Los Premios UNITER
Los mejores actores y espectáculos de teatro de 2013 han sido premiados por la Unión Teatral de Rumanía
Roxana Vasile, 29.04.2014, 16:23
Entre 1911 y 1913, en Targu Mures, se construía el Palacio de la Cultura un edificio impresionante y de los más representativos de la localidad de Transilvania. La fachada está formada por una serie de mosaicos policromados y bajorrelieves en bronce y en piedra, frescos y ventanas acristaladas. El pasado lunes, el Palacio de la Cultura albergó el acontecimiento anual más importante y esperado por el teatro rumano– la Gala de la Unión Teatral de Rumanía (Uniter).
La edición número 22 se celebró por tercera vez fuera de Bucarest. Después de Sibiu, en 2007 capital cultural europea e Iasi, otro polo – del noreste del país- de la cultura rumana, este año le ha tocado a Targu Mures albergar la fiesta de los actores. “Víctor o los niños en el poder”, puesto en escena por Silviu Purcarete en el Teatro Magiar de Estado de Cluj Napoca, fue designado el mejor espectáculo de teatro. El actor Cornel Raileanu recibió el premio al mejor actor principal en la representación de la obra “Qué formidable burdel” de Eugen Ionesco. En la categoría de “mejor actriz protagonista”, el jurado Uniter escogió a Alexandra Fasola, la más joven de todas las actrices nominadas, que interpretó el papel protagonista en la obra “Yentl” del Teatro judío de Estado de Bucarest. Dos novelas cortas de Mijaíl Bulgákov — “La toalla con el gallo” y “La garganta de acero” producidas por Radio Rumanía recibieron el Premio de Teatro radiofónico. El director de teatro Laszlo Bocsardi fue premiado por el espectáculo “Hamlet” puesto en escena en el Teatro “Tamási Áron” de Sfantu-Gheorghe y el Premio Uniter a la Excelencia le fue otorgado al apreciado actor Victor Rebenciuc, largamente aplaudido por las 500 personalidades de todo el país invitadas a la gala UNITER.
Tal como explicaba recientemente en una entrevista el presidente y el anfitrión permanente de la gala Uniter, el actor Ion Caramitru, durante el comunismo, en Rumanía, el teatro era un espacio privilegiado, tal vez el único donde la gente podía asistir a una demostración de libertad del espíritu. Luego, inmediatamente después de la Revolución de 1989, fascinado por el espectáculo político y mediático, el público empezó a abandonar las salas de teatro. En este contexto, se sentía la necesidad de un nuevo entusiasmo que se produjo una vez que volvieron al país grandes artistas que se habían instalado en el extranjero como Andrei Serban, Liviu Ciutei o Lucian Pintilie. En el presente, las salas de teatro están llenas de gente ansiosa por descubrir, a través del teatro, la riqueza cultural universal.