Las relaciones entre Bucarest y Chişinău
Bogdan Matei, 01.02.2016, 19:20
En Chişinău, la clase política y los manifestantes parecen mantener sus posiciones irreconciliables. Más divergentes que nunca, ambas partes incluyen factores geopolíticos filorrusos y prooccidentales. El pasado 20 de enero, la instalación del Gobierno proeuropeo encabezado por Pavel Filip, se produjo debido a los votos de una mayoría heterogénea, que incluye desde liberales, promotores de la reunificación con Rumanía, hasta excomunistas, tradicionalmente afiliados a Moscú, convertidos de la noche a la mañana en socialdemócratas.
En la calle, los manifestantes movilizados por los socialistas y los populistas, sobre los que muchos creen que obedecen a Moscú, se han unido a los simpatizantes de la plataforma Dignidad y Verdad, un conjunto de ONG de orientación prooccidental. Pero las disensiones se refieren a otros asuntos. El gobierno afirma que de su estabilidad dependen no solo la integración europea, sino también la estatalidad de la República de Moldavia. La oposición denuncia la corrupción de una administración durante cuyo mandato el sistema bancario perdió 1000 millones de dólares, lo que representa casi un 15% del PIB.
Durante una de las primeras reuniones de la sesión parlamentaria de primavera, se aprobará la organización de un referéndum sobre la elección directa del presidente del país, por los ciudadanos y no por los diputados. Los analistas califican esta medida de favor hecho a los manifestantes, que a su vez la consideran insuficiente y que siguen pidiendo la dimisión de todos los representantes del poder seguida por elecciones legislativas anticipadas. En este contexto, el primer ministro rumano Dacian Cioloş, ha enviado este sábado una carta a su homólogo moldavo, Pavel Filip, en la que destaca las reformas que Chişinău deberá adoptar para recibir el primer tramo, de 60 millones de euros, del crédito reembolsable por un valor total de 150 millones concedido por Bucarest.
Entre estas medidas figura la aplicación prioritaria de la agenda de asociación con la UE, el inicio de un paquete legislativo destinado a mejorar el entorno empresarial, la elaboración de una hoja de ruta para firmar un acuerdo con el FMI, así como el nombramiento a través de un proceso transparente y creíble de un nuevo gobernador del Banco Nacional. Además ,Cioloş ha solicitado a Filip medidas para identificar y solucionar las vulnerabilidades del sistema bancario, reformar la justicia, luchar contra la corrupción y consultar a la sociedad civil.
La relación entre los primeros ministros parece funcionar. Unos 7 días después de su investidura, Filip ha emprendido su primera visita oficial a Bucarest. «Rumanía siempre ha estado con la República de Moldavia», ha dicho el jefe del Gobierno tecnócrata de Bucarest, que también ha advertido que la ayuda será enviada de forma gradual en función de los esfuerzos de Chişinău que describe como de «responsabilidad y aplicación de las reformas democráticas, económicas e institucionales». Precisamente porque Bucarest se ha visto directamente afectado por la corrupción, la incompetencia y la incoherencia de un socio que hasta ahora ha contado con un firme y claro apoyo rumano a sus aspiraciones europeas.
(traducido por S.Sarbescu )