La Policía rumana, fracasos en serie
Despidos fuera de la capital y detenciones en Bucarest entre los policías en algunos casos muy graves.
Bogdan Matei, 05.03.2021, 13:58
Desde hace unos días, aquellos a los que parte de la prensa rumana llaman “personas de la ley son protagonistas en el espacio público, justamente por haber violado gravemente la ley. El ministro del Interior, Lucian Bode, ha anunciado que sustituirá a la dirección de la Inspección Distrital de Policía de Oneşti, después de un doble homicidio cometido en esta ciudad del este del país. El alto cargo ha dispuesto también informar a la Fiscalía por negligencia en el desempeño de las funciones: se ha ignorado la gravedad del suceso, no se ha sacado provecho de todos los datos y la autoridad más alta no ha sido informada completa y correctamente.
Este lunes, dos trabajadores que estaban realizando obras de renovación en un piso en Oneşti fueron asesinados por el expropietario, furioso por haber sido desalojado de aquel piso. Después de que fracasaran las negociaciones con las fuerzas de seguridad, los policías dispararon para entrar en el piso en que el agresor, casi septuagenario, había retenido a los dos trabajadores. El asesino recibió disparos en los pies y fue hospitalizado.
El Ministerio del Interior promete presentar un informe completo en el caso en que se sospecha que justamente la falta de profesionalidad de las fuerzas de seguridad conllevó la muerte de los rehenes. También ha aparecido la información de que una de las víctimas habría sido alcanzada por las balas de goma disparadas por los policías, hecho confirmado por el ministro de este sector. Lucian Bode:
“En el cuerpo de una de las víctimas había rastros de munición no letal. Es posible que recibiera disparos cuando intervinieron las fuerzas de seguridad. Se está desarrollando una investigación, se dispararon dos cartuchos, cada cartucho tiene 15 balas de goma. Tras la investigación resultará exactamente la posición de fuego, dónde estaba el asesino y dónde estaba la víctima.
Mientras tanto, el Tribunal de Bucarest dispuso detener preventivamente a tres agentes de una comisaría de Policía de la capital y someter a control judicial, por 60 días, a otros tres. Los policías están acusados de pegar, torturar y abandonar en un terreno baldío en septiembre de 2020, a dos jóvenes que les habían dicho que no llevaban mascarilla de protección y que les estaban multando sin razón. Este suceso es sólo uno de una larga serie de abusos cometidos después de haberse declarado el estado de alarma hace un año, a causa de la pandemia de COVID-19, seguida a partir de mayo por el estado de alerta. Dale a un tonto un martillo y acabará viendo un clavo en todas partes, han citado los analistas un antiguo dicho, al referirse al aumento de las prerrogativas policiales en todo este tiempo. Ellos consideran que, sobre todo respecto a las policías locales, en las que hay individuos de calidad dudosa, la reforma realizada hace más de 15 años fue un fracaso evidente y algunos alcaldes elegidos el año pasado prometen desmantelar estas estructuras costosas e ineficientes. Los exguardias de seguridad, que solamente patrullaban por los mercados y los parques, se convirtieron entonces en policías comunitarios, recibieron coches, armas, cartuchos y el derecho a multar y a detener personas. Pero no también el derecho a torturar. Para muchas personas de este tipo, la diferencia es imperceptible.
Versión española: Monica Tarău