Nobel para un alemán oriundo del Banato rumano
El Banato multicultural, (en el sudoeste de Rumanía) conocido como modelo de convivencia interétnica, puede enorgullecerse de dos laureados con el Premio Nobel. Uno de ellos es el científico Stefan Hell.
Ştefan Stoica, 10.10.2014, 15:55
Hertha Mueller y Stefan Hell; generaciones distintas, profesiones y probablemente sensibilidades totalmente distintas. La primera es escritora, el segundo es científico, pero ambos comparten algo en común: el idioma alemán, el lugar de origen en el Banato, Rumanía y los resultados recompensados con la más alta distinción, el Premio Nobel. En 2014 Stefan Hell recibe el Nobel de Química junto con otros dos científicos por desarrollar la microscópica fluorescente. Los tres han logrado convertir un microscopio óptico en un nanoscopio, lo que permite observar las moléculas en tiempo real. En la actualidad la nanoscopia es muy utilizada y aporta los instrumentos necesarios para el progreso de la medicina en la lucha contra el cáncer y otras enfermedades consideradas incurables. En una entrevista concedida a Radio Rumanía, Stefan Hell confiesa que se enorgullece de su origen en el Banato; con solo 15 años salió del Banato natal en 1978, al emigrar junto con sus padres a la Alemania occidental. Stefan Hell:
“En 1978 emigré desde Rumanía, del Banato. Durante 34 años no volví. Hace 2 o 3 años, regresé al Banato junto con mi familia. Ha sido una experiencia bonita. Nos fuimos a ver Arad y Sântana, donde yo me crié La gente no me entendería si no supiera que vengo de Rumanía ”.
Stefan Hell cuenta que el Nobel viene tras muchos años de investigación en Alemania, primero en la Universidad de Heidelberg, luego en el Instituto «Max Planck» para Química y Biofísica de Göttingen, donde actualmente ocupa el cargo de director. En su opinión, la educación que recibió en Rumanía fue de alto nivel, dado que tuvo profesores muy buenos que le estimularon el interés y la dedicación a la ciencia.
La relación de Hertha Mueller con Rumanía ha sido mucho más complicada. De hecho, no con el país como tal, sino con las autoridades comunistas que le hicieron la vida imposible hasta 1987, el año en que emigró a Alemania. Nacida en 1953, en Niţchidorf, en el mismo Banato que ha dado a Stefan Hell, Hertha Mueller llegó a ser, como joven escritora prohibida y tras haberse negado a colaborar con la Securitate (la policía política del régimen comunista), una víctima de la persecución.
En 1987, se fue a vivir a Berlín occidental. Ha publicado más de 20 libros, la mayoría traducidos también por casas editoriales de Rumanía. “Ante la muerte , mi reacción fue el amor a la vida. Amor a las palabras. Solo la explosión de las palabras lograba expresar mi estado de ánimo”, contaba Herta Muller en 2009, con motivo de la tradicional sesión de lectura que precede a la entrega de los Premios Nobel.
Para la Academia Sueca, Hertha Muller ”con la concentración de la poesía y la franqueza de la prosa, describe el paisaje de los desposeídos». Lo cierto es que su obra encarna en buena parte el trauma del periodo comunista, en el que no faltan los interrogatorios, los insultos, la humiliación, la marginación y el miedo a la muerte. La autora no quiere identificarse con un país o un idioma y opta por pertenecer a si misma exclusivamente. Sin embargo, Herta Muller reconoce que tiene una gran preferencia por el rumano, cuyas metáforas son más sensuales y apuntan directamente al blanco.