Los rumanos, opiniones sobre los aliados
Los estudios sociológicos indican que los rumanos siguen siendo fieles a las asociaciones con las grandes potencias occidentales y reticentes con Rusia.
Bogdan Matei, 29.10.2018, 14:30
Si en el plano interno las preferencias políticas de los rumanos a veces cambian dramáticamente de un ciclo electoral a otro, sus opciones en cuanto a la política exterior son más estables. Así, la opinión pública rumana sigue siendo fiel a las alianzas y asociaciones con los principales promotores de los valores democráticos en Europa y en el mundo. Tres tercios de los rumanos consideran que EE. UU. debería seguir siendo el principal socio estratégico del país, según indica un sondeo realizado este mes por el Grupo de Estudios Sociocomportamentales Avangarde, con un margen de error del 3,2%. Después de los estadounidenses, en el ranking de las preferencias figuran otras tres democracias occidentales, socios en la Unión Europea y aliadas en la OTAN. Un 45% opta por Alemania, un 29% por Francia y un 16% por el Reino Unido. Asimismo, más de un tercio de los encuestados, es decir un 37%, desea que Rumanía tenga vínculos más estrechos con EE. UU., un 25% con Alemania y un 11% con Francia. El estudio sociológico también señala que casi un 60% de los rumanos considera que el escudo antimisiles de Deveselu (en el sur del país) es bueno para el país y tan sólo un 20% piensa que es algo malo.
En cuanto a la presencia militar en Rumanía, un 33% de los encuestados ha afirmado que la OTAN debería aumentar el número de soldados, más de la mitad ha dicho que debería permanecer igual que ahora y un 14% considera que el número de soldados aliados debería disminuir. Según el sondeo, aunque un 47% de los encuestados opina que Bucarest debería mejorar las relaciones con Moscú, un 24% considera que Rumanía tendría que distanciarse de Rusia y un 31% califica a este país como el mayor enemigo de los intereses de Rumanía en el mundo. Las explicaciones de esta idiosincrasia duradera son, según aprecian los analistas, tanto históricas como actuales. Por un lado se trata del tesoro rumano trasladado a la Rusia zarista aliada durante la Primera Guerra Mundial y nunca devuelto por los regímenes posteriores, de la anexión en 1940 por la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas, tras un ultimátum, de los territorios rumanos orientales y la instalación en 1945 por las tropas soviéticas de ocupación de la longeva dictadura comunista de Bucarest.
Por otra parte, los rumanos están preocupados en el presente por el apetito territorial de Rusia y su retórica guerrera. El estudio sociológico también revela que un 87% de los encuestados desea que el nuevo embajador estadounidense en Bucarest, que reemplazará a Hans Klemm, siga apoyando la lucha contra la corrupción de los políticos iniciada por la Dirección Nacional Anticorrupción. “Los rumanos se centran en la corrupción de los políticos y la lucha contra la corrupción sigue siendo el principal asunto que figura en la agenda pública de la gente. El apoyo estadounidense es algo bueno en opinión de los rumanos”, según concluye el sociólogo Marius Pieleanu, director del grupo de estudios que ha realizado el sondeo.