Paisaje deteriorado
Uno de los lugares más interesantes de Bucarest es, sin duda, el Parque Natural de Văcărești llamado también el Delta de Văcărești.
România Internațional, 30.10.2021, 10:30
Uno de los lugares más interesantes de Bucarest es, sin duda, el Parque Natural de Văcărești llamado también el Delta de Văcărești. El lugar es un lago antrópico ubicado en el barrio de Văcărești en la parte suroeste de la capital de Rumanía. Con una superficie de casi 200 hectáreas, este lago fue diseñado originalmente como parte del complejo acondicionamiento en el río que atraviesa la capital, Dâmbovița, y debió ser parte del sistema de protección hidrológica contra las inundaciones de Bucarest, durante la época comunista, antes 1989. La construcción implicó la demolición de uno de los monumentos eclesiásticos más bellos de la capital: el Monasterio de Văcărești. El proyecto inicial quedó inconcluso y después de 1989 y la caída del régimen comunista en Rumanía, el lago siguió siendo uno de los grandes proyectos incompletos.
En los años siguientes, el área fue reconquistada por la naturaleza, formándose así un verdadero delta con vegetación diversa y seres vivos como aves, animales acuáticos, serpientes, zorros, conejos, nutrias u otros. El Delta de Văcărești se ha convertido en un ecosistema estable, el hábitat de algunas especies protegidas. Desde 2015, el Delta de Văcărești ha sido declarado parque natural (Parque Natural de Văcărești), área natural protegida, el primer parque natural urbano de Rumanía.
En el paisaje del Parque Natural de Văcărești, este mes de octubre ha tenido lugar un acercamiento artístico y conceptual del hombre urbano con la naturaleza: el proyecto “Paisaje deteriorado”, un proyecto a través del cual Bucarest, asfixiada por el hormigón, respira a través del arte.
Hemos hablado con la curadora y directora de proyecto Gabriela Mateescu sobre la organización y conceptualización de este acontecimiento.
Gabriela Mateescu:
“Ubicado en el entorno urbano natural del Delta de Văcărești, el proyecto titulado «Paisaje deteriorado» representa una cooperación artística transdisciplinaria y, al mismo tiempo, una investigación materializada en intervenciones performativas, obras de land art (arte de la Tierra) e instalaciones específicas del sitio. El evento ha sido organizado por la Asociación «Núcleo 0000» y cofinanciado por el Ayuntamiento de la capital a través de ARCUB, en el marco del proyecto «Bucarest, ciudad abierta 2021». Bucarest es una ciudad llena de cemento, pero entre las pesadas planchas que delimitan la ciudad, la naturaleza reclama sus derechos y hace su propio espacio. En el lugar del antiguo proyecto comunista «El embalse de Văcărești», abandonado hace mucho tiempo, se ha formado en los últimos 30 años un ecosistema húmedo, una reivindicación de su propio territorio, sin ninguna ayuda del hombre, justamente en medio de la mayor aglomeración urbana del país. Convertido en un delta en el verdadero sentido de la palabra, un ecosistema en el corazón de la capital, «El Parque de Văcărești» es el lugar adecuado para contemplar el estado de la naturaleza y los efectos de la intervención humana».
Al comprimir todo un universo en un microalvéolo, artistas de múltiples disciplinas han descompuesto las teorías post y transhumanistas en el lenguaje del arte contemporáneo.
¿Quiénes participaron en el proyecto «Paisaje deteriorado» y cómo se desarrolló? Gabriela Mateescu nos responde:
«El 24 de octubre, el público fue invitado a dar un paseo y descubrir en la naturaleza las obras de las artistas Roberta Curcă, Mălina Ionescu, Gabriela Mateescu, Andreea Medar, Kiki Mihuță, Marina Oprea. «Perdidos en el paisaje» fueron también los alumnos del taller de actuación «microRave-intentos de convertirse en paisaje», coordinado por Andreea David, Maria Baroncea, con la música de Chlorys. Una semana antes del evento, invitamos a jóvenes de Bucarest con intereses artísticos a venir al Delta para un taller de danza, aprovechando los últimos días soleados de otoño. Para ayudar a los visitantes en este recorrido, realizamos un mapa con las coordenadas GPS de las obras, ubicadas en las entradas al Delta y entre las obras. Se realizaron tres visitas guiadas en las que el público recorrió la ruta artística, junto a los organizadores y las artistas. Las instalaciones se cerraron al día siguiente para respetar el espacio inalterado de la zona”.
El concepto artístico supuso un espacio híbrido que cobró vida tanto del ajetreo y el bullicio de la vida urbana cotidiana como de los ruidos de un delta en medio de una metrópoli. Este espacio ha vuelto a la vida, temporalmente, para abogar por su propia causa, es decir, una función cultural, el lugar más adecuado para la contemplación, una oportunidad para reconectarse con la naturaleza, un posible momento de meditación sobre los efectos nocivos sobre la naturaleza que pueden causar las intervenciones humanas riesgosas.
Al final, Gabriela Mateescu nos ha hablado sobre el público participante y sobre sus reacciones en el paisaje urbano abarcado por la naturaleza del Delta de Văcărești:
“Además de la audiencia específica de los acontecimientos artísticos, fue un domingo cálido en el que el público salió a caminar y así tuvo la oportunidad de conocer obras artísticas casuales, y su reacción fue principalmente de asombro, pero también de interés, quedando satisfecho con las explicaciones de los artistas y del equipo».