Rumanía busca seleccionador
En plena campaña de clasificación para el Campeonato Europeo, el seleccionador Victor Pițurcă ha decidido dimitir de la dirección del equipo nacional de fútbol de Rumanía y marcharse a Arabia Saudí.
Bogdan Matei, 18.10.2014, 17:27
Tras la sorpresa inicial, cierta preocupación se ha apoderado del mundo del fútbol rumano. La renuncia del seleccionador Victor Pițurcă se anunciaba el pasado jueves y pese a haber sido reclamada anteriormente por los hinchas y por parte de la prensa, ésta ocurre en un momento poco adecuado. Bajo el mando de Piturca, el equipo nacional ha tomado una salida prometedora en los Preliminares de 2016. Con dos victorias en terreno ajeno, en Grecia y Finlandia, y un empate en terreno propio, con Hungría, el equipo ocupa el segundo lugar en el grupo, lo que le asegura la clasificación en el torneo final.
Además, Pițurcă es el único seleccionador que ha obtenido resultados notables en los 15 últimos años. Fue el artífice de la clasificación de Rumanía en los Campeonatos continentales de los años 2000 y 2008, los más recientes éxitos de un equipo representativo que en los años 90 no se perdía torneo final alguno de los Mundiales y Europeos. Gracias a los tres mandatos a la cabeza del equipo representativo, Piturca se ha transformado en el más longevo seleccionador de Rumanía. 95 partidos, 52 victorias, 23 empates y tan sólo 20 derrotas representan en opinión de los especialistas un balance honorable. En calidad de entrenador, Pițurcă había efectuado su aprendizaje en el campeonato interno, con un título nacional y una Supercopa, ambos con el “Steaua” de Bucarest, y una Copa de Rumanía con el “Universitatea” de Craiova .
Como jugador, el atacante Pițurcă tuvo su contribución destacada en uno de los éxitos de la historia del fútbol rumano: la Copa de Campeones de Europa, ganada con el Steaua en 1986. En su palmarés figuran también la final de la Copa de Campeones de 1989, una Supercopa continental en 1987, cinco títulos de campeón nacional, cuatro Copas de Rumanía, asi como la “Bota de Bronce de Europa” en 1988, trofeo que recompensaba en la época a los mejores goleadores del continente.
Aparentemente, en el apasionado fútbol rumano, todo parecía transformar a Victor Pițurcă en un ídolo, pero en realidad ha sido uno de los más impopulares personajes. Sin carisma, arrogante, testarudo, obsesionado con el dinero y rencoroso- así le retrata la prensa deportiva y así le perciben los aficionados. Además, estos últimos no le perdonan el estilo de juego mezquino, mediocre, defensivo, con victorias obtenidas al límite, que impuso a un equipo nacional denominado en otro tiempo por su juego espectacular “el Brasil europeo”.
Hoy, los mismos aficionados esperan por parte del presidente de la Federación, Razvan Burleanu, la nominación del nuevo entrenador del equipo nacional. Indistintamente del nombre, éste tendrá que aguantar evaluaciones igual de severas, hecho inevitable en un país en el que “todo el mundo sabe de política y de fútbol”