Pandemia y derechos humanos
Las medidas aprobadas por el Gobierno de Rumanía durante la pandemia han causado preocupación respecto a los derechos humanos, según considera la organización Amnistía Internacional.
Ştefan Stoica, 08.04.2021, 13:39
El año pasado, el mundo fue sacudido por la COVID-19, y la pandemia y las medidas puestas en marcha por las autoridades en general, en todo el mundo, con el objetivo de luchar contra ella afectaron a todos y en algunos casos agravaron las desigualdades y los abusos existentes. Esta es la conclusión de la organización Amnistía Internacional en su informe sobre la situación de los derechos humanos en el mundo. Respecto a Rumanía, las medidas aprobadas por el Gobierno ante la pandemia han creado preocupación respecto a los derechos humanos, sobre todo al mantenimiento del orden, de la libertad de reunión pacífica y del derecho a la educación, según consideran los autores del informe. En marzo de 2020, según recuerda la organización, el Gobierno rumano declaró el estado de alarma, sustituido posteriormente por el estado de alerta, medida que hizo posible la excepción temporal de un cierto número de derechos garantizados por la Convención Europea de Derechos Humanos, como el derecho a la educación, el derecho a circular libremente o el derecho a la libertad de expresión y de asociación.
Respecto a la discriminación, un proyecto de ley sobre la consolidación de la legislación destinada a luchar contra ella estaba todavía pendiente en el Senado a finales del año pasado, ha constatado Amnistía Internacional. Según un informe de la Comisión Europea publicado en febrero y citado por la organización, los romaníes han continuado enfrentándose a la discriminación y a la segregación, sobre todo en los sectores de la educación y del empleo, así como en cuanto al acceso a viviendas, siendo afectados sobre todo por las evacuaciones forzosas. Durante el estado de alarma, las ONG y la prensa han presentado casos de uso ilícito de la fuerza por parte de la policía y de malos tratos a los que fueron sometidos los mismos. Algunos grupos que luchan por los derechos humanos y las ONG han expresado su preocupación respecto al uso de la población romaní como chivos expiatorios durante la pandemia y han lamentado lo que consideran un incremento de los discursos de odio y racismo contra estas poblaciones en los medios de comunicación y en las redes sociales, sobre todo por parte de algunos líderes de opinión o de otras figuras públicas influyentes.
Respecto a la comunidad LGBTI (lesbianas, homosexuales, bisexuales, transexuales e intersexuales), el Parlamento aprobó en junio una ley que prohibió especialmente los cursos y la formación sobre la identidad de género. Votado sin un debate público, este texto ha previsto la prohibición de las actividades de propagación de la teoría o de las opiniones sobre la identidad de género según las cuales el género es un concepto distinto al sexo biológico y los dos no son siempre idénticos, afirma Amnistía Internacional.
Respecto a la educación, la organización cita un estudio que muestra los problemas que tienen los niños de los grupos vulnerables de la población en el contexto de la educación a distancia establecida durante el confinamiento. Los estudiantes romaníes han sido algunos de los más afectados. Según el estudio, tan sólo un 15% de los niños de los grupos marginados participaron periódicamente a las actividades ofrecidas de forma virtual. Algunos de los principales problemas fueron la falta de equipo técnico y de espacio para estudiar adecuadamente en viviendas superpobladas y la incapacidad de los padres de ofrecer el apoyo necesario para terminar los deberes.
Versión española: Monica Tarău