Referéndum invalidado en Chisináu
El intento de los socialistas filorusos de destituir mediante referéndum al alcalde prooccidental de Chisináu, Dorin Chirtoacă, ha fracasado debido a la baja participación en la votación.
Bogdan Matei, 20.11.2017, 15:00
El desenlace anticipado por muchos analistas en la República de Moldavia (exsoviética, donde la mayoría de la población habla el rumano), el referéndum sobre la destitución del alcalde general de la capital, Chisináu, el liberal Dorin Chirtoacă, ha fracasado a causa de la baja participación en la votación. Se presentó sólo un 17,5% de los electores inscritos en las listas, y para validar la votación era necesario que participara al menos un tercio del cuerpo electoral.
El referéndum fue iniciado por el Partido de los Socialistas, filoruso, del presidente Igor Dodon, apoyado por otras dos formaciones de izquierda y boicoteado por la mayoría de los partidos proeuropeos. Al aceptar difícilmente el fracaso, los socialistas han acusado a las autoridades locales de haber ampliado de manera deliberada las listas electorales, justamente para que el plebiscito no alcanzara el umbral electoral.
A su vez, Chirtoacă ha agradecido a los ciudadanos por no haber ido a votar. Pero lejos de alegrarse, ha advertido que, aunque el referéndum no sea validado, el problema de la administración de la ciudad no se soluciona, porque él está todavía suspendido del cargo. El alcalde, citado por los corresponsales de Radio Rumanía en Chisináu, ha anunciado también su intención de finalizar su tercer mandato, que termina en verano de 2018.
Para Chirtoacă, los problemas políticos, y sobre todo judiciales, comenzaron el 25 de mayo cuando, junto con otros nueve empleados del ayuntamiento, fue detenido por los fiscales del Centro Nacional Anticorrupción, al ser acusado de tráfico de influencias y de superar sus atribuciones. En julio fue suspendido del cargo y este mes fue liberado de la prisión domiciliaria y está bajo control judicial. Algunos analistas han afirmado que las acusaciones son más bien inconsistentes y tienen por objetivo tomar una revancha política.
Nacido en una familia de militantes antisoviéticos y educado como tal, Chirtoacă fue elegido por primera vez en 2007, cuando se convirtió a los 29 años en el alcalde más joven de una capital europea. En las siguientes elecciones, de 2011 y 2015, este graduado en Derecho en Bucarest, quien ha asumido sin complejos su identidad rumana y, como primer vicepresidente del Partido Liberal, aboga por la reunificación con Rumanía, venció a los conocidos candidatos de los filorusos, el actual presidente Igor Dodony y la ex primera ministra, Zinaida Greceanîi.
El voto para el ayuntamiento de la capital, donde vive un tercio de la población de la república y que produce la mitad del PIB, ha tenido siempre, según los analistas, una inmensa apuesta geopolítica. Tanto para los prooccidentales, como para los partidarios de Moscú, Chisináu es, de lejos, el trofeo electoral más deseado, y la elección del alcalde es también una opción entre Europa y Rusia. Al igual que sus predecesores, Nicolae Costin o Serafim Urecheanu, Chirtoacă fue elegido en cada ocasión por la mayoría prooccidental del electorado de Chisináu, la misma que ha preferido este domingo boicotear el referéndum iniciado por los filorusos.