La visita del papa Francisco a Rumanía
“Que la Virgen María haga extensiva su protección materna a todos los ciudadanos de Rumanía que a lo largo de la historia han confiado siempre en su intercesión. A ella los encomiendo a todos y le pido que los guíe en el camino de la fe”, ha escrito el papa Francisco en un mensaje emocionante publicado en Twitter el domingo por la noche durante el vuelo que lo llevó de Rumanía a Roma.
Leyla Cheamil, 03.06.2019, 16:00
“Que la Virgen María haga extensiva su protección materna a todos los ciudadanos de Rumanía que a lo largo de la historia han confiado siempre en su intercesión. A ella los encomiendo a todos y le pido que los guíe en el camino de la fe”, ha escrito el papa Francisco en un mensaje emocionante publicado en Twitter el domingo por la noche durante el vuelo que lo llevó de Rumanía a Roma.
Bajo el lema “¡Caminemos juntos!, él ha efectuado una visita de Estado pastoral y ecuménica de tres días siendo esperado con impaciencia por los rumanos ansiosos de ver al papa Francisco, uno de los sumos pontífices más queridos cuya popularidad se debe a su modestia y austeridad. El primer día del papa Francisco en tierra rumana, en Bucarest, fue marcado por momentos simbólicos e históricos. El santo padre fue recibido por el presidente Klaus Iohannis y tuvo una reunión con la primera ministra Viorica Dancila. Luego visitó el Palacio Patriarcal para reunirse con el patriarca de la Iglesia ortodoxa rumana, Daniel, pronunció un discurso en la Catedral Nacional y rezó el “Padre nuestro” en rumano. El papa Francisco presidió la misa en la Catedral de San José y saludó a decenas de miles de personas ansiosas por verlo.
El sábado, segundo día de su visita a Rumanía, el papa Francisco ofició una misa pontifical en el Santuario mariano de Sumuleu Ciuc, en una zona del este de Transilvania poblada por étnicos húngaros y donde anualmente tiene lugar la mayor peregrinación católica de Europa central y oriental.
El papa Francisco:
“Esta peregrinación anual pertenece a la herencia de Transilvania, pero honra de forma conjunta las tradiciones religiosas rumanas y húngaras. En ella participan también fieles de otras confesiones y es un símbolo de diálogo, unidad y fraternidad.”
Después de Sumuleu Ciuc, Su Santidad ha ido a Iasi, ciudad en la que vive una importante comunidad católica. “Rumanía es el jardín de la Virgen María y en este encuentro he podido darme cuenta por qué. Ella es la Madre que cultiva los sueños de los hijos, que custodia sus esperanzas, que lleva la alegría a la casa”, ha afirmado el sumo pontífice.
El papa Francisco también ha visitado la Catedral de Santa María Reina, ha bendecido a 800 niños, ancianos y enfermos y ha rezado junto con los presentes por los jóvenes y las familias. Aproximadamente 15.000 peregrinos han asistido a las ceremonias. El momento culminante de la visita ha sido la ceremonia de beatificación de los siete obispos grecocatólicos mártires, torturados por el régimen comunista.
El papa Francisco:
“Pensamos de manera particular en los siete obispos grecocatólicos que he tenido la alegría de proclamar beatos. Ante la feroz opresión del régimen, ellos manifestaron una fe y un amor ejemplar hacia su pueblo. Con gran valentía y fortaleza interior, aceptaron ser sometidos a un encarcelamiento severo y a todo tipo de ultrajes, con tal de no negar su pertenencia a su amada Iglesia. Estos pastores, mártires de la fe, han recuperado y dejado al pueblo rumano una preciosa herencia que podemos resumir en dos palabras: libertad y misericordia.”
En Blaj, el papa Francisco también se ha reunido con representantes de la comunidad gitana a la que ha pedido perdón, en nombre de la Iglesia por «la discriminación, segregación y maltrato» que sufrió a lo largo de la historia.
Esta visita histórica ha tenido lugar 20 años después de la emprendida por Juan Pablo II, la primera visita de un sumo pontífice a un país con mayoría ortodoxa. “Y ahora regreso a casa enriquecido, llevando conmigo lugares y momentos, pero sobre todo rostros. Vuestros rostros colorearán mis recuerdos y poblarán mi oración. Os doy las gracias y os llevo conmigo”, concluyó el sumo pontífice después de los tres días pasados en Rumanía.