Diciembre es el mes en el que, desde 1989, los rumanos conmemoran la caída del régimen comunista, el que anuló sus derechos, libertades e incluso la esencia del ser humano durante casi medio siglo.
Se ha escrito y se ha hablado mucho sobre la revolución rumana de diciembre de 1989, desde muchos puntos de vista y con mucha pasión.
En sus casi 250 años de historia, la prensa rumana también registra la aparición ininterrumpida más larga de una publicación. Se trata de Gaceta de Matemáticas, una revista especializada para los amantes de las matemáticas, publicada en 1895 en Bucarest por iniciativa de un grupo de matemáticos e ingenieros.
El final de la Primera Guerra Mundial, lejos de calmar los ánimos caldeados que la habían desencadenado, alimentó nuevas rabias y obsesiones, y las soluciones extremas se consideraron las más adecuadas.
En 2024, la cultura rumana rinde homenaje a uno de sus representantes más importantes, el historiador y crítico literario Eugen Lovinescu.
Rumanía entró en la Segunda Guerra Mundial el 22 de junio de 1941 cuando, junto con Alemania, lanzó operaciones militares contra la Unión Soviética. Pero hay que decir que la Unión Soviética había sido el Estado agresor.
Una zona escasamente poblada desde siempre, pero muy fértil desde el punto de vista agrícola, Bărăgan fue un lugar elegido por el régimen comunista para castigar a unas 40 000 personas a las que consideraba enemigos de clase.
Uno de los pensadores más influyentes en la esfera pública rumana fue el jurista y publicista italiano Giuseppe Mazzini (1805-1872), notable exponente del Risorgimento, el movimiento de resurgimiento de Italia en el siglo XIX.
En los regímenes de los partidos comunistas en los países de Europa Central y Oriental, toda la prensa giraba en torno a la ideología.
La institución más temida del Estado comunista rumano era la Securitate, creada según el modelo del NKVD (Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos de la Unión Soviética), que posteriormente se convertiría en la KGB.
Desde el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945 hasta 1989, el Ejército Rojo impuso regímenes de partido comunista en los países de Europa Central y Oriental.
Según las teorías marxistas-leninistas sobre los medios de producción, la propiedad debía ser común, de todos aquellos que los usaban y producían plusvalía.
La historia de la flota militar rumana comienza a mediados del siglo XIX, cuando tras la unión de los dos principados, Moldavia y Valaquia, se unieron las flotas mercantes fluviales de ambos.
En la historia del régimen comunista de Rumanía, el nombre de Ana Pauker es uno de los más importantes.
Las diplomacias de los países que gravitan en torno a los poderosos siempre tienen la misión de estar un paso por delante de los acontecimientos.