Un estudio realizado por Save the Children a principios de año mostró que uno de cada dos estudiantes en Rumanía fue víctima de amenazas, humillaciones o violencia física, y el 82% de ellos fue testigo de situaciones de este tipo.
Allí donde la intervención institucional y oficial de las autoridades estatales llega con retraso, los rumanos consiguen compensar esta ayuda tardía.