Nueva crisis política en la República de Moldavia
La República de Moldavia (exsoviética, donde la mayoría de la población habla el rumano) ha quedado nuevamente sin Gobierno.
Bogdan Matei, 13.11.2019, 14:18
Ha ocurrido lo inevitable. Ni siquiera medio año desde que fue investido, el Gobierno liderado por Maia Sandu ha sido destituido mediante una moción de censura, y el “matrimonio contra natura” entre el bloque proeuropeo ACUM y los socialistas rusófilos ha acabado con un “divorcio” ruidoso. 63 de 101 diputados han votado a favor de la moción presentada por el Partido de los Socialistas liderado de facto por el jefe del Estado, Igor Dodon, y apoyada también por el Partido Demócrata, que estuvo en el poder hasta el pasado verano y que está siendo controlado por el impopular oligarca Vlad Plahotniuc. Afectadas ya por la competencia por el ayuntamiento de la capital ganado este mes, por primera vez, por un filorruso, las relaciones entre el ACUM y el PS se han deteriorado aún más después de que la primera ministra quisiera cambiar la forma de nombrar al fiscal general de la república.
Por lo demás, los analistas habían estimado que era sólo una cuestión de tiempo hasta que los filorrusos atacaran a un gabinete dominado por los proeuropeos, pero en el que Dodon había impuesto a sus partidarios en dos ministerios clave: de Defensa y Reintegración de la región separatista de Transnistria (al este). En su último discurso en el Parlamento como primera ministra, Maia Sandu ha afirmado que su Ejecutivo ha conseguido aumentar los salarios de algunas categorías de la población e iniciar una seria reforma en la justicia. Ella ha recordado que durante los últimos cinco meses, el Gobierno ha atraído asesoría financiera que alcanza más de 100 millones de euros y que la República de Moldavia tenía que recibir 30 millones más por parte de la Unión Europea hasta finales de este año. Lo que es vital para un Estado considerado el más pobre de Europa según todas las clasificaciones de especialidad. Bruselas ha reaccionado tan solo unas horas después. Para la Comisión Europea, la determinación del Gobierno de Chisináu representa una señal preocupante para el proceso de reforma.
La necesidad de las reformas, sobre todo en el sector judicial, no ha desaparecido después del voto a favor de la caída del Gobierno, ha afirmado la portavoz de la actual jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini. Ella ha destacado que la relación entre la Unión y Chisináu continuará basándose en el respeto del Estado de derecho y de los estándares democráticos. La nueva crisis política de Chisináu también ha causado molestias en Rumanía, el partidario más activo y consecuente de la independencia, la integridad y las aspiraciones europeas de la república vecina. El presidente Klaus Iohannis ha advertido que en el contexto actual, el apoyo de Rumanía, incluso financiero, estará estrictamente condicionado a la continuación de las reformas esenciales para la democracia y el recorrido europeo. El primer ministro Ludovic Orban ha llamado la atención sobre el hecho de que el Ejecutivo rumano tendrá muy poca disponibilidad para cooperar con un Gobierno de Chisináu que no ofrezca serias garantías para una auténtica democracia. Si en tres meses no se realiza el proceso de investidura de un nuevo gabinete, el presidente Dodon puede disolver al Parlamento y convocar elecciones legislativas anticipadas. Éstas, según opinan los analistas, aumentarían el peso parlamentario de los socialistas y les permitirían asumir todas las riendas del poder.