Puede parecer paradójico, pero a las abejas les encanta Bucarest. No es de extrañar que algunos residentes descubran enjambres en los lugares más insospechados. La Patrulla Apícola Urbana, formada por apicultores voluntarios dedicados a proteger a las abejas de Bucarest, se creó para recoger abejas de los respiraderos de los bloques, los áticos de casas antiguas, los edificios patrimoniales, los edificios abandonados y los cementerios.