El sector bancario rumano
Florin Orban, 16.12.2014, 17:49
Según un análisis realizado por el rotativo ”Ziarul financiar”, el sector bancario rumano, que financia un 90% de la economía, sigue en ”terapia intensiva“. Eso porque no se ha reestructurado a tiempo y tiene costos altos e ingresos bajos. Los costos administrativos de los bancos se notan en el interés de los créditos que, aunque han bajado, continúan siendo altos en comparación con la tasa de interés de política monetaria, reducido hasta el 2,75%.
La infraestructura del sector bancario de Rumanía alcanzó su auge en 2008, cuando las redes territoriales abarcaban 6.600 sucursales y agencias, en las que trabajaban más de 71.500 empleados. Seis años después del estallido de la crisis económica había desaparecido una quinta parte de los puestos de trabajo y de las entidades bancarias: 13.600 asalariados abandonaron el sistema y 1.200 sucursales y agencias fueron cerradas. El esfuerzo de eliminar de los balances los creditos por cobrar así como las medidas relacionadas con la limpeza general del sistema bancario han hecho que también 2014 sea un año difícil para los bancos.
Según las estimaciones de Nicolae Cinteză, el jefe del Departamento Vigilancia del Banco Nacional de Rumanía, el sector bancario registrará a finales de este año pérdidas de 2 mil millones de lei (unos 450 millones de euros). Lo que, en su opinión, es normal. Él ha puntualizado que la tasa de los créditos no cobrados ha disminuido entre los meses de abril y septiembre de 2014 desde el 22,3% hasta el 15,33%, mientras que la tasa de cobertura de las garantías de los créditos por cobrar es de 66,22%. Radu Graţian Gheţea, el presidente de la Asociación Rumana de los Bancos, comparte la misma opinión sobre las pérdidas que registrará el sector bancario:
”En mi opinión, en 2014, se registrarán pérdidas importantes. El Banco Nacional ya había anunciado pérdidas en el sector antes de iniciarse lo que actualmente llamamos la limpieza de los balances.”
La concesión de créditos en el sector privado sigue teniendo un ritmo anual negativo, pese a la dinámica positiva de la concesión de créditos en lei. El gobernador del Banco Nacional de Rumanía, Mugur Isărescu, ha explicado que la causa por la cual la concesión de créditos no se ha recuperado no es la falta de dinero:
”Actualmente los bancos de Rumanía tienen un exceso de liquidez, tanto en lei como en divisas. Por lo tanto, el proceso de ralentización y de disminución en el caso de los créditos en divisas no es causado por la falta de dinero. La evolución de los créditos depende de todas las tranformaciones estructurales y de otros factores. Intentamos atenuar la falta de confianza a través de medidas positivas de política monetaria y también hacemos todo lo posible para crear un ambiente estable desde el punto de vista económico y financiero.”
A finales del pasado mes de octubre, el Banco Central Europeo publicó los resultados de los tests de estrés realizados en 130 importantes bancos de Europa. Algunos de los bancos que suspendieron el test son accionistas en bancos de Rumanía. He aquí lo que opina el analista económico Aurelian Dochia sobre la situación del sector bancario rumano:
”Aunque en Rumanía hay bancos con accionistas de los bancos con problemas de Europa, el sector bancario rumano está formado por bancos independientes. Desde el punto de vista del capital propio y desde el punto de vista de los balances, estos bancos son independientes de la matriz los bancos y además son vigiladas por el Banco Nacional de Rumanía. Por lo tanto, no hay una relación directa con la situación de estos bancos porque el nivel de capitalización de los bancos de Rumanía es muy bueno. La única circunstancia que podría afectar a los bancos rumanos sería si uno de los bancos rumanos necesitara capital suplementario en una situación de urgencia y se lo solicitara al banco matriz. En este caso sería posible que la matriz bancaria no tuviera el capital suplimentario para ayudar al banco de Rumanía.”
En el mes de octubre de 2015 los bancos de Rumanía serán sometidos a un amplio ejercicio de evaluación antes de entrar a formar parte del Mecanismo Único de Supervisión instituido por el Banco Central Europeo.