Transnistria, un asunto olvidado
La violación de los derechos humanos en la región separatista prorrusa de Transnistria, en el este de la República de Moldavia incluye también a los niños. Los abusos contra las escuelas de lengua rumana han generado una ola de indignación.
Bogdan Matei, 18.01.2014, 09:10
La línea que separa el territorio controlado por las autoridades legítimas de Chisináu y la región de Transnistria está a punto de convertirse en una frontera entre civilizaciones. Mientras que la República de Moldavia, aspirante a la adhesión a la UE, intenta adoptar y respetar los requisitos democráticos necesarios, los secesionistas se han mantenido en el ámbito de la práctica soviética de violación constante de los derechos humanos. Con el deseo evidente de mantener la separación entre ellos y Chisináu, ahora no dudan en atacar incluso el derecho a la educación de los niños que estudian en las escuelas de lengua rumana administradas por las autoridades de la República de Moldavia.
Las cuentas del prestigioso instituto teorético “Lucian Blaga” de Tiráspol, la ciudad capital de los rebeldes, han sido bloqueadas. Esta medida, según advierte el director del instituto, Ion Iovcev, podría bloquear la actividad escolar. El mes pasado había tenido lugar una acción de control ejecutada por los autoproclamados fiscales de Transnistria y habían sido interrogados Iovcev y su adjunto. También entonces el líder secesionista Yevgueni Shevchuk amenazaba con el cierre de las escuelas de lengua rumana si estas últimas no aceptaban someterse a la jurisdicción de su administración. La indignación ha sido unánime.
En Bucarest, el presidente de la Rumanía vecina, Traian Băsescu, ha declarado que las “acciones de represión dirigidas contra los profesores, los padres y los alumnos representan una violación sistemática de los derechos humanos en esta región separatista”. En Bruselas, los mandatarios europeos se declaran muy preocupados por la reciente situación en Transnistria y rechazan firmemente los métodos utilizados por las autoridades de Transnistria para intervenir en el proceso educativo. También declaran que este tipo de acciones unilaterales generan tensiones y dificultan las negociaciones para solucionar el conflicto de Transnistria. Además de indignación, estas reacciones muestran también sorpresa.
Los abusos contra el instituto rumano de Tiráspol se producen en un momento en que no han sido pocas las voces que anunciaban un relajamiento del conflicto. La orientación europea de la República de Moldavia puede ser una ventaja, según opinan los analistas, para el ámbito empresarial y para los ciudadanos de Transnistria. Además, el cambio de poder en esta región había creado las premisas para una orientación distinta. Hace dos años, el joven Shevchuk sustituía a Igor Smirnov, el inflexible líder de la rebelión que en 1992, tras un conflicto armado saldado con cientos de muertos, determinó la salida de Transnistria del control de Chisináu. Cabe mencionar que entonces el primer ministro pro-occidental de la República de Moldavia, Iurie Leancă, había enviado a los separatistas una propuesta de otorgarles la autonomía, según el modelo de la autonomía de Cataluña en España.