100 años de la firma de los Pequeños Pactos
La Primera Guerra Mundial quedó tan profundamente arraigada en las mentes de las generaciones de principios del siglo XX que, después de su fin, el mundo trató de hacer todo lo posible para evitar que un acontecimiento así volviera a repetirse.
România Internațional, 18.10.2021, 12:27
La Primera Guerra Mundial quedó tan profundamente arraigada en las mentes de las generaciones de principios del siglo XX que, después de su fin, el mundo trató de hacer todo lo posible para evitar que un acontecimiento así volviera a repetirse. De esta manera, surgió la Sociedad de Naciones o Liga de Naciones, el organismo internacional predecesor de la ONU, como un foro para debatir ideas y resolver controversias. Se enunciaron los principios más generosos, siendo el más importante la exclusión de la guerra como medio para resolver disputas.
Mientras que los vencedores intentaban dar una nueva visión al futuro de las relaciones europeas e internacionales, los vencidos querían restaurar el mapa político de la Europa de antes del 1914, fecha del estallido del gran conflicto. Los territorios que algunos perdieron y que pasaron a manos de los vencedores fueron lo que separó a estas dos facciones opuestas. Ante su negativa mutua a admitir sus puntos de vista, cada facción intentó perseguir sus propios intereses. Para los ganadores, las políticas de cooperación regional fueron intentos de contrarrestar los intereses de los perdedores y mantener lo que habían ganado con inmensos sacrificios.
Rumanía formó parte del grupo de los vencedores y, a través de sucesivas uniones, formó el Reino de la Gran Rumanía. La diplomacia rumana participó en alianzas de cooperación regional, siendo la primera la alianza con Polonia en 1921. La segunda alianza fue el Pequeño Pacto o la Pequeña Entente, inspirada en el modelo de la Triple Entente de la guerra, con Checoslovaquia y Yugoslavia, y firmada en octubre del mismo año, 1921. La tercera alianza de cooperación regional fue la Entente de los Balcanes, en 1934, cuando Rumanía, Yugoslavia, Grecia y Turquía se aliaron contra Bulgaria.
He tenido la ocasión de hablar con el historiador Ioan Scurtu sobre el centenario del Pequeño Pacto en el contexto internacional del año 1921.
«Tanto Checoslovaquia, como Yugoslavia y Rumanía tenían tratados de paz con Hungría, firmados con todos los demás Estados aliados de la Entente, el 4 de junio de 1920, en Trianon. Estos tres Estados estaban interesados en que se respetasen y defendiesen las fronteras confirmadas por ese tratado. Esta fue la idea de una alianza, basada en el estatuto de la Sociedad de Naciones, institución creada en 1919 por sugerencia del presidente estadounidense Wilson. El objetivo era excluir la guerra como medio para resolver problemas divergentes entre los Estados. En este caso de los Pequeños Pactos, se llevaron a cabo negociaciones que llevaron a la firma de tratados bilaterales. Rumanía y Yugoslavia estaban interesadas en defender las fronteras con Hungría y Bulgaria, mientras que Checoslovaquia no tenía problemas con Bulgaria. Como tal, no consideró útil participar en algo que no le preocupaba.»
Por tanto, la alianza rumano-yugoslava-checoslovaca se consolidó tras tres tratados bilaterales. Ioan Scurtu resume la esencia de estos.
«Los documentos tenían un texto similar, en el caso del documento rumano-checoslovaco se preveía la defensa de las fronteras con Hungría. Y en el caso del tratado entre Rumanía y Yugoslavia se preveía un ataque no provocado por parte de Hungría o de Bulgaria, o incluso de ambos. Esta alianza fue el primer acuerdo multilateral en Europa desde la Primera Guerra Mundial, construido sobre el modelo de la Sociedad de Naciones, y en el que se pusieron grandes esperanzas.»
Las alianzas regionales en Europa Central y del Este que se formaron contra Hungría y Bulgaria fueron desproporcionadas, según considera Ioan Scurtu. Su opinión es que la propaganda fue la clave.
«Analizando la situación con más detalle, me sorprendió que estos tres países, que en conjunto tenían 683 000 kilómetros cuadrados y 50 millones de habitantes, se aliaran contra un Estado que tenía 93 000 kilómetros cuadrados y 9 millones de habitantes. Cada Estado por su parte tenía una superficie más grande y una población mayor que Hungría. Y luego me pregunté por qué se necesitaba tal alianza cuando cada uno de ellos podía hacer frente por su cuenta a una posible agresión húngara. Sobre todo, porque Hungría se había visto obligada por un tratado a disolver su ejército permanente, a desmantelar sus fábricas de armamento y no a crear nuevas formaciones militares. No encontré ninguna explicación muy clara, mi opinión es que los líderes de estos 3 Estados tenían en mente la propaganda exterior húngara, tradicionalmente muy poderosa. Ante una posible agresión húngara, apoyada por grandes potencias, los Estados de la Pequeña Entente tendrían que actuar juntos.»
A finales de la década de 1930, estaba claro que la política de antagonismo entre estos dos antiguos bloques ya no podía continuar. Los vencedores fueron más conciliadores, aunque esto no ayudó a mantener la paz, cree Ioan Scurtu.
“Hungría, fuertemente apoyada por Italia y Alemania, pero también con el consentimiento de Francia y Gran Bretaña, los dos Estados que garantizaron la aplicación de los tratados de paz de París de 1919-1920, obtuvo el derecho a armarse. En 1938, por el acuerdo de Bled, los tres Estados del Pequeño Pacto estuvieron de acuerdo con que Hungría se armase, considerándolo un paso importante hacia la consolidación de la paz. La importancia de ese paso se puso de manifiesto en el periodo siguiente cuando, por primera vez, en noviembre de 1938, Hungría se apoderó de una parte de Checoslovaquia. En 1940, en agosto, por imposición de Viena, también se adueñó de una parte de Transilvania y en abril de 1941 de una parte de Yugoslavia.»
Las políticas de cooperación regional en el periodo de entreguerras, al final, terminaron fracasando. El Pequeño Pacto, el más prometedor de ellos, se derrumbó porque era demasiado idealista para su época.