La presidenta Maia Sandu en Bucarest
Bucarest apoya consecuentemente a la vecina República de Moldavia (exsoviética, mayoritariamente de habla rumana).
Bogdan Matei, 24.02.2023, 12:09
Según la metáfora lanzada antaño por un poeta y que se ha vuelto tan popular que ya casi forma parte del folclore, un ciudadano de la República de Moldavia que viaja a Bucarest recorre el camino «entre su casa y su casa».
Creada en una parte de los territorios orientales rumanos que, en 1940, la Unión Soviética estalinista anexionó tras un ultimátum, la República de Moldavia proclamó su independencia de Moscú el 27 de agosto de 1991, tras el fracaso del golpe de estado neobolchevique contra el último líder soviético, el reformador Mijaíl Gorbachov. Ese mismo día, Rumanía se convertía en el primer país del mundo en reconocer el carácter estatal de su nuevo vecino.
Como a su propia casa llegó a Bucarest, el jueves, la presidenta de la República de Moldavia, la prooccidental Maia Sandu, que tiene nacionalidad rumana. La situación de seguridad fue el asunto principal de la agenda de las conversaciones con su homólogo, Klaus Iohannis.
Según los gobernantes de Chisináu, la república está afrontando todos los elementos de una guerra híbrida, como alarmas falsas de bomba, ataques cibernéticos, protestas ilegalmente financiadas y chantaje energético por parte de Rusia. La propaganda a favor de la guerra, la incitación al odio y la desinformación, partes de la misma guerra híbrida, persiguen debilitar la resiliencia de la ciudadanía –añaden las autoridades–, y la propia presidenta Sandu anunció, este mes, la frustración de un golpe de estado tramado en Moscú, que iba a consistir en que mercenarios de Rusia, Bielorrusia, Serbia y Montenegro desestabilizaran la República de Moldavia. «La información relativa a un complot ruso, encaminado a derrocar el Gobierno de la República de Moldavia, es sumamente preocupante», reaccionó inmediatamente el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, quien admitió que el presunto complot no había sido confirmado por fuentes independientes, pero «no cabe duda de que no se sitúa fuera de los límites de la manera rusa de actuar».
El jefe de Estado rumano también subrayó que las amenazas del exterior contra el orden democrático de la República de Moldavia eran sumamente preocupantes. El presidente Iohannis especificó que Rumanía iba a seguir apoyando el respeto a la soberanía e integridad territorial de la República de Moldavia, dentro de sus fronteras reconocidas a nivel internacional. «Le aseguro que la República de Moldavia no está sola ante estos retos», le dijo el presidente rumano a Maia Sandu. A su vez, esta afirmó que los proyectos conjuntos con Rumanía ayudaban a la República de Moldavia a resistir y a avanzar en la ruta europea. «En este período complicado, Rumanía está a nuestro lado, de manera sincera y desinteresada. Mientras unos nos chantajean, otros nos abrazan», concluyó.
Maia Sandu también anunció que el nuevo Gobierno de Chisináu, que asumió sus funciones hace menos de dos semanas, iba a continuar el diálogo con Rumanía, y su primer ministro, Dorin Recean, va a desplazarse la próxima semana a Bucarest, en el que será su primer viaje al extranjero tras su investidura.
Traducción al español: Gabriela Ristea