Exposición «Shaving the Caterpillar»
El título de la exposición creada por la artista Ileana Pașcalău se traduciría como afeitando a la oruga, y propone una incursión en la historia del cuerpo femenino desde el punto de vista médico.
Ion Puican, 28.10.2022, 15:06
A partir de mediados de octubre y hasta mediados de noviembre, en la Galería Mobius, uno de los lugares más importantes de Bucarest para exposiciones y contacto con el público de arte contemporáneo, se exhibe la exposición «Shaving the Caterpillar» de la artista Ileana Pașcalău. La artista nació en Caransebeș (oeste de Rumanía) y ahora vive y trabaja en Berlín. Es artista visual e historiadora del arte, uniendo sus intereses artísticos y teóricos con el objetivo común de investigar la historia del cuerpo humano, particularmente el cuerpo femenino. Hablamos con Ileana Pașcalău sobre el concepto de la exposición y de cómo surgió:
«»Shaving the Caterpillar» es el título de la exposición que he creado con la curadora de arte Valentina Iancu, por invitación de la galería Mobius. El título se traduciría como «afeitando a la oruga», y la exposición propone una incursión en la historia del cuerpo femenino desde el punto de vista médico. El proyecto parte de una investigación mucho más amplia, que sigo desde 2017, cuando buscaba un tema para la tesis doctoral. Entonces, es una investigación teórica que se ha desarrollado durante varios años y que se centra en la anatomía femenina, tal como la veían los médicos, principalmente varones, entre los siglos XVII y XIX. Tengo que precisar muchas veces, hablando de esta exposición, cuánto ha influido también mi pasado familiar en el desarrollo de estas ideas.
Provengo de una familia donde mi madre, médica internista, me daba como juguetes todo tipo de instrumental médico y accesorios. Mis abuelas, enfermeras o auxiliares en los departamentos de ginecología y obstetricia, de alguna manera me inculcaron esa predilección por la anatomía femenina y una especie de curiosidad por investigarla también desde un punto de vista artístico».
¿Cómo describe la artista su proceso creativo? ¿Cuáles son las preguntas de las que parte o las que quiere suscitar en el público que visita la exposición? Ileana Pașcalău:
«Mis obras traen algunas historias bastante dolorosas. Mi proceso artístico se basa en simbolizar información de una investigación, información que muchas veces he sentido como impactante o dolorosa, y exponerla a los visitantes podría ser retraumatizante. Pero, lejos de ser una especialidad científica en sentido médico, psiquiátrico, psicológico, etc., mi investigación es una artística, de la historia que abre este tema de la anatomía femenina, sin capacidad ni pretensión de agotarlo. Y, si sigo hablando en términos médicos durante todo el recorrido teórico-práctico, espero que la experiencia de los visitantes sea similar a la de tocar una gran cicatriz.
Es decir, suscitar preguntas y deseos de buscar respuestas: ¿qué pasó allí, en la historia, en la construcción de la anatomía femenina por médicos y hombres? ¿Cuán dolorosas eran las teorías médicas para las mujeres? ¿Qué graves consecuencias tuvieron? U otras preguntas como ¿se ha curado esta cicatriz? ¿Qué quedó de ella? Incluso esta expresión coloquial, «está histérica», sigue siendo una ficción del siglo XIX. Por eso, debemos tener cuidado cuando volvamos a pensar en alguien como «histérico» porque era una herramienta de manipulación y tortura. Y, por último, pero no menos importante, una pregunta como: ¿cómo evitamos lesiones con tales consecuencias? ¿Qué aprendemos? ¿Cómo nos hacemos más fuertes?».
Al final de nuestra charla, Ileana Pașcalău analizó la exposición, los materiales utilizados y el recorrido previsto para los espectadores:
«Un primer hilo narrativo de la exposición se centra en la pregunta: “¿Cómo nació el segundo sexo?” Tenemos, en una primera etapa de la exposición, dibujos con referencias a discursos médicos e ilustraciones de tratados científicos de los siglos XVII y XVIII, dibujos que trazan una historia de la anatomía femenina, marcada por la obsesión de los médicos con su aparato reproductor. Así, la dirección visual pretende, en una primera fase, mostrar cómo los médicos construyen la imagen anatómica de la mujer a partir del útero, considerado el principal marcador de diferenciación entre los sexos. Y no solo eso, el útero era considerado un órgano caprichoso, peligroso, capaz de provocar locuras y grandes desviaciones en el comportamiento de sus portadoras.
En una segunda etapa de la exposición, este hilo médico atraviesa el siglo de la Ilustración, época que vio la primera representación de un esqueleto femenino. Así que aquí presenciamos el momento en que el segundo sexo obtiene una caja torácica y una columna vertebral propias. Es un momento importante que marqué artísticamente a través de instalaciones hechas de piel artificial y metal, y la piel, con sus connotaciones orgánicas, es un material con el que he trabajado especialmente para la exposición. He cortado, perforado y pegado capas de piel como un cirujano. De ahí esta comparación que me ha guiado a lo largo de mi planteamiento: el artista puede actuar como un médico. Finalmente, la exhibición se cierra con un momento culminante: es el momento de la «histeria», y uso esa palabra entre comillas, porque la exhibición insiste en que la histeria fue una construcción, una ficción, y tal vez me gustaría que los espectadores se quedaran al menos con esta idea, que dejen de usar la palabra “histeria” en su vocabulario».