera mitad del siglo XIX, los rumanos intentaron aplicar las ideas de la modernidad y construir la prosperidad y la democracia. Dichas ideas fueron puestas en práctica por el príncipe alemán Carlos de Hohenzollern-Sigmaringen cuya llegada, el 10 de mayo de 1966, inauguraría el mejor período de la historia de Rumanía. El fundador Carlos I fue el primero de los 4 reyes de Rumanía y el mejor de todos, según opina la mayoría.
El historiador Alin Ciupala ha contado que al principio Carlos y los rumanos se enfrentaron a dificultades de aceptación recíproca así como a la esperanza:
“Además de la clase política rumana, Carlos es recibido con bastante indiferencia por los rumanos porque no lo conocen; es un príncipe alemán, católico, es decir un extraño para la mayoría de ellos. En cambio, la élite política lo recibe con mucha esperanza. Tras el reinado decepcionante de Alexandru Ioan Cuza, en el futuro rey, Carlos I, se pusieron grandes esperanzas. Por otra parte, hay que decir que Bucarest representó un gran impacto para el príncipe reinante. Más tarde, la reina Isabel contó con mucho humor el episodio de la llegada de Carlos a Bucarest, tras un largo, agotable y arriesgado viaje, tras el cual Carlos se mostró decepcionado por las realidades rumanas. Era una ciudad provincial y diferente en comparación con las ciudades alemanas. Más allá de estas decepciones del momento, Carlos se adaptó y logró superar aquel período difícil del comienzo.
El sucesor de Carlos I, su sobrino Fernando I y su esposa, la reina María se convirtieron en los fundadores de la Rumanía Grande en 1918. El historiador Alin Ciupala ha notado la extraordinaria vitalidad de la reina en aquellos momentos horrorosos de la primera guerra mundial, así como la consolidación posterior del Estado:
“La reina María asumió también otro tipo de papel, además de enfermera, organizadora, persona que consuela a los heridos y civiles. Ella también desempeñó un papel político. Aunque el sistema de la monarquía rumana constitucional de aquel entonces no permitía a las reinas que tuvieran atribuciones políticas, ella superó esas barreras. Su rica correspondencia nos demuestra los esfuerzos políticos que la reina María emprendió para que Rumanía obtuviera el apoyo tan necesario en el ámbito internacional. La memorialística de la época nos revela que la reina no sólo asumió un papel social y cultural, sino uno político también. En los momentos difíciles del comienzo del año 1918, la reina aún creyó en la victoria e intentó mantener vivo el ideal nacional. Desde este punto de vista moral, esta actitud firme de la reina merece una atención especial.
El tercer rey, Carlos II, fue una personalidad difícil y polémica. Los historiadores consideran que su reinado significó el final de la democracia rumana. El historiador Florin Muller:
“Carlos II era un personaje político muy complejo parecido más a su seguidor Ion Antonescu o a los líderes comunistas que a los reyes Carlos I o Fernando I. Durante su reinado los procesos de modernización de Rumanía entraron en una nueva etapa. La modernización rumana fue un proceso en el que los principios morales y constitucionales pasaron al segundo plano. Para Carlos, lo que realmente contó fue la manera cuasi fascista de movilización de los recursos nacionales y un estilo de trabajo en total contradicción con los estilos de Carlos I y Fernando I. Su tipo de comportamiento político afectó mucho a los rumanos. Por ejemplo, el régimen comunista tiene su origen en el estilo de poder personalizado impuesto por Carlos que preparó a Rumanía para el futuro totalitarismo.
El último soberano, Miguel I, hizo grandes esfuerzos para el renacimiento de la democracia rumana en los años posteriores a la guerra. En una entrevista concedida al Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana en 2008, el soberano de 95 años de edad, aconsejaba a los rumanos cómo tratarse los unos a los otros:
“Tratar a la gente con humanidad y no despreciar a nadie. En general, mostrar bondad, pero una bondad con límites. He visto cosas terribles y desafortunadamente a las autoridades no les importa. A lo largo de mi vida he aprendido que tengo que tratar a la gente de manera igual. A veces es muy desagradable ver como la gente que no comparte esta mentalidad trata mal a los pobres, como si fueran una basura. ¡Es algo infernal!
El 30 de diciembre de 1947 se instauró el régimen comunista que duró hasta 1989. Después de 150 años, el modelo de la monarquía significa normalidad.