Durante la política de sistematización de la capital rumana en los años 80 también se perdieron edificios del patrimonio religioso. Los lugares de culto y sus dependencias, tanto en el centro de la ciudad como en sus afueras, se convirtieron en monumentos emblemáticos para los amantes del arte y la cultura.
Desde el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945 hasta 1989, el Ejército Rojo impuso regímenes de partido comunista en los países de Europa Central y Oriental.
El espacio rumano, hoy mayoritariamente cristiano ortodoxo, era un espacio de injerencia espiritual y religiosa.
A los regímenes políticos dictatoriales, autoritarios y antiliberales no les gusta el humor porque es una manifestación de la libertad personal del individuo, de la creatividad del espíritu humano y del estado natural de la sociedad.