Las elecciones de la República de Moldavia
Las elecciones parlamentarias han acabado sin turbulencias mayores, pero las incertidumbres persisten en la República de Moldavia (exsoviética, con mayoría de rumanohablantes).
Bogdan Matei, 26.02.2019, 15:30
El partidario más consecuente y enérgico de la soberanía, la integridad territorial y de las aspiraciones europeas del Estado vecino, Rumanía, ha recibido con prudencia el desenlace de las elecciones legislativas del pasado domingo de la República de Moldavia. El Ministerio de Exteriores de Bucarest considera que en general éstas han respetado las previsiones legales y los estándares democráticos. En este momento, según aprecia el Ministerio de Exteriores, es muy importante que las etapas posteriores al escrutinio se desarrollen de manera responsable, que se respeten los principios democráticos necesarios a la estabilidad y al mantenimiento de una perspectiva europea. En opinión de la diplomacia rumana, sólo esto puede ofrecer respuestas duraderas a las expectativas legítimas de prosperidad de los ciudadanos de la República de Moldavia.
En cambio, la oposición de derecha de Bucarest hace una evaluación mucho más severa. El diputado del PNL Matei Dobrovie aprecia que las elecciones no han sido ni libres, ni correctas ni democráticas. Él condena el hecho de que a los electores de la diáspora se les ha prohibido votar con el DNI y acusa que decenas de miles de personas de la región separatista prorrusa de Transnistria que salió del control de Chisináu en 1992, hubieran sido sobornados para presentarse de manera organizada en los colegios electorales de la derecha del río Dniéster. También la oposición proeuropea de Chisináu considera que las elecciones no han sido democráticas.
Más allá de las disputas, existen las cifras. Tal como indicaban los sondeos electorales, los ganadores son los socialistas filorrusos del presidente Igor Dodon. Éstos se han adjudicado 35 de los 101 escaños de diputado. El principal partido en el Gobierno declarado prooccidental, el Partido Demócrata, de centro-izquierda, del polémico oligarca Vladimir Plahotniuc, contará con 30 diputados mientras que el bloque ACUM, un cuartel de la derecha proeuropea, con 26. Siete escaños corresponden al partido populista dirigido por el alcalde rusófilo de la ciudad de Orhei (en el centro del país), Ilan Şor, personaje condenado a siete años y seis meses por un fraude de mil millones de dólares del sistema bancario de la República de Moldavia. Se convierten en diputados también tres candidatos independientes. Desaparecen del Parlamento el antiguo Partido Comunista de la época soviética y las formaciones que asumen explícitamente el ideal de la reunificación con Rumanía tal como hicieron después de la independencia los cristianodemócratas y posteriormente los liberales. El presidente Dodon ha advertido que solicitará elecciones anticipadas si después de este escrutinio finalizado sin un ganador rotundo, los partidos no logran formar una coalición gubernamental. Unánimemente calificado de hombre fuerte de la política de Chisináu, Plahotniuc se ha declarado dispuesto a negociar con cualquiera y prescindir de las diferencias doctrinarias. Los analistas tienden a creer que volverá a tener la habilidad de crear una mayoría, mediante la unión al Partido Demócrata tanto de partidos como de diputados dispuestos en cualquier momento a abandonar la formación de la cual forma parte.